octubre 06, 2010

Conclusiones del taller de lectura Nº 18

“Segunde Declaración de La Habana”

Este documento producido en Cuba en febrero de 1962, contiene un certero diagnóstico acerca de las consecuencias por la aplicación de las políticas imperialistas de los Estados Unidos hacia América Latina, durante el transcurso de la década del sesenta. En el mismo se expresa también la indignación del pueblo Cubano ante la traición de los gobiernos latinoamericanos (salvo México), por la expulsión de Cuba de la OEA, Organización de Estados Americanos, en la reunión de cancilleres en Punta del Este, Uruguay.

Comienza el texto con los pensamientos de José Martí, donde a fines del siglo XIX expresa que: sólo con la independencia de Cuba se podrá evitar la anexión de los pueblos de nuestra América a los Estados Unidos. Sin embargo recién a partir del año 1959 Cuba se levantó, rompiendo las cadenas que la ataban al imperio opresor. Así como en su momento la burguesía consideraba justa y necesaria la revolución contra el feudalismo, hoy se hace necesaria una revolución socialista. Cuando la burguesía conquistó el poder instauró el sistema capitalista, basada en la propiedad privada de los medios de producción, generando así grandes monopolios, acumulando enormes ganancias en base a la explotación del trabajo humano. Así fue como después de 1914 unos diez países imperialistas prácticamente se repartieron el mundo. El capitalismo desarrolló gigantescos instrumentos productivos, pero a su vez se desarrolló una nueva fuerza social: el proletariado, llamado a combatir este sistema de explotación, exigiendo el desarrollo planificado de la economía y la utilización racional de los medios de producción y de los recursos naturales. Así fue como se desarrolló la primera y luego la segunda guerra mundial, culminando con la derrota del fascismo, creándose el campo mundial del socialismo con más de mil doscientos millones de seres humanos que conquistaron su independencia en Asia y en África. Cuba y América Latina también fueron objeto de los intereses de los imperialistas. Luego del triunfo de la Revolución cubana, los imperialistas temían que ésta se extendiera a toda América Latina en sus luchas por la liberación, y es por esto que la intentan aplastar a toda costa. Pero cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia (condiciones subjetivas) se adquiere, la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce. Hoy América Latina está sometida al imperialismo más despiadado que durante el coloniaje español, que con la intervención por parte del gobierno de los Estados Unidos en la política interna de los países de América Latina, pretenden evitar sus revoluciones libertadoras. Hacen espionaje por medio de sus misiones militares, organizando bandas fascistas por medio de sus embajadas para sembrar el terror en nuestros países, con la finalidad de eliminar a los dirigentes políticos que van surgiendo y poder de esta manera continuar con sus políticas de explotación y el saqueo de nuestros recursos naturales. Esta política tuvo su punto culminante en la reciente reunión de cancilleres en Punta del Este, exigiéndoles la renuncia a la soberanía nacional, contra lo cual lucharon nuestros próceres desde Bolívar hasta Sandino. En Punta del Este se libró una gran batalla ideológica entre la Revolución cubana y el imperialismo yanqui. Allí quedó demostrado que la OEA no es más que un ministerio de colonias yanquis aliadas militarmente para reprimir a los pueblos en su lucha por la liberación. A los tres años del triunfo de la Revolución, Cuba ha sido sometida a los más diversos actos de sabotaje y de hostigamiento sin que la OEA se entere, pero al mismo tiempo es expulsada de su organización con la complicidad de los gobiernos de todos los países latinoamericanos, salvo México. En cambio los pueblos no piensan de la misma manera ya que éstos son los que sufren sus políticas agresivas. En Punta del Este surge la llamada “Alianza para el Progreso”, estimulando materialmente a aquellos países que se sometan a las políticas imperiales, estímulos que seguramente no han de llegar al seno de sus pueblos, condenándolos a la persecución maccarthista. Desde América Latina fluyen hacia los Estados Unidos cuatro mil dólares por minuto, pero por cada mil dólares que se van nos queda un muerto, es decir ¡mil dólares por muerto, cuatro veces por minuto! Ante la acusación de que Cuba exportará su revolución, Cuba dice que las revoluciones no se exportan porque las hacen sus pueblos, y sólo puede darles su ejemplo, demostrando que la revolución es posible mediante la lucha irregular contra los ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional. Ante esta realidad, el imperialismo utiliza sus grandes monopolios de información mediática para sembrar el divisionismo, el sectarismo y el miedo a las ideas revolucionarias. Sólo con la unión de la clase obrera, los intelectuales y la burguesía progresista, se puede lograr vencer el dominio imperialista. El deber de todo revolucionario es hacer la revolución. Si los pueblos latinoamericanos triunfaron luchando contra el poder colonial español, hoy les toca esta nueva lucha, por la liberación del imperialismo yanqui.

En el posterior debate se analizó la similitud con la situación actual, tomando como ejemplo el reciente intento de golpe de estado en el Ecuador, pero esta vez fueron los pueblos representados por los cancilleres y organizados en la UNASUR, los que salieron en su defensa para evitar que logren sus objetivos imperiales.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 2 de Octubre de 2010

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