octubre 06, 2010

8 de octubre - Aniversario de la caida en combate del Comandante Ernesto "CHE" Guevara.

Comunicado de Prensa del Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, al conmemorarse un nuevo aniversario de la caída en combate del Comandante Ernesto Che Guevara

8 de octubre de 1967

A orillas del río Ñancahuazú

Diecisiete hombres caminan hacia la aniquilación

El cardenal Maurer llega a Bolivia desde Roma. Trae las bendiciones del Papa y la noticia de que Dios apoya decididamente al general Barrientos contra las guerrillas.

Mientras tanto, acosados por el hambre, abrumados por la geografía, los guerrilleros dan vueltas por los matorrales del río Ñancahuazú. Pocos campesinos hay en estas inmensas soledades; y ni uno, ni uno solo, se ha incorporado a la pequeña tropa del Che Guevara. Sus fuerzas van disminuyendo de emboscada en emboscada. El Che no flaquea, no se deja flaquear, aunque siente que su propio cuerpo es una piedra entre las piedras, pesada piedra que él arrastra avanzando a la cabeza de todos; y tampoco se deja tentar por la idea de salvar al grupo abandonando a los heridos. Por orden del Che, caminan todos al ritmo de los que menos pueden: juntos serán todos salvados o perdidos.

Perdidos. Mil ochocientos soldados, dirigidos por los rangers norteamericanos, les pisan la sombra. El cerco se estrecha más y más. Por fin delatan la ubicación exacta un par de campesinos soplones y los radares electrónicos de la National Security Agency, de los Estados Unidos.

Quebrada del Yuro

La caída del Che

La metralla le rompe las piernas. Sentado, sigue peleando, hasta que le vuelan el fusil de las manos.

Los soldados disputan a manotazos el reloj, la cantimplora, el cinturón, la pipa. Varios oficiales lo interrogan, uno tras otro. El Che calla y mana sangre. El contralmirante Ugarteche, osado lobo de tierra, jefe de la Marina de un país sin mar, lo insulta y lo amenaza. El Che le escupe la cara.

Desde La Paz, llega la orden de liquidar al prisionero. Una ráfaga lo acribilla. El Che muere de bala, muere a traición, poco antes de cumplir cuarenta años, exactamente a la misma edad a la que murieron, también de bala, también a traición, Zapata y Sandino.

En el pueblito de Higueras, el general Barrientos exhibe su trofeo a los periodistas. El Che yace sobre una pileta de lavar ropa. Después de las balas, lo acribillan los flashes. Esta última cara tiene ojos que acusan y una sonrisa melancólica.

Higueras

Campanadas por él

¿Ha muerto en 1967, en Bolivia, porque se equivocó de hora y de lugar, de ritmo y de manera? ¿O ha muerto nunca, en ninguna parte, porque no se equivocó en lo que de veras vale para todas las horas y lugares y ritmos y maneras?

Creía que hay que defenderse de las trampas de la codicia, sin bajar jamás la guardia. Cuando era presidente del Banco Nacional de Cuba, firmaba Che los billetes, para burlarse del dinero. Por amor a la gente, despreciaba las cosas. Enfermo está el mundo, creía, donde tener y ser significan lo mismo. No guardó nunca nada para sí, ni pidió nada nunca.

Vivir es darse, creía; y se dió.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 8 de octubre de 2010.

Texto del próximo taller el 6 de noviembre de 2010

El diálogo de América

Salvador Allende. Fidel Castro

Este diálogo se produjo en Chile, durante la visita de Fidel, coordinado por el periodista Augusto Olivares, quien resistió hasta el final junto a Allende en La Moneda, y allí quedó, el 11 de septiembre de 1973.

Augusto Olivares: Hace mucho tiempo que los hombres del mundo deseaban tener una oportunidad de ver frente a frente, muy próximos al Primer Ministro de Cuba, Comandante Fidel Castro y al presidente de Chile, doctor Salvador Allende. Es interesante que sea América Latina la que haya producido este fenómeno que en estos instantes concita la atención de todo el mundo. Desde que el Comandante Fidel Castro llegó a Chile, muchos periodistas han estado pensando cómo poder seguir una conversación entre estas dos figuras de la política mundial y éste es el momento y ésta es la oportunidad de poder tenerlos próximos y frente a frente en un diálogo abierto sobre temas que interesan a toda la humanidad. Presidente Allende, se habla no sólo en Chile sino en todo el mundo de la expresión «vía chilena» ¿cómo podría usted definir este concepto político que se ha dado en llamar «la vía chilena»?

