Taller
de Lectura N° 85, síntesis y conclusiones
- Mayo de 2016
Editorial del
diario Granma: La visita a Cuba del Presidente Barack Obama
GRANMA 09 MARCH 2016
SOBERANÍA Y LA LEGALIDAD INTERNACIONAL
Tomado de Red En Defensa De La Humanidad Cuba
Cuba ratifica su voluntad de avanzar en las relaciones
con los Estados Unidos, sobre la base de la observancia de los principios y
propósitos de la Carta
de las Naciones Unidas y de los principios de la Proclama de América
Latina y el Caribe como Zona de Paz
El presidente de
los Estados Unidos de América, Barack Obama, realizará una visita oficial a
Cuba entre el 20 y el 22 de marzo próximos.
Será la segunda
ocasión que un mandatario estadounidense llega a nuestro archipiélago. Antes
solo lo hizo Calvin Coolidge, quien desembarcó en La Habana en enero de 1928.
Arribó a bordo de un buque de guerra para asistir a la VI Conferencia
Panamericana, que se efectuaba por aquellos días bajo los auspicios de un
personaje local de infausta memoria, Gerardo Machado. Esta será la primera vez que un Presidente de los Estados Unidos viene
a una Cuba dueña de su soberanía y con una Revolución en el poder, encabezada
por su liderazgo histórico.
Este hecho se
inserta en el proceso iniciado el 17 de diciembre de 2014, cuando el presidente
de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, General de Ejército Raúl Castro
Ruz y el presidente Barack Obama, anunciaron simultáneamente la decisión de
restablecer las relaciones diplomáticas, rotas por los Estados Unidos casi 54
años antes. Forma parte del complejo proceso hacia la normalización de los
vínculos bilaterales, que apenas se inicia y que ha avanzado sobre el único terreno posible y justo: el respeto,
la igualdad, la reciprocidad y el reconocimiento de la legitimidad de nuestro
gobierno.
Se ha llegado a este momento como resultado de la heroica
resistencia del pueblo cubano y su lealtad a los principios, la defensa de la
independencia y la soberanía nacionales, en primerísimo lugar. Tales valores, no negociados en más de 50 años, condujeron al actual
gobierno de los Estados Unidos a admitir los daños severos que el bloqueo ha
causado a nuestra población y al reconocimiento del fracaso de la política de
abierta hostilidad hacia la
Revolución. Ni la fuerza, ni la coerción económica, ni el
aislamiento lograron imponer a Cuba una condición contraria a sus aspiraciones
forjadas en casi siglo y medio de heroicas luchas.
El actual proceso
con los Estados Unidos ha sido posible también gracias a la inquebrantable
solidaridad internacional, en particular, de los gobiernos y pueblos
latinoamericanos y caribeños, que colocaron a los Estados Unidos en una
situación de aislamiento insostenible. “Como la plata en las raíces de Los
Andes” —tal como expresara nuestro Héroe Nacional José Martí en su ensayo “Nuestra
América”—, América Latina y el Caribe, fuertemente unidos, reclamaron el cambio
de la política hacia Cuba. Esta demanda regional se patentizó de manera inequívoca
en las Cumbres de las Américas de Puerto España, Trinidad y Tobago, en 2009, y
de Cartagena, Colombia, en 2012, cuando todos los países de la región exigieron
unánime y categóricamente el levantamiento del bloqueo y la participación de
nuestro país en la VII
cita hemisférica de Panamá, en 2015,
a la que por primera vez asistió una delegación cubana,
encabezada por Raúl.
Desde los anuncios
de diciembre de 2014, Cuba y los Estados Unidos han dado pasos hacia la mejoría
del contexto bilateral.
El 20 de julio de
2015, quedaron oficialmente restablecidas las relaciones diplomáticas, con el
compromiso de desarrollarlas sobre la base del respeto, la cooperación y la
observancia de los principios del Derecho Internacional.
Han tenido lugar
dos encuentros entre los Presidentes de ambos países, además de intercambios de
visitas de ministros y otros contactos de funcionarios de alto nivel. La
cooperación en disímiles áreas de beneficio mutuo avanza y se abren espacios de
discusión, que permiten un diálogo sobre temas de interés bilateral y
multilateral, incluyendo aquellos en los que tenemos diferentes concepciones.
El mandatario estadounidense será bienvenido por el
Gobierno de Cuba y su pueblo con la hospitalidad que los distingue y será
tratado con toda consideración y respeto, como Jefe de Estado.
