febrero 06, 2021

Conclusiones y reflexiones del taller 142

“La Revolución es diálogo”

Este texto tomado de Granma el 3 de febrero de 2021, escrito por  Enrique Ubieta Gómez, ensayista e investigador cubano, director de la revista Cuba Socialista y autor de varios libros, analiza las recientes acciones contrarrevolucionarias llamadas “golpes suaves” que fueron dirigidos desde los Estados Unidos hacia Cuba, y que no tienen éxito debido a la extendida formación política del pueblo cubano que rápidamente intuye que se tata de falsos gestos provocados por un puñado de traidores. La finalidad siempre es la misma: provocar el descontento entre la población cubana para lograr un alzamiento contra la Revolución. El objetivo no es el Ministerio de Cultura, sino es la propia Revolución, que no será negociada ni será abandonada. Revolución es diálogo y las nuevas provocaciones volverán a fracasar.

“La Revolución es diálogo”

Este texto tomado de Granma el 3 de febrero de 2021, escrito por  Enrique Ubieta Gómez, ensayista e investigador cubano, director de la revista Cuba Socialista y autor de varios libros, analiza las recientes acciones contrarrevolucionarias llamadas “golpes suaves” que fueron dirigidos desde los Estados Unidos hacia Cuba, y que no tienen éxito debido a la extendida formación política del pueblo cubano que rápidamente intuye que se tata de falsos gestos provocados por un puñado de traidores. La finalidad siempre es la misma: provocar el descontento entre la población cubana para lograr un alzamiento contra la Revolución. El objetivo no es el Ministerio de Cultura, sino es la propia Revolución, que no será negociada ni será abandonada. Revolución es diálogo y las nuevas provocaciones volverán a fracasar.

Vamos a compartir ahora las devoluciones con las reflexiones, los análisis y comentarios que nos han enviado nuestras lectoras y lectores.


Devolución Sebastián

Después de reflexionar sobre el texto propuesto por el taller de lectura, titulado "La revolución es diálogo" de Enrique Ubieta Gómez, se piensa:

La sociedad cubana continúa contrarrestando y resistiendo imposiciones de sus contrapartes en la lucha revolucionaria. Aunque, aun así muestra su humanismo al brindar ayuda y asistencia hacía los que lo necesitan.

Las feroces acciones contrarrevolucionarias que tanto han afectado al pueblo cubano son de escaso diálogo, y pensar en cambios tienen su esencia en el conflicto mediático y violento. Sin embargo estos montajes falaces no han de engañar al pueblo cubano y socialista que encuentran gran desconocimiento en los dictámenes de estos grupos.

Sebas

 

Devolución Lucía (desde Colombia)

Los contrarrevolucionarios utilizan los golpes suaves, que son aparentemente “amigables”, contaminado el lenguaje y siempre vendidos al imperialismo. Pero lo que hay que tener claro es que la riqueza de la Revolución es la educación, el bienestar social, en general, la riqueza intangible, premisas que el mundo capitalista no valora, por eso como dice el texto “La guerra que nos hacen no es de pensamiento; ellos lo mutilan, lo banalizan, le temen, pero nosotros lo necesitamos para vencer.” Un Abrazo para todos !!

Lucía

 

Devolución Marcelo – Alejandra

La verdadera revolución que comenzó, se sostuvo, se sostiene, y siempre triunfa porque se ocupó de educar a todos por igual, propiciando la reflexión y el diálogo permanentes. Estos intentos imperialistas que buscan debilitarla con la farsa comprada, solo son intentos fallidos frente a un pueblo que muestra una gran fortaleza ante lo real, lo verdadero y lo palpable. Un pueblo solidario y comprometido con quiénes más lo necesitan.

Una intención auténtica de diálogo no busca debilitar al otro, busca el encuentro, y esto no parece estar sucediendo por lo que aparece a la luz, por parte de la nueva administración de Estados Unidos.

Coincidimos con el autor del texto y rescatamos como muy importante considerar que "a los verdaderos revolucionarios le interesa la verdad y la necesitan como único camino hacia la justicia".