Salvador Allende: Los pueblos que luchan por su e-mancipación tienen lógicamente que adecuar a su propia realidad las tácticas y la estrategia que ha de conducirlos a la transformación. Chile, por sus características, por su historia, es un país donde la institucionalidad burguesa ha funcionado a plenitud y en donde dentro de esta legalidad burguesa, el pueblo sacrificadamente ha ido avanzando y consiguiendo conquistas, ha ido concientizándose, ha ido comprendiendo que no es dentro de los regímenes capitalistas y del reformismo en donde Chile podrá alcanzar la dimensión de país, dueño de su independencia económica y capaz de llegar a niveles superiores de vida y de existencia.

Augusto Olivares: Comandante Castro, respecto de lo que plantea el presidente Allende, hay interés permanente de profundizar en cómo se produce la incorporación de la clase obrera y de cómo entra la clase obrera como protagonista en la Revolución Cubana.

Fidel Castro: Nosotros hemos decidido este problema, esta cosa. La lucha armada guerrillera que inició un reducido grupo de hombres es algo así como un motor pequeño que permitió arrancar el gran motor de la historia, que son las masas. El movimiento obrero en Cuba, durante los últimos gobiernos, tanto el gobierno corrompido de Fría como el gobierno tiránico de Batista, estaba controlado por dirigentes oficiales, eventualmente habían tomado por asalto a los sindicatos, asesinando dirigentes comunistas y dirigentes obreros honestos. En esa situación, cuando triunfa la Revolución había una situación muy especial, no había dirección oficial obrera pero había un apoyo total de la clase obrera al movimiento revolucionario, que es un movimiento que se gestó con obreros, militantes. Nuestros soldados guerrilleros eran hombres de la zona campesina, trabajadores y obreros y algunos intelectuales, o que pudiera llamárseles intelectuales por su procedencia o por su condición de haber estudiado en la universidad, éramos nosotros. Algunos de nosotros, no todos.

Augusto Olivares: Presidente, la clase obrera, de acuerdo con las respuestas de ustedes, pasa a ser el elemento protagonista en ese proceso. Hay un elemento del escenario ¿usted podría hablarnos un poco de la tradición chilena, de la tradición de lucha y del estilo del país?

Salvador Allende: Bien. Para contestar la pregunta de Augusto Olivares, quiero decirte, Fidel, que lógicamente Chile tuvo, por características mismas de su régimen, la posibilidad de que la clase obrera se organizara. Nació el movimiento obrero chileno en zonas controladas por el imperialismo. De ahí que siempre tuvo una conciencia antiimperialista, en el salitre… Luis Recabarren fue el organizador, el orientador, el dirigente de la clase obrera y las luchas del proletariado chileno en el campo sindical que llevaron muchas veces, como en la mayoría de los países también, a la represión violenta. Sin embargo, se superó y logró, a partir de 1939, unificarse en la Central Única de Trabajadores; pero antes, los campesinos y los obreros habían formado sus partidos de clase. Así tenemos nosotros que el Partido Comunista es el más antiguo de América latina, uno de los más antiguos del mundo y, por cierto, en relación a la población, uno de los más poderosos. De igual manera el Partido Socialista, un partido de clases, un partido de masas, que teniendo puntos discrepantes en aspectos internacionales, algunas veces, ha mantenido con el Partido Comunista no sólo un diálogo sino un entendimiento para encarar juntos los problemas esenciales de Chile. De allí que desde 1951, el Partido Comunista y el Partido Socialista empezaron a caminar por el sendero de un proyecto de clase y con la decisión de hacer posible un vasto y amplio movimiento que permitiera los cambios estructurales de la vida chilena. Y por eso hoy día podemos decir que al margen de un criterio pequeño se ha logrado, sobre la base de la unidad de la clase obrera en el campo sindical y sobre el pilar de los partidos Socialista y Comunista que sectores de la pequeña y mediana burguesía, como el Partido Radical, como el Movimiento Popular Unitario del MAPU, como los de Izquierda Cristiana, hayan configurado este proceso, que lógicamente constituye un factor determinante del proceso de cambio dentro de la realidad chilena. Esto es, más o menos, Fidel, el esquema de lo que ha ocurrido en Chile y la presencia combatiente organizada de los trabajadores en el campo político y en el campo sindical.

