septiembre 12, 2013

15 son demasiados años para cinco inocentes tras las rejas.



15 son demasiados años para cinco inocentes tras las rejas.

Por: Héctor Arturo (Periodista cubano).

Este 12 de septiembre se cumplirán 15 años del  encarcelamiento injusto de cinco jóvenes cubanos en Estados Unidos, y cuyo delito probado y confeso fue haber penetrado las filas de la mafia terrorista anticubana radicada en Miami, para evitar con sus informes nuevos crímenes contra el pueblo cubano, el estadounidense y de otras naciones del Planeta.

La historia de este bochornoso episodio es digna de un filme policíaco: estos valientes, de forma absolutamente altruista y desinteresada, lograron infiltrarse en los grupos más recalcitrantes, extremistas y criminales de origen cubano, que se mueven en Miami con absoluta libertad e impunidad, amparados, entrenados, financiados, dirigidos, alimentados y hospedados por todos los gobiernos yanquis que han ocupado la Casa Blanca desde el Primero de Enero de 1959, fecha del triunfo de la Revolución Cubana.

A riesgo de sus propias vidas, enviaron a Cuba informaciones que propiciaron la detección a tiempo de actividades terroristas, como las que ya habían realizado durante largos años, y que han ocasionado la muerte de más de tres mil cubanos y heridas y graves secuelas a otros tantos, además de los cuantiosos daños materiales.

Bombas, incendios, atentados, asesinatos de jóvenes alfabetizadores, de campesinos y obreros, de humildes pescadores, introducción de armamentos y explosivos en Cuba y de epidemias como las del dengue hemorrágico que causó la muerte de 151 personas, de ellas 101 niños menores de cinco años de edad, figuran en la macabra lista de horror fraguada por estos asesinos en serie, con base en Miami.

Asimismo, estos mafiosos que han dejado enanos a Al Capone, Meyer Lanski, Santos Traficanti y otros hampones, diseminaron en suelo cubano la epidemia de la fiebre porcina africana y plagas contra cultivos como la papa, la caña de azúcar, el tabaco y el café, entre otros.

René González, Fernando González, Ramón Labañino, Gerardo Hernández y Antonio Guerrero expusieron sus valiosas y valientes vidas dentro de estos delincuentes comunes, e informaron a las autoridades cubanas de los movimientos y planes terroristas que se fraguaban en Estados Unidos contra Cuba y otras naciones que mantienen relaciones con la Mayor Isla del Caribe.

Todas estas informaciones, en gesto de buena voluntad, fueron puestas por Cuba a disposición de las máximas autoridades de Estados Unidos, mediante una delegación del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que viajó a territorio cubano con tales fines, casi al final del segundo mandato de William Clinton.

Asombrados ante tal cúmulo de abrumadoras denuncias, el Gobierno de Estados Unidos decidió actuar, y para ello cometió el lamentable error de poner la investigación de los hechos y nombres en manos del Jefe de la Oficina del FBI en La Florida, el puertorriqueño Héctor Pesquera, incondicional aliado y cómplice corrupto de los mafiosos anticubanos de Miami.

En aquellos momentos, los secuaces de Osama Bin  Laden se entrenaban como pilotos de aeronaves de gran porte con las cuales cometieron el horrible atentado contra las Torres Gemelas.

Ante las narices de los oficiales del FBI, incluso con informes contra estos elementos de Al Qaeda suscritos por agentes especializados, los terroristas árabes jamás fueron molestados , sencillamente porque Pesquera y sus tropas andaban como perros sabuesos detrás de los que habían suministrado las informaciones de la mafia anticubana, que eran, y son aún, “los terroristas buenos de Estados Unidos”.

Cerrado el cerco, en la noche del 12 de septiembre de 1998, René, Ramón, Fernando, Gerardo y Antonio fueron arrestados, esposados, empujados y conducidos a las mazmorras de la Jefatura del FBI en Miami, y hasta hoy se mantienen en prisión.

Desde la fecha de su detención, y hasta casi el momento del inicio de la farsa judicial en la cual fueron injustamente condenados, los mantuvieron 17 meses en “solitario”, el tristemente célebre hueco de las prisiones yanquis, incomunicados del mundo, incluso de sus propios abogados defensores.

A estos letrados se les impidió el acceso al sumario, a las acusaciones y a otras pruebas presentadas por la Fiscalía.

