Taller de Lectura # 109- Mayo de 2018
“En Cuba la sociedad civil sí
representa al pueblo”
2 abril 2018 – Tomado de
Cubadebate
Por Miguel Angel García
Alzugaray (Poeta, ensayista y por aficción novelista, miembro de la Unión
Nacional de Juristas de Cuba, la ANCI y del Consejo de Redacción de la Revista
Legalidad, Derecho y Sociedad).
El pasado 22 de marzo, los medios de comunicación nacionales
e internacionales difundieron la noticia: la Asociación de Agricultores
Pequeños (ANAP), que agrupa a más de 380 mil campesinos cubanos y los Comité de
Defensa de la Revolución Cubana (CDR), la mayor organización de masas del país
con más de ocho millones de ciudadanos miembros, fueron excluidos del Foro de
la Sociedad Civil, convocado en la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Perú
el próximo mes de abril.
Si la legitimidad le viene dada a las organizaciones que
integran la sociedad civil por representar a la mayoría del pueblo cubano,
¿cómo se puede entender esta alevosa medida de los organizadores del mencionado
foro?
Al respecto, la activista social María del Carmen Barroso
González, funcionaria del departamento de Relaciones Internacionales de la
organización dijo ante esta provocadora decisión: “Esta es una exclusión
injusta, arbitraria y selectiva de la ANAPP, cuyos asociados tienen la misión
de producir alimentos para el pueblo de Cuba”.
Según esta mujer cubana, la exclusión se debe a que la ANAP
“tiene la misión de denunciar lo que hoy está pasando en los campos del
continente, donde se están apropiando de los recursos naturales que son de los
pueblos, de la semilla, de las tierras, que se están asesinando líderes
campesinos”.
Por su parte, Alfredo Pérez Alemany, especialista del
Departamento de Relaciones Internacionales de los CDR, al denunciar el hecho
aseguró que la organización envió las solicitudes con tiempo suficiente, pero
no los aprobaron.
“Los CDR y la ANAP no fuimos aceptados por el comité
organizador de la Cumbre, que no es más que la propia OEA, pero no nos amilana.
Sabemos que no les conviene que los CDR estén allí, porque esa es la voz de más
de 8 millones y medio de cubanas y cubanos que vivimos durante años enfrentados
al imperialismo, a la OEA que es una organización que no tiene prestigio”,
señaló.
Nada de esto debe extrañarnos, pues en 2015 alrededor de la
Cumbre de las Américas en Panamá se desató también un intenso debate sobre la
llamada “sociedad civil cubana” y la legitimidad de sus representantes.
Casualmente sus instigadores eran los mismos: el gobierno norteamericano de turno
y sus lacayos de la OEA.
Para profundizar en las motivaciones de lo ocurrido,
considero oportuno realizar un breve análisis del alcance y contenido de la
sociedad civil.
¿Qué se entiende con
el término de Sociedad Civil?
La sociedad civil es un término con historia en el
pensamiento político, filosófico y jurídico que se constituye por instituciones
cívicas y sociales, así como organizaciones que dan forma a la fundación de una
sociedad funcional. En los círculos
académicos se afirma que la presencia de una sociedad civil sólida es esencial
para asegurar el desarrollo de un país.
En virtud de lo expuesto, a veces se consideran sinónimos
los conceptos de organización no gubernamental y organización civil. En el
sistema de Naciones Unidas, el concepto de organización no gubernamental (ONG)
se ha definido de forma bastante genérica: toda organización sin ánimo de lucro
que no sea gubernamental ni intergubernamental. En cambio, el término de
Organización de la Sociedad Civil (OSC) es más amplio y contempla el ámbito en
que los ciudadanos y los movimientos sociales se organizan en torno a
determinados objetivos, grupos de personas, o temas de interés.
En las organizaciones de la sociedad civil tienen cabida
tanto las ONG como las organizaciones populares- formales o informales- y otras
categorías, como los medios de comunicación, las autoridades locales, y el
mundo del arte, el deporte y las ciencias.