Augusto Olivares: La motivación de los pueblos en su lucha a través de la historia es variadísima ¿cómo podría usted definir, Comandante, la motivación de la lucha del pueblo cubano?

Fidel Castro: Digamos por lo menos, de acuerdo con nuestra concepción, que el gran motor de la historia han sido las luchas de las masas oprimidas contra los opresores. Y eso está perfectamente estudiado y se conoce desde que existen las clases en la sociedad humana. En nuestro país existía la doble motivación: era un país sometido y humillado por el imperialismo y, además, dentro de esa situación, una gran masa de campesinos sin tierra, una gran masa obrera explotada, en las condiciones de miseria espantosa, falta total de asistencia médica para las capas pobres de la población, deficiente sistema educacional y porcentaje altísimo de analfabetos, falta de perspectivas para la juventud, cientos de miles de desempleados. Es decir, que había una situación social desesperante, podríamos decir que la gran motivación de nuestro pueblo era la lucha por la vida.

Augusto Olivares: Presidente Allende, la experiencia política chilena es seguida con atención en todo el mundo. Es una experiencia que tiene obstáculos ¿Cómo podría usted definir esos obstáculos?

Salvador Allende: ¿Te das cuenta, Fidel? ¡Tres minutos para definir los obstáculos de una revolución que tiene que hacerse dentro de la democracia burguesa y con los cauces legales de esa democracia…! Sin embargo, tú sabes perfectamente bien que hemos avanzado. Obstáculos... nacen de qué. En primer lugar de una oligarquía con bastante experiencia, inteligente, que defiende muy bien sus intereses y que tiene el respaldo del imperialismo, dentro del marco de una institucionalidad en donde el Congreso tiene peso y atribuciones, y donde el gobierno no tiene mayoría. De allí entonces, que las dificultades sean bastante serias y hace que el proceso revolucionario chileno, dentro de los marcos de esta legalidad, encuentre cada día y en cada momento obstáculos para el avance del cumplimiento del programa de la Unidad Popular. Usted comprende, Augusto Olivares, que las dificultades en el caso nuestro también están en relación...¿con qué? Con una libertad de prensa que es mucho más que una libertad de prensa. Que es un libertinaje de la prensa. Se deforma, se miente, se calumnia, se tergiversa. Los medios de difusión con que cuentan son poderosos, periodistas vinculados a intereses foráneos y a grandes intereses nacionales. No. No sólo no reconocen sino que deforman, repito, las iniciativas nuestras. Todo esto, teniendo nosotros que respetar las conquistas que el pueblo alcanzó y de las cuales lógicamente hace uso y mal uso la oposición al gobierno popular. Por eso, y tú lo has dicho también y lo has reconocido, que las dificultades que se nos presentan a nosotros son bastante…

Fidel Castro: ¡Son admirables las dificultades que tienen!

Salvador Allende: Ya ves tú.

Augusto Olivares: Presidente, y a pesar de los obstáculos ¿se puede llevar adelante el proceso?

Salvador Allende: Y se avanza. Ya lo he dicho: el cobre es nuestro, el hierro es nuestro, el salitre es nuestro, el acero es nuestro; es decir, las riquezas básicas las hemos conquistado para el pueblo.

Fidel Castro: Bueno, yo tengo una impresión, que esa resistencia acude a los procedimientos clásicos, además más desarrollados. Es un procedimiento que nosotros calificamos de fascista y que tratan por tanto de ganar masa, con la demagogia si es posible de los sectores más atrasados de las capas humildes, y ganar masa en las capas medias. Y entonces hará falta una cuestión por demostrar: si esos intereses se resignaran pasivamente a los cambios de estructura que la Unidad Popular y el pueblo chileno han querido llevar adelante. Y es de esperar, si nosotros vamos a analizar teóricamente esta cuestión, que hagan resistencia, hagan resistencia fuerte e incluso hagan resistencia violenta, de manera que ése es un factor que no se puede descontar en absoluto en la actual situación chilena, a mi juicio, que es el juicio de un visitante, que viene de un país que está en otras condiciones. Es como un viaje de un mundo a otro mundo.