Esta será una
oportunidad para que el Presidente de los Estados Unidos aprecie directamente
una nación enfrascada en su desarrollo económico y social, y en el mejoramiento
del bienestar de sus ciudadanos. Este pueblo disfruta derechos y puede exhibir
logros que constituyen una quimera para muchos países del mundo, a pesar de las
limitaciones que se derivan de su condición de país bloqueado y
subdesarrollado, lo cual le ha merecido el reconocimiento y el respeto
internacionales.
Personalidades de
talla mundial como el Papa Francisco y el Patriarca Kirill describieron a esta
isla, en su declaración conjunta emitida en La Habana en febrero, como “un
símbolo de esperanza del Nuevo Mundo”. El presidente francés, François Hollande
afirmó recientemente que “Cuba es respetada y escuchada en toda América Latina”
y elogió su capacidad de resistencia ante las más difíciles pruebas. El líder
sudafricano Nelson Mandela tuvo siempre para Cuba palabras de profundo
agradecimiento: “Nosotros en África —dijo en Matanzas, el 26 de julio de 1991—
estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro
territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe
otro caso de un pueblo (como el cubano) que se haya alzado en defensa de uno de
nosotros”.
Obama se encontrará
con un país que contribuye activamente a la paz y la estabilidad regional y
mundial, y que comparte con otros
pueblos no lo que le sobra, sino los modestos recursos con que cuenta,
haciendo de la solidaridad un elemento esencial de su razón de ser y del
bienestar de la humanidad, como nos legara Martí, uno de los objetivos
fundamentales de su política internacional.
También tendrá la
ocasión de conocer a un pueblo noble, amistoso y digno, con un alto sentido del
patriotismo y la unidad nacional, que siempre ha luchado por un futuro mejor a
pesar de las adversidades que ha tenido que enfrentar. El presidente de los Estados Unidos será recibido por un pueblo
revolucionario, con una profunda cultura política, que es resultado de una
larga tradición de lucha por su verdadera y definitiva independencia, primero
contra el colonialismo español y después contra la dominación imperialista de
los Estados Unidos; una lucha en la que sus mejores hijos han derramado su
sangre y han asumido todos los riesgos. Un pueblo que nunca claudicará en la
defensa de sus principios y de la vasta obra de su Revolución, que sigue sin
vacilación el ejemplo de Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Antonio Maceo,
Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Antonio Guiteras y Ernesto Che
Guevara, entre muchos otros.
Este también es un
pueblo al que lo unen lazos históricos, culturales y afectivos con el
estadounidense, cuya figura paradigmática, el escritor Ernest Hemingway,
recibió el Nobel de Literatura por una novela ambientada en Cuba. Un pueblo que
muestra gratitud hacia aquellos hijos de los Estados Unidos que, como Thomas Jordan[1],
Henry Reeve[2], Winchester Osgood[3] y Frederick Funston[4], combatieron junto
al Ejército Libertador en nuestras guerras por la independencia de España; y a
los que en época más reciente se opusieron a las agresiones contra Cuba,
desafiaron el bloqueo, como el Reverendo Lucius Walker, para traer su ayuda
solidaria a nuestro pueblo, y apoyaron el regreso a la Patria del niño Elián
González y de nuestros Cinco Héroes. De Martí aprendimos a admirar a la patria
de Lincoln y a repudiar a Cutting[5].
Vale recordar las
palabras del Líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz, el 11 de septiembre de 2001, cuando afirmó:
“Hoy es un día de tragedia para Estados Unidos. Ustedes
saben bien que aquí jamás se ha sembrado odio contra el pueblo norteamericano.
Quizás, precisamente por su cultura y por su falta de complejos, al sentirse
plenamente libre, con patria y sin amo, Cuba sea el país donde se trate con más
respeto a los ciudadanos norteamericanos. Nunca hemos predicado ningún género
de odios nacionales, ni cosas parecidas al fanatismo, por eso somos tan
fuertes, porque basamos nuestra conducta en principios y en ideas, y tratamos
con gran respeto —y ellos se percatan de eso— a cada ciudadano norteamericano
que visita a nuestro país”.
Este es el pueblo
que recibirá al presidente Barack Obama, orgulloso de su historia, sus raíces,
su cultura nacional y confiado en que un futuro mejor es posible. Una nación
que asume con serenidad y determinación la etapa actual en las relaciones con
los Estados Unidos, que reconoce las oportunidades y también los problemas no
resueltos entre ambos países.
La visita del
Presidente de los Estados Unidos será un paso importante en el proceso hacia la
normalización de las relaciones bilaterales. Hay que recordar que Obama, como
lo hizo antes James Carter, se ha propuesto, desde el ejercicio de sus
facultades presidenciales, trabajar para normalizar los vínculos con Cuba y, en
consecuencia, ha realizado acciones concretas en esta dirección.
