Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 102
“Cubanidad y Cubanía”
Se trata de un texto tomado de Cubadebate en base a una intervención
de Miguel Barnet (novelista, ensayista y
poeta cubano, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la
Fundación Fernando Ortiz) en el espacio Dialogar, realizado en la facultad de
biología de la Universidad de La Habana, el 16 de mayo de 2017. Miguel Barnet
define a la cubanidad como la calidad de
lo cubano, y a la cubanía como la vocación de ser cubano. Se han hecho muchas
reflexiones teóricas sobre estos conceptos de qué es lo cubano, la cubanía y la
cubanidad. Lo cierto es que la investigación acerca de este tema nunca estará
agotada, porque la identidad es un proceso progresivo, continuo y permanente. Un
gran estudioso teórico fue el antropólogo e historiador Don Fernando Ortiz cuya
obra es todavía desconocida, quien define a Cuba metafóricamente como un
ajiaco, producto de la universalidad desde el enfoque antropológico de la
diversidad cultural. La cubanía es la esencia de la que se nutre la cubanidad. La
cubanidad es el resultado de factores materiales, etnográficos, que definen la
cubanía. La cubanidad es cómo nos comportamos, cómo hablamos, cómo sentimos,
qué música nos gusta, qué arte nos gusta, es decir, la argamasa de lo cubano. La
cubanía la puede sentir incluso una persona que no haya nacido en este país,
que tenga la voluntad de ser cubano. Los conceptos de cubanía y cubanidad son
peligrosos porque, si no están asimilados con una visión dialéctica profunda,
pueden derivar en un nacionalismo estéril y hasta nocivo. Lo cubano como
esencia o como matriz cultural etnográfica, mucho antes de ser motivo u objeto
de teorizaciones, se expresó inicialmente en las artes con el aporte de músicos
como Manuel Saumell e Ignacio Cervantes, o artistas plásticos como es el caso
de Nicolás de la Escalera. Para tener una apreciación justa, equilibrada, de
qué es la cubanía y qué es la cubanidad tenemos que mirarnos por dentro sin
prejuicios, sin limitaciones, pero siempre con una visión amplia, con una
visión integral, nunca con una visión localista, porque caemos en un
nacionalismo chato, en un nacionalismo pueril, que no conduce a nada, que es
estéril y peligroso. Don Fernando no siempre tuvo la simpatía de todos los
profesores universitarios ya que había prejuicios hacia el negro, hacia las culturas
de origen africano. Él fue un precursor de los estudios sobre esas culturas, un
hombre que luchó contra muchos esquemas y que abrió muchas brechas; brechas necesarias
para entender hoy justamente el término que él también llamó en este ensayo “ajiaco”;
ese caldo donde se cuecen productos de todo tipo, de todos los elementos: una
cazuela abierta. Confluyen muchos elementos, confluyen todo tipo de corrientes:
corrientes nacionales, corrientes religiosas, corrientes étnicas, corrientes
culturales. José Martí dijo: no puede haber odio de raza porque no hay razas.
Se trata de diversidades biológicas que tienen sus propias características. Cuba
ha tenido que transitar por un proceso desde el 40 al 59, donde la cultura
cubana fue despojada, fue distorsionada, maltrecha, fue víctima de situaciones
realmente deplorables de mediocridad. Todo eso tratamos de rescatarlo a partir del
triunfo de la Revolución en 1959 con una visión distinta, más profunda, yo
diría más científica, de cuáles son verdaderamente los valores que nutren
nuestra identidad, no los valores que la deprimen o que la distorsionan y la
empobrecen. Hoy nuestro socialismo, que es más integrador, que tiene principios
como la solidaridad, el humanismo, el nuevo humanismo, es un rescate del
pensamiento martiano, del pensamiento de Félix Varela, de Ortiz, de los
próceres de nuestra nación.
Durante el posterior debate se comentó lo interesante
del tema, por lo que los participantes se llevaron copias del texto leído para
volver a leerlo y analizar más a profundidad.
Otro interesante tema es quienes organizaron el
encuentro “Dialogar”: la AHS (Asociación Hermanos Sais), que está integrada por
jóvenes escritores, intelectuales y promotores de hasta 35 años.
Si bien es complejo de los términos, cubanía y
cubanidad, estos son conceptos muy arraigados en el pueblo cubano, cosa que no
sucede en nuestro país con el ser argentino, el argentinismo y la argentinidad,
términos que deberíamos poner en práctica. Acá todo lo que oímos y vemos en los
multimedios y en nuestro entorno nos viene del extranjero y muy especialmente
de lo que dicta el imperio.
El pueblo cubano lee mucho, mientras que en la
Argentina cada vez se lee menos a nuestros escritores.
Respecto al libro que se menciona en el texto:
“contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar” de Fernando Ortiz, sería muy
interesante que lo leamos ya que nos da un punto de vista de los cubanos y su
cultura y tradiciones.
Finalmente hemos acordado
abordar para nuestro próximo Taller de Lectura del mes de noviembre, el texto:
“Cuba y el proceso del cooperativismo no
agropecuario”
La experiencia de la Cooperativa
Reconstructora de Vehículos (CRV) de Ana Laura López y Gabriela Buffa
Texto tomado de la revista
IDELCOOP, N°217.
Grupo Bariloche de
Solidaridad con Cuba, 07 de octubre de 2017
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