Salvador Allende: Tú lo has dicho y yo creo que es muy justo; los revolucionarios nunca han generado la violencia. Han sido los sectores de los grupos golpeados por la revolución los que generan la violencia en la contrarrevolución.

Fidel Castro: Mantuvieron los sistemas por la violencia, así los defienden, por la violencia.

Salvador Allende: Así es.

Augusto Olivares: Comandante, tanto usted como el presidente Allende se han referido a los obstáculos que encuentra el proceso revolucionario chileno. ¿Usted podría hablar de los obstáculos que ha encontrado el proceso revolucionario cubano?

Fidel Castro: Mira, nuestra lucha se inicia en medio de un régimen tiránico y sangriento, que mantenía el poder mediante una represión brutal, sin ninguna de las circunstancias políticas que tuvieran similitud con la situación de Chile.

Salvador Allende: Totalmente distinto.

Fidel Castro: Entonces se desarrolla una guerra revolucionaria, se llega al gobierno mediante una guerra victoriosa del pueblo. Hubo luchas, desde luego, hubo resistencias, pero el obstáculo nuestro fue de orden exterior, porque chocamos lógicamente de inmediato con los intereses imperialistas. Entonces el imperialismo fue quien constituyó la oposición fundamental, una formidable oposición a nuestro país, que además utilizaba los factores internos: las clases, los terratenientes, los elementos más reaccionarios; inmediatamente comenzó a organizarlos y a vertebrarlos para una lucha que en un momento dado fue ideológica pero que durante muchos años fue violenta.

Augusto Olivares: Compañero Fidel ¿allá también el imperialismo controlaba la tierra?

Fidel Castro: El imperialismo controlaba la tierra. El cobre nuestro es la caña de azúcar. Y la caña se cultivaba en las mejores tierras, y las mejores tierras cañeras eran de la United Fruit Company y de otras numerosas compañías de EE. UU., de manera que nuestra Ley de Reforma Agraria nos hace chocar de inmediato contra los intereses imperialistas.

Augusto Olivares: Le hice esa pregunta porque es distinto: aquí controlaban las minas, allá controlaban las tierras.

Fidel Castro: Exactamente. La diferencia era que nosotros no teníamos esos obstáculos de que hablaba el presidente. Lo que tuvimos fue una lucha muy frontal del imperialismo que ha durado estos trece años.

Augusto Olivares: Coincidiendo, presidente, con la visita del Primer Ministro Fidel Castro, se ha producido un repunte de los sectores adversos a su gobierno...

Fidel Castro: ¡Qué manera tan fina de llamar!: sectores adversos...

Salvador Allende: ¿Te das cuenta Fidel?

Augusto Olivares: Creo que es objetivo, Comandante, así que tengo que hacer una pregunta…

Fidel Castro: ¿Y acaso tú crees que es objetivo llamar con tanta finura a la antítesis de este proceso?

Augusto Olivares: Por eso, justamente eso es lo que quería entrar en la pregunta. ¿Qué piensa usted, presidente, que se produciría en Chile si la contrarrevolución se alzara?

Salvador Allende: En primer lugar creo que es justo destacar, Augusto Olivares, que se ha recrudecido el proceso con la presencia de Fidel. Es lógico.

Fidel Castro: De manera que yo tengo la culpa.

Salvador Allende: No, pero ellos saben lo que significa la presencia de Cuba y la presencia de Fidel Castro en Chile. Ellos tienen conciencia de que es vitalizar el proceso revolucionario latinoamericano. Ellos tienen la evidencia de que la unidad de nuestros pueblos es un factor indiscutible que fortalece la voluntad y la decisión de los pueblos para romper la dependencia. Además es indiscutiblemente contribuir a terminar con el aislamiento intencionado de Cuba. Por eso es que ha recrudecido. Además también, porque a ellos les duele profundamente, Fidel, el éxito que tú has tenido, el hecho de que mineros, campesinos, soldados, obreros, sacerdotes, hayan dialogado contigo, las grandes manifestaciones de masa. Claro, lógicamente, han sido de calidez y afecto por ti y la Revolución Cubana, pero también, en el fondo, de apoyo al gobierno, porque es el gobierno del pueblo el que ha hecho posible tu presencia aquí ¿verdad?