En los últimos tiempos, se aprecia un incremento del debate
político filosófico en torno al binomio sociedad civil – Estado. Sin embargo,
ocurre que no en todos los casos tiene idéntica significación, pues en
dependencia de la corriente política y los puntos de vista que defienda el
autor, será la interpretación para este concepto.
Este debate encuentra un espacio cada vez más importante en
los medios alternativos de información y avanza en relación directa con la
ampliación del acceso a estas tecnologías, las redes sociales e Internet.
Aunque algunos autores han rastreado el origen de esta
expresión “sociedad civil” en la teoría política medieval e incluso en la
Antigüedad, el término se convirtió en uno de los elementos básicos del
pensamiento liberal.
Es necesario destacar que Marx defendió una relación
dialéctica con la sociedad civil y la ubicó también en el ámbito de la
economía, para resaltar las contradicciones presentes en toda “formación
económico social” caracterizada por la lucha de clases, donde el Estado era un
“producto” de este balance concebido no solo como el “administrador de los
bienes sociales” (el gobierno), sino como el depositario del poder político de
la clase dominante.
Las reflexiones de Marx permiten comprender que la categoría
sociedad civil no es algo contrapuesto al Estado, sino es resultado de la
relación orgánica con él.
Esto permite comprender que a una determinada sociedad civil
le corresponde un determinado orden político, que no es más que la expresión
oficial de la sociedad civil. La asimilación del concepto de sociedad civil
define ideologías y objetivos políticos a veces diametralmente opuestos, con un
impacto práctico en el quehacer político concreto.
Las manipulaciones derechistas de la sociedad
civil
Aunque el término fue empleado en el discurso político desde
el siglo XVII, cayó en desuso en el pensamiento occidental a mediados del siglo
XIX.
A pesar de que Antonio Gramsci, en los años 20 del pasado
siglo, desarrolló la teoría marxista de la sociedad civil desde un punto de
vista metódico, para ubicarlo dentro de lo que llamó el “bloque histórico” y
resaltar el papel de la cultura, la ética y la ideología en las luchas
hegemónicas y contra-hegemónicas, que han caracterizado la vida política
contemporánea, no es hasta finales de la década del 70 del siglo XX, que vuelve
a ser utilizado.
A partir de entonces, el término aparece en el debate actual
de manera recurrente y semánticamente imprecisa, aplicándose como slogan
político por las fuerzas más reaccionarias de la derecha, que manipulan y
distorsionan su alcance y contenido bajo la proclama a viva voz de que hay que “salvar
a la sociedad civil”, “recuperar la sociedad civil”, “reconstruir la sociedad
civil”. Además, se presenta como la consigna de un supuesto movimiento
revolucionario como las mal llamadas “primaveras árabes”, que ya sabemos
provocaron nefastas consecuencias de destrucción y muerte en esas naciones.
En particular, en el discurso de los más diversos
representantes de la ultraderecha norteamericana, el concepto de sociedad civil
nada tiene que ver con la concepción de los inicios. De modo tal que resulta,
para el lector común, un poco complejo encontrar la verdad cuando se emplea
dicho término.
Los ideólogos burgueses manipulan el concepto y lo
convierten en objeto de ideologización. Hoy se utiliza con fines ideopolíticos
para socavar el socialismo y el orden legalmente constituido en los países con
este sistema social.
Fundamentalmente en Cuba se emplea para fomentar la
oposición al Estado y proponer el modo de vida capitalista e imperial como la
mejor opción de desarrollo para cualquier pueblo. En ese contexto, la sociedad
civil es la suma de mercenarios pagados y de todos aquellos que se oponen al
socialismo.
Estados Unidos, a tono con el proyecto ideológico
neoliberal, ha intentado equiparar, además, el concepto de sociedad civil con
el american way of life y otorgarle “valores universales” vinculados a la
“democracia” para justificar así su intervención en los asuntos internos de
otros países.
Sociedad Civil y
Tercer Mundo.
Los movimientos sociales progresistas reivindicaron la
existencia de una sociedad civil organizada, frente al desmantelamiento de las
instituciones populares tradicionales que trajo consigo la ofensiva neoliberal
y encaminaron sus luchas políticas a partir de esta lógica, hasta transformar
en varios casos la propia naturaleza de los gobiernos de sus países,
especialmente en América Latina.