Los terroristas miamenses se dieron a la tarea de filmar y fotografiar todos los movimientos, placas de autos, números de residencias y telefónicos de los 12 miembros del jurado, que amenazados y atemorizados, declararon culpables a estos cinco jóvenes cubanos, de delitos que jamás pudieron ser probados, sencillamente porque eran absolutamente falsos.

Acusados de espionaje y de conspiración para cometer espionaje y asesinato, la defensa fue destruyendo uno por uno todos los alegatos del Gobierno, que dicho sea de paso, pagó cientos de miles de dólares a periodistas cubanos radicados en Miami, para que escribieran contra los acusados y crearan en Miami lo que el letrado Leonard Weinglass calificó como “una tormenta perfecta”.

Declararon ante el Jurado almirantes y generales, ex ayudantes presidenciales, altos ex funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el de Defensa, y todos negaron que estos cinco jóvenes cubanos hubieran realizado actos de espionaje contra Estados Unidos.

La jueza Joan Lenard le negó a la defensa la solicitud de trasladar este juicio hacia otra sede fuera de Miami. Donde la mafia anticubana controla todo un ambiente de odio y de terror.

Para colmo de la desvergüenza de la justicia estadounidense prohibió rotundamente que la fiscalía retirara uno de los cargos más importantes, el de conspiración para cometer, orquestado contra Gerardo Hernández. Los fiscales, simplemente argumentaron que no tenían pruebas para sustentar tal acusación. Pero la señora Lenard dijo que no, que había que mantener ese cargo, el cual, al final, le sirvió para imponer a este acusado una sanción típica de la Edad Media: dos cadenas perpetuas, más 15 años de prisión.

Los cinco fueron condenados a largas penas de cárcel, que incluían otras cadenas perpetuas.

La cláusula final de cada sentencia es harto elocuente de la protección que brindan las autoridades yanquis a los terroristas de origen cubano radicados en Miami. Señala el documento que una vez en libertad, a los sancionados les está totalmente prohibido frecuentar o acercarse a lugares donde se reúnan grupos que eufemísticamente esta señora califica de “violentos”.

Es decir: ustedes, sancionados por mí debido a que molestaron a mis terroristas buenos, no podrán acercarse jamás a estos, o los vuelvo a poner tras las rejas.

Dos de los cinco, René y Antonio, son ciudadanos estadounidenses. Ambos, tras ser liberados, tendrían que permanecer en “libertad vigilada” en Estados Unidos durante tres y cinco años, respectivamente, algo que es totalmente incongruente, pues lo correcto hubiera sido determinar su inmediata expulsión del país.

Tras cumplir minuto a minuto su sanción de 15 años de privación de libertad, René González se vio obligado a permanecer por dos años en Estados Unidos, hasta que se le aceptó regresar a Cuba a cambio de renunciar a su ciudadanía norteamericana.

Pero hay otras sanciones que no se plasman en los legajos del tribunal: las impuestas a los familiares, a los que continuamente se les niegan los permisos para visitar a sus seres queridos en las cárceles donde se encuentran recluidos, separadas por miles de kilómetros entre una y otras.

Adriana Pérez, la esposa de Gerardo Hernández, jamás ha podido visitar a su amado, porque las autoridades yanquis la consideran un “peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos”, al igual que hicieron a los pequeñines del grupo de teatro infantil La Colmenita y antes al anciano trovador Ibrahim Ferrer, a quien le impidieron presentarse a recoger su merecido premio Grammy.

En el año 2005, el Comité de Naciones Unidas para Detenciones Arbitrarias, exigió al Gobierno de Estados Unidos la celebración de un nuevo y justo juicio, toda vez que el acto judicial en el cual fueron condenados fue una ensarta de violaciones de las propias leyes estadounidenses.

Después, once Premios Nobel suscribieron solicitudes dirigidas a las autoridades judiciales estadounidenses, clamando por un juicio justo y la libertad inmediata de los Cinco, pero dichos documentos fueron  convertidos por los jueces en papel sanitario.

Toda una burla a la Justicia, a las propias leyes de Estados Unidos, a prestigiosos intelectuales y científicos, y a la Humanidad toda. En su proverbial histeria anticubana, Washington es ciego, sordo y mudo ante reclamos universales.