Atentamente Alejandra y Marcelo.

 

Devolución Víctor

Las agresiones a la Revolución Cubana no cesa pero el pueblo cubano es culto y sabe lo que sucede.

Desde la farsa de San Isidro y hace unos días en el ministerio de cultura continúan tratando de destruir la Revolución.

Pero no podrán ya que la firmeza de su pueblo, está cada vez más arraigada en el pueblo siguiendo los principios de José Martí “SER CULTO PARA SE LIBRE”.

Estos mercenarios pagados por organizaciones extranjeras en especial de los Estados Unidos no van a poder frenar los grandes logros de Cuba en educación, salud y solidaridad con todo el mundo pese al criminal bloqueo impuesto por el imperio.

El gobierno estuvo y está dispuesto a dialogar con quien así lo desean hacer, pero estos pequeños grupos no lo aceptan, quieren negociar la Revolución y eso es imposible.

Continuarán de fracaso en fracaso.

Un pueblo en revolución, unido y culto jamás será vencido.

Finalizo con lo dicho en el discurso pronunciado por Fidel Castro en el acto de clausura de la Convención Nacional de Consejos Técnicos Asesores, celebrado en el círculo social obrero “Charles Chaplin”, el 11 de febrero de 1961:

“Miedo aquí, hace rato que nadie tiene. ¿Miedo aquí al imperialismo?: ¡Ninguno! La suerte está echada desde que la Revolución Cubana surgió al mundo; y la Revolución Cubana seguirá existiendo, por mucho que les duela eso a los señores imperialistas; y la Revolución Cubana seguirá triunfando, por mucho que les quite a ellos el sueño”.

Víctor

 

Devolución  Fran - Ana

Nos pareció muy interesante el texto elegido. Es una reflexión más, de otras tantas muy valiosas, que busca comprender la situación de Cuba.

De la nota rescatamos primero una variable histórica en la forma que se comporta el Imperio: si su principal intención es la dominación absoluta del "patio trasero", la forma en que busque lograr su objetivo cambia con el tiempo; la derecha se adapta y no se divide (casi nunca).

Queda claro que ya no desembarcan soldados como antes; los golpes de estado de la United Fruit no son factibles a estos tiempos, como ya no lo es el uso de la violencia revolucionaria. Por esto se da paso a una lucha de ideas y valores, aún más importante que antes; los golpes blandos son eso, inoculan "fake news" en la población, sembrando apatía y deslegitimando la política como herramienta transformadora, al tiempo que el poder judicial impone el "law fare" contra quienes se revelan.

En la nota aclara que el caso San Isidro en Cuba es eso, una opereta de la contrarrevolución. Y si bien el pueblo sufre y resiste el bloqueo y la pandemia, aprendieron a defenderse y a no dejarse engañar con patrañas.

Segundo nos pareció importante la reivindicación de la palabra diálogo: la revolución cubana le da un significado y un valor muy distinto y de forma práctica, no teórica. Esto es así porque los mecanismos de democracia participativa al que accede el pueblo se hacen sobre los pilares morales e ideológicos de Martí y Fidel.

En cambio para el imperio y sus lacayos, su definición de diálogo está basada en mentiras; su único propósito es imponer sus intereses capitalistas. Por eso la revolución, el pueblo cubano, debe seguir construyendo socialismo, al mismo tiempo que va definiendo el significado real de las palabras diálogo, democracia, libertad e igualdad, solidaridad.

Por último es importante la reivindicación y defensa que hace el autor de la nueva generación que llega al gobierno.

Nadie que se diga revolucionario puede plantear destruir para imponer ideales y valores que solo benefician a una minoría privilegiada. Es en el propio movimiento de la historia donde el pueblo cubano va cambiando lo necesario, pero defendiendo ante todo lo conquistado.

Por eso para el resto de los pueblos, Cuba es un faro que nos guía.