Fidel Castro: Es cierto. Pero te voy a decir una cosa: la mano del imperialismo está detrás de todo eso, sin ninguna duda. Te digo que nosotros tenemos bastante experiencia de cómo actúa. Y cierto aceleramiento de esas actitudes, y ciertas tácticas, y la forma en que se han producido y precisamente durante la visita, cuando estaba una gran parte del mundo con los ojos puestos en el resultado del diálogo entre nosotros y del encuentro entre nuestros pueblos y nuestros procesos; entonces, han tratado de desviar la atención hacia determinado tipo de problemas. Yo no tengo la menor duda, ni la más remota duda de que la mano del imperialismo ha estado detrás de todo esto.

Salvador Allende: El pueblo está en el gobierno, si lograran ellos lo que no van a conseguir, derrocar a este gobierno, se caería en el caos, en la violencia, en la lucha fraticida…

Fidel Castro: Y en el fascismo.

Salvador Allende: El imperialismo, que ha estado y está detrás de todos los procesos para atajar la Revolución, que significa los cambios y su derrota, en Chile no va a poder desembarcar. En Chile no va a intervenir materialmente. Pero busca otros caminos, cual es alentar a los grupos reaccionarios e incubar a los grupos fascistas y utilizan la demagogia y movilizan los grupos de menor conciencia social. Pero tengo la seguridad y la certeza absoluta de la respuesta implacable y dura del pueblo, y personalmente: yo cumplo una tarea. Yo no estoy ahí para satisfacer una vanidad personal. Yo soy un luchador de toda mi vida. He dedicado mi esfuerzo y mi capacidad a hacer posible el camino al socialismo. Y cumpliré el mandato que el pueblo me ha entregado. Lo cumpliré implacablemente. Cumpliré el programa que le hemos prometido a la conciencia política de Chile. Y aquellos que desataron siempre la violencia social, si desatan la violencia política, si el fascismo pretende utilizar los medios con que siempre arrasó a los que pretendieron hacer la Revolución, se encontrarán con la respuesta nuestra y mi decisión implacable. Yo terminaré de presidente de la república cuando cumpla mi mandato. Tendrán que acribillarme a balazos, como lo dijera ayer, para que deje de actuar. No defiendo una cosa personal. Defiendo al pueblo de Chile en su justo anhelo de hacer las transformaciones que le permitan vivir en dignidad, con un sentido nacional distinto, y hacer de Chile un país independiente, dueño de su propio destino. Yo creo que es una posición clara.

Fidel Castro: Yo realmente admiro mucho ese pronunciamiento tuyo. Y eso será una bandera para el pueblo. Porque cuando los dirigentes están dispuestos a morir, el pueblo está dispuesto a morir y dispuesto a hacer lo que sea necesario Y ése ha sido un factor muy esencial en todo proceso político revolucionario.

Augusto Olivares: Comandante, tanto el presidente Allende como usted, han hablado todo el tiempo del imperialismo como el principal enemigo de los procesos revolucionarios de los dos países, resulta casi inexplicable la supervivencia del proceso cubano a noventa millas de los Estados Unidos ¿cómo puede usted definir las características de ese proceso?

Fidel Castro: Ellos han utilizado armas políticas, armas militares, armas económicas, pero nosotros hemos logrado desarrollar un pueblo muy unido, en que no hay ningún factor diversionista, no hay elementos de división, hemos creado una gran igualdad, una gran unidad. En nuestro pueblo, hombres y mujeres están dispuestos a pelear; en nuestro país, hombres y mujeres están dispuestos a luchar hasta la última gota de sangre. Y eso el imperialismo lo sabe y por eso nos respeta. Y no creo que tenga ya la más remota posibilidad de aplastar a la Revolución. Y en todo caso, tendría que aplastar el país. Y nosotros con relación a eso tenemos una frase de Antonio Maceo, que fue uno de nuestros más valerosos combatientes de la independencia: «quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si es que no perece en la demanda».

Augusto Olivares: Presidente Allende y Comandante Castro: ustedes se han reunido en muchas oportunidades en Cuba, pero es ésta la primera vez, y es Chile el escenario del encuentro de ustedes dos como gobernantes. La atención de todo el mundo ha estado concentrada sobre estas conversaciones que ustedes han tenido, sobre la visita del Comandante Castro. Especialmente América Latina es la que ha estado pendiente. ¿Qué le parece a usted, presidente, este encuentro de ustedes como gobernantes de dos pueblos que están en proceso revolucionario frente al cuadro de una América Latina explotada?