Así, se aprecia con nitidez en varios países de la región,
el protagonismo de actores vinculados a los sectores más pobres, humillados y
explotados de la sociedad, como la propone, desde posiciones de la Teología de
la Liberación, el teólogo chileno Pablo Richard.
Tal hecho ha provocado la inserción en las sociedades
civiles de estos países de un amplio y variado abanico de nuevos actores
sociales: movimientos de liberación de la mujer, juveniles, ecológicos,
ambientalistas, de solidaridad, de defensa de los derechos humanos, de
educación popular, de cultura y arte popular, movimientos de pobladores y
barriales, de indígenas, sindicatos y partidos políticos populares y de
izquierda, a los que se suman también los movimientos progresistas, movimientos
populares de génesis religiosa, las acciones de la prensa que, como parte de
una cultura contestataria han participado en la lucha de clases contra
regímenes dictatoriales y militares fascistas, encaminan sus esfuerzos a la
creación y el fortalecimiento de poderes alternativos, revolucionarios y
democrático-populares, a la educación política e ideológica de las masas, la
formación de nuevos valores éticos y humanistas, y su movilización para transformar
la realidad ideológica cotidiana en esos países.
Existen diversas razones por las cuales las OSC juegan un
rol importante en las sociedades de los países del Tercer Mundo explotados por
el capitalismo.
Entre estas razones se pueden identificar tres principales:
1. Porque
muchas veces el mercado no ofrece soluciones para atender todas las necesidades
sociales, ni a todos los sectores de la población.
2. Porque
el estado, especialmente en países en vías de desarrollo (conocidos a veces
como del Tercer Mundo) tiene limitaciones para garantizar el bienestar social.
3. La
sociedad civil debe ser partícipe de las estrategias para su propio desarrollo
social.
Así las OSC dan voz a la sociedad y se convierten en medios
para la defensa de derechos que de otra forma serían ignorados.
De este modo, en estos países las Organizaciones de la
Sociedad Civil se convierten en un medio de integración social y un potenciador
de las capacidades individuales y colectivas.
En el caso cubano, es conveniente recordar no solo los aspectos
teóricos metodológicos anteriormente tratados, sino cómo ha ocurrido el proceso
de la asociatividad en Cuba. En muchas ocasiones, la sociedad civil cubana se
ha visto manipulada por el surgimiento de algunos disidentes organizados y
financiados por gobiernos extranjeros opuestos al proyecto socialista cubano,
que se consideran exponentes de nuestra sociedad civil hacia lo externo.
A partir de 1959 la sociedad cubana se organizó en función
de la defensa de la Revolución frente a las agresiones de Estados Unidos. Tal
estructuración de las masas populares fue un aporte cubano al movimiento
revolucionario internacional y un factor indispensable para explicar su
capacidad de resistencia a lo largo de medio siglo.
Si aceptamos que la sociedad civil explica la relación de
los individuos con el poder político, es difícil negar que las milicias
nacionales revolucionarias, el ejército de alfabetizadores de 1961 o la
organización de los Comités de Defensa de la Revolución, no han sido formas de
organización de la sociedad civil cubana, solo para señalar algunos ejemplos.
Está claro que se estructuró en simbiosis con el Estado
revolucionario, concebido no como un poder autónomo del resto de la sociedad,
sino como el depositario del poder popular.
En el plano jurídico, se puede resumir el desarrollo de la
sociedad civil cubana a partir del triunfo de la Revolución de la forma
siguiente:
Desde 1959 a 1976.
Se promulgó la primera ley pos neocolonial acerca de las asociaciones.
Surgieron otras disposiciones que benefician las amplias masas populares y
aparecieron nuevas formas de asociatividad con carácter masivo que se
identificaron y convirtieron en sujetos determinantes en la ejecución de las
medidas de contenido social y económico, lo cual constituyó la base de la
hegemonía del embrionario sistema político que se conformó condicionado por el
aumento progresivo de la agresividad de Estados Unidos.