Sin embargo, para
llegar a la normalización queda un largo y complejo camino por recorrer, que
requerirá de la solución de asuntos claves que se han acumulado por más de
cinco décadas y que profundizaron el carácter confrontacional de los vínculos
entre los dos países. Tales problemas no se resolverán de la noche a la mañana,
ni con una visita presidencial.
Para normalizar las relaciones con los Estados Unidos
será determinante que se levante el bloqueo económico, comercial y financiero,
que provoca privaciones al pueblo cubano y es el principal obstáculo para el
desarrollo de la economía de nuestro país.
Debe reconocerse la
posición reiterada del presidente Barack Obama de que el bloqueo tiene que ser
eliminado y sus llamados al Congreso para que lo levante. Este es también un
reclamo mayoritario y creciente de la opinión pública estadounidense, y casi
unánime de la comunidad internacional, que en 24 ocasiones consecutivas ha
aprobado en la
Asamblea General de las Naciones Unidas la resolución cubana
“Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto
por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
El mandatario
estadounidense ha adoptado medidas para modificar la aplicación de algunos
aspectos del bloqueo, que son positivas. Altos funcionarios de su gobierno han
dicho que están en estudio otras. Sin embargo, no ha sido posible implementar una
buena parte de las medidas, por su alcance limitado, por la persistencia de
otras regulaciones y por los efectos intimidatorios del bloqueo en su conjunto,
que ha sido aplicado duramente por más de cincuenta años.
Resulta paradójico
que, por una parte, el gobierno tome medidas y que, por otra, arrecie las
sanciones contra Cuba, que afectan la vida cotidiana de nuestro pueblo.
La realidad sigue
mostrando que el bloqueo se mantiene y se aplica con rigor y con un marcado alcance
extraterritorial, lo cual tiene efectos disuasivos para las empresas y los
bancos de los Estados Unidos y de otros países. Ejemplo de ello son las multas
multimillonarias que se continúan imponiendo a compañías y entidades bancarias
estadounidenses y de otras nacionalidades por relacionarse con Cuba; la
denegación de servicios y el cierre de operaciones financieras de bancos
internacionales con nuestro país; y la congelación de transferencias legítimas
de fondos hacia y desde Cuba, incluso en monedas distintas al dólar
estadounidense.
El pueblo de Cuba
espera que la visita del mandatario estadounidense consolide su voluntad de involucrarse
activamente en un debate a fondo con el Congreso para el levantamiento del
bloqueo y que entretanto, continúe haciendo uso de sus prerrogativas ejecutivas
para modificar tanto como sea posible su aplicación, sin necesidad de una
acción legislativa.
Otros asuntos que
son lesivos a la soberanía cubana también tendrán que ser resueltos para poder alcanzar
relaciones normales entre los dos países. El
territorio ocupado por la
Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo, en contra de
la voluntad de nuestro gobierno y pueblo, tiene que ser devuelto a Cuba, cumpliendo
el deseo unánime de los cubanos desde hace más de cien años. Deben ser
eliminados los programas injerencistas dirigidos a provocar situaciones de
desestabilización y cambios en el orden político, económico y social de nuestro
país. La política de “cambio de régimen” tiene que ser definitivamente
sepultada.
Asimismo, debe abandonarse la pretensión de fabricar una
oposición política interna, sufragada con dinero de los contribuyentes
estadounidenses. Tendrá
que ponérsele término a las agresiones radiales y televisivas contra Cuba en
franca violación del Derecho Internacional y al uso ilegítimo de las
telecomunicaciones con objetivos políticos, reconociendo que el fin no es
ejercer una determinada influencia sobre la sociedad cubana, sino poner las
tecnologías en función del desarrollo y el conocimiento.
El trato migratorio preferencial que reciben nuestros
ciudadanos, en virtud de la Ley
de Ajuste Cubano y de la política de pies secos-pies mojados, causa pérdidas de
vidas humanas y alienta la emigración ilegal y el tráfico de personas, además
de generar problemas a terceros países. Esta situación debe ser modificada,
como habría que cancelar el programa de “parole” para profesionales médicos
cubanos, que priva al país de recursos humanos vitales para atender la salud de
nuestro pueblo y afecta a los beneficiarios de la cooperación de Cuba con
naciones que la necesitan. Asimismo, debe cambiarse la política que pone como
condición a los atletas cubanos romper con su país para poder jugar en las
Ligas de los Estados Unidos.
Estas políticas del
pasado son incongruentes con la nueva etapa que el gobierno de los Estados
Unidos ha iniciado con nuestro país. Todas son anteriores al presidente Obama,
pero él podría modificar algunas de ellas por decisión ejecutiva y otras
eliminarlas totalmente.