Salvador Allende: La verdad es que tenemos que considerar que Cuba y Chile constituyen la vanguardia de un proceso que tiene que alcanzar al resto de los pueblos latinoamericanos. Yo diría más, que al resto de los pueblos explotados. Pero América latina no puede seguir siendo sólo el continente de la esperanza. Hay que imaginarse lo que significa la brecha, la distancia que separa a nuestros países, dependientes en lo económico y sometidos en lo político, de los países del capitalismo industrial y de los países socialistas. América Latina no puede seguir siendo la diferencia brutal de una minoría dueña del poder y la riqueza y las grandes masas al margen de la cultura, de la salud, de la vivienda, de la alimentación, de la recreación, del descanso. Muchas veces lo hemos dicho y bastaría citar tan sólo una cifra: en América latina hay más de veinte millones de seres humanos que viven al margen del conocimiento de la moneda como medio de intercambio; en América latina hay ciento cuarenta millones de semianalfabetos y analfabetos, en América latina faltan diecinueve millones de viviendas; el cincuenta y tres por ciento de los latinoamericanos se alimenta mal; en América Latina hay diecisiete millones de cesantes y además hay más de sesenta millones de gente que tiene sólo trabajos ocasionales. Por lo tanto, el régimen capitalista ha demostrado su ineficacia, la explotación del hombre por el hombre como característica de esto ha hecho crisis. América latina tiene la oportunidad de estar presente en el momento en que el mundo cruje; cruje en lo económico, cruje en lo moral, cruje en lo político. Y ahí entonces, que las reservas de este continente tendrán que expresarse cuando los pueblos alcancen la posibilidad de intervenir, cuando los pueblos lleguen al gobierno, cuando hayan arrasado con las viejas oligarquías cómplices del imperialismo y cuando indiscutiblemente haya una voz de América Latina, de pueblo continente, como lo soñaran los próceres de nuestra independencia. Volcada por los caminos, de acuerdo con las características de cada país, ya emerge esta voluntad, ya se hace presente indiscutiblemente, no sólo en este continente sino en otros continentes. Lo hemos dicho muchas veces: los que han caído en Vietnam y caen en Vietnam no sólo lo hacen por su patria, lo hacen también por los insurrectos y los explotados del mundo. Los que cayeron en Cuba señalaron un camino de esfuerzo y sacrificio para hacer posible la Cuba de hoy, Primer Territorio Libre de América Latina. Los que cayeron hace años en Chile hoy constituyen la simiente de este proceso revolucionario. Los pueblos explotados del mundo tienen conciencia de su derecho a la vida y por eso el enfrentamiento está más allá de nuestra frontera y se hará en sentido universal. Pero América latina tendrá algún día la voz que le corresponde a un pueblo hasta hoy día sometido para que sea mañana la voz de un continente libre.

Fidel Castro: Nosotros consideramos que este continente tiene en su vientre una criatura que se llama Revolución, que viene en camino y que inexorablemente, por ley biológica, por ley social, por ley de la historia tiene que nacer. Y nacerá de una forma o de otra. El parto será institucional, en un hospital o será en una casa. Serán ilustres médicos o será la partera quien recoja la criatura. Pero de todas maneras, habrá parto.

Conclusiones del taller de lectura Nº 18

“Segunde Declaración de La Habana”

Este documento producido en Cuba en febrero de 1962, contiene un certero diagnóstico acerca de las consecuencias por la aplicación de las políticas imperialistas de los Estados Unidos hacia América Latina, durante el transcurso de la década del sesenta. En el mismo se expresa también la indignación del pueblo Cubano ante la traición de los gobiernos latinoamericanos (salvo México), por la expulsión de Cuba de la OEA, Organización de Estados Americanos, en la reunión de cancilleres en Punta del Este, Uruguay.