¿Qué haremos entonces los que tenemos dignidad, decoro y vergüenza en este convulso mundo que los yanquis se antojan que es suyo?

¿Nos cruzarnos de brazos?

¿Esperamos sentados y en calma a que estos jóvenes se conviertan en ancianos tras las rejas?

¿Aguardaremos en silencio a que Gerardo muera y resucite dos veces y que después tenga que cumplir otros 15 años, como estos transcurridos desde su detención hasta hoy para que vuelva a ver la luz del sol?

Al menos yo no estoy dispuesto a tanta cobardía, pues me sentiría cómplice de una aberración de la justicia: poner en prisión a cinco inocentes, y permitir que se paseen libre e impunemente por las calles y bares yanquis verdaderos terroristas confesos como Luis Posada Carriles, autor del estallido en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación, sobre las aguas de Barbados, abominable sabotaje que causó la muerte de sus 73 ocupantes, entre ellos jóvenes deportistas cubanos que regresaban a la Patria tras conquistar todas las medallas de oro en un campeonato panamericano de esgrima.

Acciones como esta fueron impedidas por los Cinco Héroes Cubanos, pues entre los macabros planes de los terroristas miamenses estaba, en primer orden, hacer estallar otras aeronaves cubanas o de otras naciones que realizaran vuelos a Cuba.

El presidente Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, tan ocupado en guerras de exterminio para apropiarse de las riquezas energéticas y geoestratégicas del Medio Oriente, puede con una simple firma poner en libertad a Gerardo, Ramón, Fernando y Antonio.

Pero Obama es cobarde y teme ser asesinado como ya lo fue John F. Kennedy, por estos mafiosos mal paridos en Cuba, que “casualmente” estaban en Dallas en los instantes del magnicidio de noviembre de 1963.

Obama sabe que esta banda de criminales a sueldo de la CIA y asesinos en serie confesos sí matan a cualquiera, como ya hicieron con el ex canciller chileno Orlando Letellier y su secretaria, la joven estadounidense Ronnie Moffit, a escasos 200 metros del Capitolio de Washington, en pleno mediodía.

Estos bandidos son los mismos que dirigieron y asesoraron la inolvidable Operación Cóndor en países de Suramérica, mediante la cual decenas de miles de hermanos fueron horriblemente asesinados y todavía hoy, de vez en vez, se encuentran algunos huesos de desaparecidos.

Son los mismos que llevaron la muerte y el dolor de su guerra sucia contra Nicaragua, cuando negociaron armar a las bandas contras con los dólares que obtenían a través del narcotráfico, todo dirigido y autorizado por la Casa Blanca y la CIA.

No es hora, pues, de rogar ni implorar, sino de reclamar y exigir:

“Mr. Obama, recuerde que usted lleva puestos pantalones; aprenda a usarlos si no sabe, y acabe de una vez por todas de poner en libertad a los Cinco Héroes Antiterroristas cubanos.

“Ni siquiera le voy a solicitar que encarcele y juzgue a Posada Carriles y a sus secuaces terroristas; déjelos libres y cuídense, y recuerde aquello de cría cuervos y te sacarán los ojos… Ojalá no lo dejen a Ud. tuerto o ciego.

“Haga lo que tiene que hacer, porque las leyes de su país se lo permiten, y al menos por un segundo de su controvertida y pendeja existencia sea casi digno del Premio Nobel de la Paz, que le deben haber conferido los ilustres caballeros encargados de tales honores en medio de una orgía de vinos y de whisky.

“Recuerde, aunque Ud. ahora esté en la Casa Blanca, que su origen está en las praderas africanas, o en las calles de Harlem y del Bronx, y tenga co…raje para liberar a los Cinco. ¡Pero no mañana, sino hoy mismo! ¡Ya!”.