Cuba se ha involucrado en la construcción de una nueva
relación con los Estados Unidos en pleno ejercicio de su soberanía y
comprometida con sus ideales de justicia social y solidaridad. Nadie puede pretender que para
ello, tengamos que renunciar a uno solo de sus principios, ceder un ápice en su
defensa, ni abandonar lo proclamado en la Constitución: “Las
relaciones económicas, diplomáticas con cualquier otro Estado no podrán jamás
ser negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera”.
No se puede
albergar tampoco la menor duda respecto al apego irrestricto de Cuba a sus
ideales revolucionarios y antimperialistas, y a su política exterior comprometida
con las causas justas del mundo, la defensa de la autodeterminación de los
pueblos y el tradicional apoyo a nuestros países hermanos.
Como expresó la
última Declaración del Gobierno Revolucionario, es y será inamovible nuestra
solidaridad con la
República Bolivariana de Venezuela, el gobierno encabezado
por el presidente Nicolás Maduro y el pueblo bolivariano y chavista, que lucha
por seguir su propio camino y enfrenta sistemáticos intentos de
desestabilización y sanciones unilaterales establecidas por la Orden Ejecutiva
infundada e injusta de marzo de 2015 que fue condenada por América Latina y el
Caribe. La notificación emitida el pasado 3 de marzo prorrogando la llamada
“Emergencia Nacional” y las sanciones, es una intromisión directa e inaceptable
en los asuntos internos de Venezuela y en su soberanía. Aquella Orden debe ser
abolida y esto será un reclamo permanente y firme de Cuba.
Como señalara el
General de Ejército Raúl Castro, “no
renunciaremos a nuestros ideales de independencia y justicia social, ni
claudicaremos en uno solo de nuestros principios, ni cederemos un milímetro en
la defensa de la soberanía nacional. No nos dejaremos presionar en nuestros
asuntos internos. Nos hemos ganado este derecho soberano con grandes
sacrificios y al precio de los mayores riesgos”.
Llegamos hasta
aquí, reiteramos una vez más, por la defensa de nuestras convicciones y porque
nos asiste la razón y la justicia.
Cuba ratifica su
voluntad de avanzar en las relaciones con los Estados Unidos, sobre la base de
la observancia de los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas
y de los principios de la
Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz,
firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la región, que incluyen el
respeto absoluto a su independencia y soberanía, el derecho inalienable de todo
Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural sin
injerencias de ninguna forma; la igualdad y la reciprocidad.
Cuba reitera a su
vez, plena disposición a mantener un diálogo respetuoso con el Gobierno de los
Estados Unidos y a desarrollar relaciones de convivencia civilizada. Convivir no significa tener que renunciar a
las ideas en las cuales creemos y que nos han traído hasta aquí, a nuestro
socialismo, a nuestra historia, a nuestra cultura.
Las profundas
diferencias de concepciones entre Cuba y los Estados Unidos sobre los modelos
políticos, la democracia, el ejercicio de los derechos humanos, la justicia
social, las relaciones internacionales, la paz y la estabilidad mundial, entre
otros, persistirán.
Cuba defiende la
indivisibilidad, interdependencia y universalidad de los derechos humanos
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Estamos convencidos que
es obligación de los gobiernos defender y garantizar el derecho a la salud, la
educación, la seguridad social, el salario igual por trabajo igual, el derecho
de los niños, así como el derecho a la alimentación y al desarrollo. Rechazamos
la manipulación política y el doble rasero sobre los derechos humanos, que
deben cesar. Cuba, que se ha adherido a 44 instrumentos internacionales en esta
materia, mientras que los Estados Unidos solo han suscrito 18, tiene mucho que
opinar, que defender y que mostrar.
De lo que se trata
en nuestros vínculos con los Estados Unidos, es que ambos países respeten sus
diferencias y creen una relación basada en el beneficio de ambos pueblos.
Independientemente
de los avances que se puedan alcanzar en los vínculos con los Estados Unidos,
el pueblo cubano seguirá adelante. Con nuestros propios esfuerzos y probada
capacidad y creatividad, continuaremos trabajando por el desarrollo del país y
el bienestar de los cubanos. No cejaremos en la demanda por el levantamiento
del bloqueo que tanto daño nos ha hecho y hace. Persistiremos en llevar adelante el proceso de actualización del modelo
económico y social que hemos elegido, y de construcción de un socialismo
próspero y sostenible para consolidar los logros de la Revolución.
Un camino soberanamente escogido y que seguramente será
ratificado en el VII Congreso del Partido Comunista, con Fidel y Raúl en la
victoria.
Esta es la
Cuba que dará respetuosa bienvenida al presidente Obama.