Comienza el texto con los pensamientos de José Martí, donde a fines del siglo XIX expresa que: sólo con la independencia de Cuba se podrá evitar la anexión de los pueblos de nuestra América a los Estados Unidos. Sin embargo recién a partir del año 1959 Cuba se levantó, rompiendo las cadenas que la ataban al imperio opresor. Así como en su momento la burguesía consideraba justa y necesaria la revolución contra el feudalismo, hoy se hace necesaria una revolución socialista. Cuando la burguesía conquistó el poder instauró el sistema capitalista, basada en la propiedad privada de los medios de producción, generando así grandes monopolios, acumulando enormes ganancias en base a la explotación del trabajo humano. Así fue como después de 1914 unos diez países imperialistas prácticamente se repartieron el mundo. El capitalismo desarrolló gigantescos instrumentos productivos, pero a su vez se desarrolló una nueva fuerza social: el proletariado, llamado a combatir este sistema de explotación, exigiendo el desarrollo planificado de la economía y la utilización racional de los medios de producción y de los recursos naturales. Así fue como se desarrolló la primera y luego la segunda guerra mundial, culminando con la derrota del fascismo, creándose el campo mundial del socialismo con más de mil doscientos millones de seres humanos que conquistaron su independencia en Asia y en África. Cuba y América Latina también fueron objeto de los intereses de los imperialistas. Luego del triunfo de la Revolución cubana, los imperialistas temían que ésta se extendiera a toda América Latina en sus luchas por la liberación, y es por esto que la intentan aplastar a toda costa. Pero cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia (condiciones subjetivas) se adquiere, la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce. Hoy América Latina está sometida al imperialismo más despiadado que durante el coloniaje español, que con la intervención por parte del gobierno de los Estados Unidos en la política interna de los países de América Latina, pretenden evitar sus revoluciones libertadoras. Hacen espionaje por medio de sus misiones militares, organizando bandas fascistas por medio de sus embajadas para sembrar el terror en nuestros países, con la finalidad de eliminar a los dirigentes políticos que van surgiendo y poder de esta manera continuar con sus políticas de explotación y el saqueo de nuestros recursos naturales. Esta política tuvo su punto culminante en la reciente reunión de cancilleres en Punta del Este, exigiéndoles la renuncia a la soberanía nacional, contra lo cual lucharon nuestros próceres desde Bolívar hasta Sandino. En Punta del Este se libró una gran batalla ideológica entre la Revolución cubana y el imperialismo yanqui. Allí quedó demostrado que la OEA no es más que un ministerio de colonias yanquis aliadas militarmente para reprimir a los pueblos en su lucha por la liberación. A los tres años del triunfo de la Revolución, Cuba ha sido sometida a los más diversos actos de sabotaje y de hostigamiento sin que la OEA se entere, pero al mismo tiempo es expulsada de su organización con la complicidad de los gobiernos de todos los países latinoamericanos, salvo México. En cambio los pueblos no piensan de la misma manera ya que éstos son los que sufren sus políticas agresivas. En Punta del Este surge la llamada “Alianza para el Progreso”, estimulando materialmente a aquellos países que se sometan a las políticas imperiales, estímulos que seguramente no han de llegar al seno de sus pueblos, condenándolos a la persecución maccarthista. Desde América Latina fluyen hacia los Estados Unidos cuatro mil dólares por minuto, pero por cada mil dólares que se van nos queda un muerto, es decir ¡mil dólares por muerto, cuatro veces por minuto! Ante la acusación de que Cuba exportará su revolución, Cuba dice que las revoluciones no se exportan porque las hacen sus pueblos, y sólo puede darles su ejemplo, demostrando que la revolución es posible mediante la lucha irregular contra los ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional. Ante esta realidad, el imperialismo utiliza sus grandes monopolios de información mediática para sembrar el divisionismo, el sectarismo y el miedo a las ideas revolucionarias. Sólo con la unión de la clase obrera, los intelectuales y la burguesía progresista, se puede lograr vencer el dominio imperialista. El deber de todo revolucionario es hacer la revolución. Si los pueblos latinoamericanos triunfaron luchando contra el poder colonial español, hoy les toca esta nueva lucha, por la liberación del imperialismo yanqui.

En el posterior debate se analizó la similitud con la situación actual, tomando como ejemplo el reciente intento de golpe de estado en el Ecuador, pero esta vez fueron los pueblos representados por los cancilleres y organizados en la UNASUR, los que salieron en su defensa para evitar que logren sus objetivos imperiales.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 2 de Octubre de 2010