Desde 1976 hasta la
Reforma Constitucional de 1992. Con la institucionalización del sistema
político cubano se promulgó la Ley 1320 de 1976 que regula el derecho de
asociación. Luego, con la aprobación de la Constitución Socialista se legalizó
la incorporación de algunas organizaciones al ejercicio de actividad estatal,
se traspasó el registro de Asociaciones al Ministerio de Justicia, y en 1986 se
reinscribieron de oficio, todas las asociaciones registradas en ese momento.
De 1992 hasta 2010.
En esta etapa varios hechos marcaron una mayor dinamización del sistema
asociativo: la crisis económica y social del país en la década del 90, la
reforma constitucional de 1992, el incremento por parte de EE.UU. de las
medidas económicas y políticas para destruir el sistema político cubano y el
reconocimiento político que le hace el V Pleno del Comité Central del PCC a la
sociedad civil.
Así, en ocasión del V congreso del PCC, en 1996, la
dirección política del país reconoció oficialmente la existencia de esas
organizaciones no gubernamentales, atendiendo a la batalla política que se
librara luego del derrumbe del campo socialista con las falsas impugnaciones de
enemigos acérrimos a la Revolución que negaban la existencia de una sociedad
civil en Cuba.
Al respecto, en el Informe que presentara el miembro del
Buró Político y Segundo Secretario del Comité Central al V Pleno el compañero
Raúl Castro Ruz, expresó: “Para nosotros, la Sociedad civil no es la que
refieren en Estados Unidos, sino la nuestra, la Sociedad civil socialista
cubana que componen nuestras potentes organizaciones de masas (CTC, CDR, FMC,
ANAP, FEU, FEEM e incluso los pioneros), las sociales, que como es sabido
agrupan entre otros a los combatientes de la Revolución, a economistas,
juristas, periodistas, artistas y escritores, etc., así como otras ONGs que
actúan dentro de la legalidad y no pretenden socavar el sistema económico,
político y social libremente escogido por nuestro pueblo, a la vez que aun
cuando tienen personalidad propia e incluso su lenguaje específico, junto al
Estado revolucionario persiguen el objetivo común de construir el socialismo”
En estas definiciones queda claramente expresado que en el
caso cubano para pertenecer a las mismas no se exige una filiación política,
sin embargo, tienen la particularidad de que los propósitos no se contradicen
con el proyecto revolucionario. Por tal razón el carácter no gubernamental de
una organización no implica en modo alguno una actitud antigubernamental como
es frecuente encontrar en otros países.
Complementariamente, se modificó el artículo 7 de la
Constitución y las asociaciones alcanzan un nivel mayor de autonomía funcional.
Dicha norma establece que: “El Estado socialista cubano
reconoce y estimula a las organizaciones de masas y sociales, surgidas en el
proceso histórico de las luchas de nuestro pueblo, que agrupan en su seno a
distintos sectores de la población, representan sus intereses específicos y los
incorporan a las tareas de la edificación, consolidación y defensa de la
sociedad socialista”.
Fue necesario este reconocimiento por su amplia membresía,
representatividad y capacidad de movilización. El sistema político cubano
garantiza a estas organizaciones no gubernamentales amplios poderes y capacidad
prepositiva, de consulta, opinión, y decisión en el ejercicio de la Democracia
participativa instituida por el orden constitucional vigente.
En la actualidad, la sociedad civil en Cuba está integrada
por más de 2200 organizaciones sociales y de masas y las asociaciones
científicas o técnicas, culturales y artísticas, deportivas, de amistad y
solidaridad y cualesquiera otras que funcionan en virtud de la Ley de
Asociaciones (Ley 54)
Entre las organizaciones sociales y de masas aparecen
algunas de larga trayectoria, y otras surgieron al calor del triunfo
revolucionario por la necesidad de brindar a amplios sectores de la población
la posibilidad de convertirse en actores directos del proceso de cambios.
La sociedad civil cubana es parte indisoluble de la nación.