La visita de Obama
a Cuba y los derechos humanos
Por: Arnold August. Periodista y conferencista canadiense, el autor de
los libros Democracy in Cuba and the 1997–98 Elections y más recientemente,
Cuba y sus vecinos: Democracia en movimiento, disponible en Cuba.
14 marzo 2016 – Tomado de Cubadebate
El tema de los
derechos humanos, dentro del contexto de las relaciones Cuba-EE.UU., ha
reaparecido en vísperas de la visita del presidente Obama a la Isla. El 2 de marzo, en
Ginebra, Antony J. Blinken, secretario de Estado adjunto del Departamento de
Estado de los EE.UU., emitió una Declaración Nacional en el Consejo de Derechos
Humanos de la ONU,
donde se refirió a varios países que son siempre el blanco de las acusaciones
de los EE.UU. por supuestas violaciones de los derechos humanos, como China,
Rusia y Venezuela.
Como de costumbre,
Cuba también fue mencionada. En relación al citado país, la declaración de
Blinken indicó:
“En Cuba estamos
cada vez más preocupados acerca de las detenciones breves de activistas
pacíficos por parte del gobierno, que alcanzaron cifras récord en enero.
Exhortamos al gobierno cubano abandonar esta táctica de acallar protestas
pacíficas. En unas semanas el presidente Obama realizará una visita histórica a
Cuba y destacará que sería mejor para el pueblo cubano que existiera un ámbito
donde la gente se sienta libre de escoger sus partidos políticos y líderes,
expresar sus ideas, y donde la sociedad civil sea independiente y se le permita
prosperar”.
La respuesta de Cuba
El jefe de la
delegación cubana en el Consejo de Derechos Humanos, Pedro Núñez Mosquera, que
ocupa el cargo de Director General de la División de Asuntos Multilaterales y de Derecho
Internacional en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, no se sintió
intimidado en lo más mínimo por la superpotencia. Desde 1959, Cuba ha tenido
una larga historia de defensa de sus intereses en todos los foros
internacionales y aunque es un país pequeño, su voz es muy respetada
internacionalmente. En Ginebra, Nuñez Mosquera invirtió la ecuación a los
Estados Unidos acusándolo de ser responsable de graves violaciones de los
derechos humanos, incluyendo discriminación racial, violencia policial,
persecución de inmigrantes, y la práctica de la tortura que se lleva a cabo en
el centro de detenciones en la provincia de Guantánamo. Además de afirmar que
Estados Unidos es responsable de violaciones de los derechos humanos del pueblo
cubano debido al bloqueo contra la
Isla.
La declaración del
secretario adjunto Blinken, en nombre de la administración de Obama, se destaca
por ser otro intento de interferir en los asuntos internos de Cuba. Sin
embargo, por el momento, dejemos esto a un lado para ocuparnos de sus
acusaciones contra Cuba.
Activistas pacíficos y protestas
Blinken acusa a
Cuba de arrestar temporalmente a “activistas pacíficos” como parte de una
estrategia de “reprimir la protesta pacífica”. El vocablo “pacífico” es
arbitrario. Por ejemplo, a los afroamericanos y sus aliados que se manifiestan
en los Estados Unidos contra los asesinatos de ciudadanos afroamericanos por
parte de la policía, se les cataloga como violentos y se les tilda de
delincuentes. Sin embargo, en enero y febrero de 2016, cuando individuos
armados de derecha en Oregón ocuparon una agencia federal, el gobierno y los
medios de prensa se refirieron cortésmente a los ocupantes como “manifestantes”
y “milicia”. El vocablo “milicia” les da un manto de legitimidad a esas
personas armadas. Nunca se los categorizó en forma condenatoria de ser
violentos.
En América Latina
se aplica el mismo doble rasero. En la Declaración Nacional,
el Departamento de Estado de los EE.UU. exigió a Venezuela la liberación de dos
personas encarceladas pro Estados Unidos. En forma respetuosa se refieren a ellas
como “líderes de la oposición”. Sin embargo, esas personas fueron responsables
de actos contra el orden constitucional en los cuales resultaron 43 muertos y
más de 800 lesionados. Por lo tanto, EE.UU. está lejos de ser un referente en
el tratamiento de protestas pacíficas o violentas.
En el contexto
cubano, las personas a quienes se refiere EE.UU. no pueden ser consideradas
simplemente como “manifestantes pacíficos”, principalmente porque, directa o
indirectamente, son mercenarios a sueldo de los Estados Unidos. Su objetivo,
anunciado públicamente, es el cambio de régimen en Cuba. En esencia, se
proponen asfixiar a la
Revolución Cubana, que es la garantía de su soberanía. Esto
significa convertir a Cuba en una neo colonia “de facto” de los EE.UU., haciéndola
segura para el capitalismo. A su vez, la independencia de Cuba conlleva la
salvaguardia y protección de la Revolución Cubana, cuya misión es luchar sin
cesar para desarrollar y mejorar su socialismo.