Y para finalizar, como dudo mucho que Mr. Obama haga lo que tiene y debe hacer, me despido con una décima inspirada en los Cinco Héroes Antiterroristas Cubanos y los tres presidentes yanquis involucrados en su detención, farsa judicial, condenas y ensañamiento:

Clinton los puso en prisiones
y Bush, loco de remate
cometió otro disparate
al arreciar sus sanciones.
Concederles sus perdones
lo puede el Nobel Mulato,
pero yo pienso hace rato
que Bill Clinton, Bush y Obama,
duermen en la misma cama
y comen del mismo plato…

septiembre 09, 2013

Aleida Guevara en Bariloche


Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 53



Mensajes de Fidel


“No luchamos por gloria ni honores; luchamos por ideas que consideramos justas”

Texto de la intervención del líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, durante la Sesión de Constitución de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 25 de febrero de 2013, donde agradece al pueblo por elegirlo como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. Hace un recuento histórico de la Revolución cubana desde el triunfo hasta las abnegadas misiones internacionalistas, que con la victoria de Cuito Cuanavale se logra la eliminación del odioso sistema racista en Sudáfrica. Menciona la crisis de octubre cuando la nación estuvo a punto de convertirse en un campo de batalla nuclear, el desembarco de una expedición mercenaria entrenada, armada y escoltada por la Marina de Estados Unidos en Bahía de Cochinos. La tarea emprendida después del golpe de estado del 10 de marzo de 1952, fue una lucha de clases que generó la escuela política más eficiente que ha tenido el país, y donde todos hemos sido alumnos de esa escuela. La humanidad ha entrado en una etapa única de su historia. Los últimos decenios no guardan relación alguna con los miles de siglos que la precedieron. En los últimos doscientos años la población mundial se multiplicó por siete, alcanzando ahora la cifra de más de siete mil millones de habitantes, donde la ciencia y la tecnología están muy lejos de alcanzar a cubrir los nuevos ritmos de las necesidades vitales para toda la población.


“Carta del compañero Fidel a los Jefes y Vicejefes de las delegaciones que visitan nuestro país con motivo del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes”

En este segundo texto referido al sesenta aniversario del asalto al regimiento del Moncada en Santiago de Cuba y al cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, Fidel reflexiona acerca de las acciones llevadas a cabo, que si bien no fue un acto improvisado, hubiera sido mucho más realista y más seguro iniciar aquella lucha por las montañas de la Sierra Maestra, donde pocos años después con menos de 300 combatientes, en 70 días de incesante lucha se derrotó la ofensiva de más de 10 mil hombres de las fuerzas élites batistianas, mencionando que los pueblos siempre  encontrarán las formas más adecuadas de lucha. Recuerda especialmente Fidel, el gesto del teniente Pedro Sarría cuando después de la acción del Moncada salva su vida bajo la consigna de que “las ideas no se matan”. Finalmente concluye la carta repitiendo lo que él ya denunciara en la Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente, de Río de Janeiro en el año 1992, que una especie estaba en peligro de extinción: el hombre, ya que hoy no solo las armas nucleares sino también el Cambio Climático es el peligro más inminente que en menos de un siglo puede hacer imposible la supervivencia de la especie humana.

En el transcurso del posterior debate, al analizar los textos se destacó la importancia de nuestros Talleres de Lectura ya que nos permiten comprender hechos históricos y analizar la problemática de la política actual, permitiendo la formación de conciencias para emprender acciones concretas. Se destaca el valor que tuvieron los jóvenes que organizados como “La juventud del centenario” tomaron la decisión de atacar el Moncada. Se valoró la autocrítica de Fidel al admitir que con la experiencia alcanzada, hubiera sido más realista y más seguro haber iniciado aquella lucha por las montañas de la Sierra Maestra. Al analizar las conductas actuales del gobierno de los Estados Unidos frente a las amenazas de una inminente invasión militar a Siria, surgió la pregunta: ¿cómo pueden ser así? ¿qué pasa con sus conciencias?. Se valoró el ejemplo del pueblo de Colombia que hoy ya está en su veinte día de paro nacional, luchando en unidad contra las políticas neoliberales de su gobierno, manifestando que el problema radica en los tratados firmados, los Tratados de Libre Comercio (TLC), y la injerencia de la multinacional MONSANTO en el control de sus cultivos. Esto demuestra que los colombianos han adquirido un importante nivel de cultura política. Se destacó también la cada vez mayor vigencia que tiene la denuncia que efectuara Fidel en el año 1992 en La Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, cuando dijo: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.

Finalmente se convino en abordar para el próximo Taller de Lectura, que como será en el mes de octubre y en el marco del 46 aniversario de la caída en combate del Che en Bolivia, el texto de Ernesto Che Guevara: “Notas para el estudio de la ideología de la Revolución cubana”, publicado en octubre de 1960 en la Revista Verde Olivo de Cuba.


Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 7 de septiembre de 2013