Actúa en la conformación y enriquecimiento continuos de la identidad nacional y
los valores patrios; participa plenamente en los procesos de desarrollo de la
entidad cultural; y defiende los más sólidos principios e intereses de la
Revolución y es, en su esencia, reflejo y encarnación de la espiritualidad del
pueblo.
Un Foro en Defensa de
los Pueblos de América
Como parte de la sociedad civil cubana, en La Habana se
reunieron representantes de esas más de dos mil organizaciones y asociaciones y
participaron en el II Foro de la Sociedad Civil Cubana Pensando Américas.
El encuentro, realizado en la sede de la Central de
Trabajadores de Cuba (CTC) previo a la VIII Cumbre de las Américas, se organizó
para conformar las propuestas y recomendaciones que los actores sociales de la
Isla llevarán a Lima, Perú.
En el teatro del edificio de la CTC, se debatió sobre
“Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción”, tema central de la cita
peruana.
Organizaciones internacionales y regionales con
representación en el país, estuvieron presentes en el intercambio, donde se
reflexionó sobre los tres ejes temáticos que se debatirán el 10 y 11 de abril
en Lima, “desde la visión de actores, organizaciones y movimientos sociales de
la izquierda de nuestro continente”.
Este II Foro nacional dio continuidad al realizado en 2015,
igualmente previo a la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá, cita en la
que Cuba participó por primera vez en este tipo de encuentros.
Al finalizar sus fructíferos debates, los actores sociales y
las organizaciones de la sociedad civil cubana, en representación genuina del
pueblo cubano, reunidos en el marco del II Foro “Pensando Américas” adoptaron
la siguiente declaración:
“Respaldando plenamente las respectivas intervenciones de la
vocera de la Coalición “Por un mundo inclusivo y respetuoso” y el jefe de la
delegación cubana en el Diálogo Hemisférico, acordamos:
1- Rechazar
inequívocamente la presencia en Lima, en el marco del proceso preparatorio del
Foro de la Sociedad Civil de la VIII Cumbre de las Américas, de ciudadanos de
origen cubano y organizaciones mercenarias al servicio de gobiernos e
instituciones extranjeras, que no cuentan con reconocimiento y legitimidad
alguna, que persiguen revertir el orden interno, el bienestar social y el
sistema político que hemos elegido los cubanos de manera soberana y
democrática.
2- Demandar al
Gobierno de los Estados Unidos el levantamiento del criminal bloqueo económico,
comercial y financiero impuesto desde hace más de 55 años contra el pueblo de
Cuba, el cual constituye una violación de sus derechos humanos e impedimenta
para la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible; así como la
devolución incondicional del territorio que ilegalmente ocupa la Base Naval de
Guantánamo.
3- Repudiar la
pretensión imperial y de la oligarquía conservadora regional de imponer
nuevamente los postulados de la tristemente célebre Doctrina Monroe y restaurar
su hegemonía y el neoliberalismo que ha plagado de miseria a las naciones
latinoamericanas y caribeñas.
4- Respaldar los
principios y propósitos del Consenso de Nuestra América como guía práctica
hacia la consolidación de un programa político en favor de las mayorías.
5- Denunciar todo
intento de agresión económica, política
o militar contra cualquier nación latinoamericana y caribeña, así como la
injerencia en sus asuntos internos por parte de gobiernos o instituciones,
contrario a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y
las normas del Derecho Internacional.
6- Apoyar
expresamente al pueblo y gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, así
como sus derechos a la libre autodeterminación y la independencia de elegir el
sistema social para el bienestar de su nación.
7- Hacer un
llamado a respetar los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe
como Zona de Paz, aprobados en II Cumbre de la CELAC en La Habana, enero de
2014, como herramienta para alcanzar la estabilidad necesaria para hacer frente
a la corrupción, erradicar la pobreza y la inequidad económica y social, y a
alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
La Habana, 21 de marzo de 2018”
Conscientes de la importancia de lo expuesto, la delegación
cubana alzará su voz en el Foro de la Sociedad Civil de la VIII Cumbre de las
Américas prevista para abril en Lima, para defender una vez más el socialismo y
sus conquistas.
Ello es posible, porque en Cuba la Sociedad Civil si
representa al pueblo.
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