En consecuencia, el
cambio reaccionario que buscan los “manifestantes pacíficos” es una ruptura del
orden constitucional cubano para satisfacer los intereses de los Estados
Unidos. Por lo tanto, por su propia esencia, este objetivo es violento y
pretende el quebrantamiento del rumbo que la inmensa mayoría del pueblo cubano
ha tomado desde 1959. Es irrelevante por tanto, si esos individuos eran o no
violentos cuando fueron detenidos. Cuba tiene sobrado derecho a defenderse de
los esfuerzos coordinados de la “oposición” financiada por los EE.UU. y de los
medios masivos de prensa para alentar un cambio de régimen en Cuba.
Selección de partidos y líderes políticos
En su declaración,
el secretario adjunto Blinken resalta además que, uno de los objetivos de la
visita de Obama a Cuba en marzo, es enfatizar “el pueblo tiene la libertad de
escoger sus partidos políticos y sus líderes políticos”. Estados Unidos está
cegado por su pensamiento único de partidos políticos, elecciones y su sistema
político “multipartidista”. Los cubanos tienen un sistema totalmente diferente.
El proceso cubano
fue el resultado de la
Revolución y una característica esencial de la misma se
origina en la tradición que emerge de las guerras independentistas de la
segunda mitad del siglo XIX contra los colonizadores españoles. Un ingrediente
principal fue y sigue siendo, la necesidad de un fuerza política unificadora
para guiar a la
Revolución.
El Partido
Comunista de Cuba nació de una combinación de fuerzas políticas cuyos
integrantes arriesgaron sus vidas para derrotar la sangrienta dictadura de
Batista en el decenio de 1950 que recibió el apoyo de los EE.UU.. Los cubanos
escogieron a su principal fuerza política, y por supuesto, a sus líderes en ese
decenio al triunfo de la
Revolución en 1959. Además, en ese periodo y desde entonces,
millones de cubanos han decidido ser parte de esa Revolución, en lugar de
permanecer al margen “escogiendo líderes” de acuerdo a la idea preconcebida de
los Estados Unidos sobre el liderazgo. El papel de esa fuerza política
unificadora está enraizado en la Constitución de Cuba, a cuya redacción contribuyó
el pueblo en reuniones de base. En 1976, en el referendo sobre la Constitución, votó el
98% del electorado y el 97.7% la aprobó.
El sistema político
cubano permite además otros canales legales formales para que el pueblo pueda
votar por sus líderes. Hay que insistir en que no se ajusta al pensamiento
único estadounidense. Cuba no se rige por un sistema presidencial como el que
existe en los Estados Unidos y en otros países.
Acerca de liderazgo cubano: Raúl Castro
Tomemos como
ejemplo a Raúl Castro de acuerdo a una descripción muy resumida de algunos
pasos previos a su elección como Presidente del Consejo de Estado y del Consejo
de Ministros. En las elecciones generales de 2013, fue electo diputado, para la Asamblea Nacional
del Poder Popular de Cuba (Parlamento), de un municipio en Santiago de Cuba, su
provincia de origen. Aun cuando haya un solo candidato por escaño, el candidato
necesita 50%, por lo menos, del voto popular.
En las elecciones
generales de 2013, Raúl Castro recibió 98.04% del voto. Este porcentaje fue uno
de los más altos entre los 612 diputados elegidos.
Para elegir a los
líderes después de las elecciones, los Diputados emiten sus puntos de vistas
individualmente y en privado. Como resultado de esta consulta, la Comisión de Candidaturas
Nacional confecciona una lista de candidatos para el Consejo del Estado,
incluyendo su presidente. La nueva legislatura electa se reúne como por
ejemplo, lo hizo el 24 de febrero de 2013, para escoger los líderes entre los
diputados, mediante voto secreto. No es el objetivo de este artículo mencionar
más detalles y análisis de cómo ocurre esta elección y las elecciones
generales. Sin embargo, así es como Raúl Castro fue elegido Presidente del
Consejo de Estado (y por lo tanto, del Consejo de Ministros). Este papel se
ejerce por ser un miembro de esos consejos colegiados y colectivos. A su vez,
esas entidades dependen del Parlamento.
Acerca del liderazgo cubano: Fidel Castro
Además, un país que
se forjó en la Revolución
tiene sus propios estándares para los líderes. Tomemos otro ejemplo: A Fidel
Castro se le conoce como el Líder histórico de la Revolución Cubana.
En el preámbulo de la
Constitución aprobada por el pueblo, la Carta Magna reconoce
que la Revolución
es “encabezada por Fidel Castro”. Esté o no en la Constitución, el
hecho es que él es el Líder histórico de la Revolución Cubana,
y es reconocido como tal, por la inmensa mayoría del pueblo cubano.
Estos simples
hechos acerca de los líderes de Cuba parecen no despertar interés en las
esferas gobernantes de Estados Unidos.
“Sistemas presidenciales” de Venezuela, Bolivia y Ecuador
En todo caso, la
presión ideológica/política de Washington para que el pueblo elija a sus
líderes es arbitraria. Por ejemplo, desde un punto de vista superficial, se
puede decir que Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen “sistemas presidenciales”.
No obstante, EE.UU. no reconoce realmente como presidentes a los líderes
electos directamente, incluyendo Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa.
Por el contrario, trabaja incesantemente para el cambio de régimen y derrocar a
esos líderes electos y a todo lo que ellos defienden. Por lo tanto, tiene una posición
errática en lo referente a líderes, que es manipulada para servir sus propios
intereses.
“Sociedad civil”
en Cuba
En Ginebra, EE.UU.
presentó también su requisito para Cuba de que la “sociedad civil deber ser
independiente”. De acuerdo a su fórmula, los Estados Unidos, en el contexto de
la inminente visita de Obama a Cuba, reconoce a los “miembros de la sociedad
civil, incluyendo los que con seguridad se oponen a las políticas del gobierno
cubano”. Se puede preguntar a EE.UU, si es que logra éxito en ganarse la
voluntad de esos individuos para la política estadounidense, que es obviamente
su pretensión, ¿no se consideraría un hecho que ellos ya no serían
independientes? Por el contrario, serían más dependientes aún de los Estados
Unidos que antes de la visita de Obama. Según la opinión de EE.UU., si la
sociedad civil actúa en armonía con el proceso político cubano, entonces no es
independiente. Sin embargo, si actúa de acuerdo con los Estados Unidos, reciben
credenciales de buena fe de ser independiente.
Mejorando el sistema político cubano
La consideración de
los temas mencionados previamente acerca del sistema político cubano, no quiere
decir que no exista espacio para mejorarlo. Sin embargo, los cubanos que
discuten este tema no necesitan consejos de los Estados Unidos. Es la potestad
del pueblo cubano hacer los cambios que crea necesarios. Por ejemplo, el 14 de
agosto de 2015, durante una conferencia de prensa conjunta concedida por John
Kerry, Secretario de Estado de EE.UU., y por Bruno Rodríguez Padilla, Ministro
de Relaciones Exteriores de Cuba, un reportero hizo una pregunta a Bruno
Rodríguez acerca de la democracia en Cuba. Él respondió:
“Yo me siento muy cómodo con la democracia cubana que a
su vez tiene cosas perfectibles, tal como trabajamos hoy activamente a partir
de los procesos relacionados con la actualización de nuestro modelo económico y
social socialista”.
La necesidad de
renovar ideológica y políticamente el sistema político es parte de la lucha a
vida o muerte para realizar transformaciones en el sistema socioeconómico de
Cuba, a pesar del bloqueo agobiante y de otros factores de carácter interno.
Este es y será el camino propio de Cuba.
(Artículo traducido
por Franklin Curbelo. Fuente original en
inglés – Global Research: http://www.globalresearch.ca/obamas-visit-to-cuba-and-human-rights/5512021)
Síntesis
y conclusiones del Taller de Lectura
Nº 85
En este Taller hemos abordado dos textos
relacionados con la reciente visita de Barak Obama a la isla en función de la reiniciación
de las relaciones diplomáticas entre los EE UU y Cuba cuyo proceso fuera iniciado
el 17 de diciembre de 2014. El primero, titulado “Soberanía y la Legalidad
Internacional” tomado de la Red En
Defensa De La Humanidad Cuba y publicado en el diario Granma el 9 de mazo de
2016, donde Cuba ratifica su voluntad de avanzar en las relaciones con los
Estados Unidos, sobre la base de la observancia de los principios y propósitos
de la Carta de las Naciones Unidas y de los principios de la Proclama de
América Latina y el Caribe como Zona de Paz. El segundo texto fue tomado de
Cubadebate y trata el tema de los derechos humanos dentro del contexto de las
relaciones Cuba – EE UU que ha vuelto a reaparecer en este marco, escrito por
Arnold August, periodista y conferencista de origen canadiense. Es la primera
vez que un Presidente de los Estados Unidos viene a una Cuba dueña de su
soberanía y con una Revolución en el poder, encabezada por su liderazgo
histórico y donde se inicia un proceso que ha avanzado sobre el único terreno
posible y justo: el respeto, la igualdad, la reciprocidad y el reconocimiento
de la legitimidad de su gobierno. Este escrito manifiesta la importancia que
reviste la visita de Barak Obama para los cubanos, quien será bienvenido por su
gobierno y su pueblo con consideración y respeto. De esta manera el presidente
de los Estados Unidos podrá apreciar personalmente las características de los
cubanos, su cultura y organización política. Entenderá de esta manera que para
alcanzar la plena “normalización” de las relaciones diplomáticas, se deberá
levantar totalmente el bloqueo económico, comercial y financiero, como así
también la devolución del territorio ocupado por la Base Naval de los Estados
Unidos en Guantánamo, entre varias otras condiciones impuestas al pueblo
cubano. Queda claro que Cuba no renunciará a sus ideales de independencia y justicia
social, ni claudicará en uno solo de sus principios, exigiendo el respeto a su
soberanía nacional, sin dejarse
presionar en sus asuntos internos. Seguirá avanzando en la actualización del
modelo económico para darle continuidad a la construcción de su socialismo de
manera sostenible, para consolidar los logros de la Revolución. El segundo
texto abordado en este Taller de Lectura está basado en una Declaración
Nacional en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que emitiera Antony J. Blinken, secretario de
Estado adjunto del Departamento de Estado de los EE.UU, refiriéndose a
supuestas violaciones de los derechos humanos en Cuba. En primer lugar se
refiere a detenciones breves de activistas pacíficos por parte del gobierno,
como parte de una estrategia de “reprimir la protesta pacífica”. Es conocido
que estos manifestantes pacíficos
generalmente son mercenarios a sueldo de los Estados Unidos con el objetivo, públicamente
anunciado, de cambiar el régimen en Cuba
y asfixiar a la Revolución, que es la garantía de su soberanía, con el objetivo
de convertir a Cuba en una neo colonia “de facto” de los EE.UU., haciéndola de
esta manera segura para el capitalismo. En segundo lugar Antony J. Blinken
plantea que el pueblo cubano tiene que tener la libertad de escoger a sus partidos
políticos y a sus líderes. Este argumento está claramente centrado en el
pensamiento único de partidos políticos, elecciones y un sistema político
“multipartidista”. El Partido Comunista de Cuba nació de una combinación de
fuerzas políticas donde todos los integrantes arriesgaron sus vidas para
derrotar la sangrienta dictadura de Batista en el decenio de 1950 y que recibió
el apoyo de los EE.UU.. Con respecto a los liderazgos y considerando el caso de
Raúl Castro, éste fue electo en el año 2013 con el 98,04 % de los votos siendo
uno de los más altos entre los 612 diputados elegidos. Acerca del liderazgo de
Fidel Castro, él es considerado el Líder histórico de la Revolución Cubana y
reconocido como tal por la inmensa mayoría del pueblo cubano. EE UU objeta el
sistema político cubano y si embargo no quiere reconocer a los presidentes
Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa que representan a Venezuela,
Bolivia y Ecuador respectivamente y que se rigen por un sistema de gobierno de
tipo presidencial. También objeta la participación de la llamada “sociedad
civil” en la política de Cuba, y propone que sean independientes, en una clara
intención de romper con la unidad. A todo esto el pueblo y el gobierno de Cuba
están trabajando permanentemente para mejorar su sistema político, siempre dentro
del marco del socialismo, y para ello no necesitan los consejos de los Estados
Unidos.
El posterior debate se centró en que la
recepción del presidente de los Estados Unidos a Cuba se hizo en un marco de
respeto tanto desde su pueblo como desde su gobierno, con la firme convicción
política que les dan su amplia y profunda cultura política, haciendo un justo
reclamo con respecto a sus derechos, como por ejemplo el levantamiento del
bloqueo económico y la devolución del territorio ilegalmente ocupado por ellos
en la bahía de Guantánamo. Se observó la importancia que revisten en estos
casos los principios martianos en la formación cultural del pueblo cubano.
También se planteó la diferencia de concepción de nuestro pueblo argentino con
la visita que nos diera Obama, fundamentalmente desde la militancia de los
grupos de izquierda que han planteado el condicionamiento de nuestra soberanía
tecnológica, científica y económica.
Finalmente, para los próximos dos Talleres
de Lectura se propuso abordar (en dos partes) el Informe Central al 7mo.
Congreso del Partido Comunista de Cuba del Primer Secretario del Comité
Central, General de Ejército Raúl Castro Ruz, tomado de Cubadebate el 17 de abril
de 2016.
Grupo Bariloche de
Solidaridad con Cuba, 7 de mayo de 2016
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