Fran y Ana

 

Devolución Dani

En principio no me es de extrañar nada de lo que se dice en el texto. Creo que el solo hecho de ver al pueblo cubano, no solo haciéndole frente a una pandemia (superando todos y cada uno de los obstáculos que trae como consecuencia el bloqueo), sino también teniendo siempre como principal bandera "su solidaridad internacional", no hace más que alterar y poner en evidencia a aquellos que tienen como horizonte la desestabilización de Cuba y de la revolución.

Creo que cada vez y de forma más notoria saltan a la luz los fallidos intentos para generar caos y desacreditación del pueblo cubano.

En fin, un nuevo intento, al cual la revolución como siempre supo poner el pecho, y enfrentar a través del diálogo, la escucha y la comunicación. Algo que evidentemente los antirrevolucionarios no conocen ni están interesados en conocer.

"Un futuro diferente está a una conversación de distancia".... Evidentemente es lo que el gobierno de EEUU junto con los antirrevolucionarios no están dispuestos a generar.

Dani

 

Devolución Hilda

Desde que triunfó la Revolución en Cuba, los cubanos la van a defender siempre y esté quien esté como presidente en los Estados Unidos, ellos van a hablar mal de la Revolución y van a tratar de destruirla. No quieren que los cubanos sean un pueblo soberano, y por eso siguen con el bloqueo. Con los golpes blandos tampoco van a destruir la Revolución porque la gente en Cuba está convencida que ese socialismo les garantiza una vida digna con todas las necesidades básicas cubiertas. No lo van a lograr.

Hilda

 

Devolución Alicia – Maxi

Pretende la derecha fascista incitar al gobierno revolucionario al diálogo, poniendo en juego la Revolución misma? Es que la Revolución no se negocia!

El 27 de febrero, el mismo día en que un grupo de jóvenes cubanos llevaban la antorcha en homenaje al natalicio de José Martí desde las escalinatas de la Universidad hasta la Fragua Martiana, otros veintidós jóvenes montaron un nuevo show mediático frente al Ministerio de Cultura en La Habana, para envenenar a las redes sociales. Nueve de ellos eran pagados por la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y por la NED (Fundación Nacional para la Democracia, financiada por el Congreso de los Estados Unidos). Lo hicieron a través de los mal llamados medios independientes como ADN Cuba, Diario de Cuba, Periodismo de Barrio, entre otros. Últimamente las redes sociales e Internet se han convertido en un escenario permanente de confrontación ideológica generando una verdadera guerra cultural y de símbolos  con la intención de provocar la inestabilidad en el país y fracturar la unidad de los cubanos. Pero la libertad, la justicia y la democracia socialista no se negocian. El Estado socialista cubano en Revolución es diálogo, porque es una democracia socialista y participativa. Como nos enseñó Fidel: dentro de la Revolución, todo; fuera de la Revolución, nada.

Alicia y Maxi.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 06 de febrero de 2021.


Taller de Lectura n° 142 - Febrero de 2021

 

Taller de Lectura n° 142 - Febrero de 2021

“La Revolución es diálogo”

Por Enrique Ubieta Gómez – 3 de febrero de 2021

Tomado de Granma - http://www.granma.cu/cuba/2021-01-29/la-revolucion-es-dialogo-29-01-2021-22-01-01

Debieran saberlo. Los manuales de golpes «suaves», sibilinos, no son recomendables en Cuba; el pueblo intuye rápidamente los falsos gestos y detesta a los traidores. El gobierno de Trump llevó la agresión a tal extremo en 2019 que el Presidente Miguel Díaz-Canel, al despedir aquel año, dijo: «nos tiraron a matar, y estamos vivos». Pero en 2020 la pandemia se sumó al bloqueo, siempre incrementado. Mientras la Revolución invertía sus escasos recursos en la prevención, la atención médica a sus ciudadanos y la investigación-producción de medicamentos, con resultados altamente satisfactorios, garantizaba la vitalidad del país, y enviaba brigadas médicas a más de 40 naciones, algunas ricas y las más, pobres, como expresión de una solidaridad esencial, irrenunciable, el bloqueo se intensificaba de forma criminal. Los jóvenes cubanos fueron protagonistas en todas las trincheras. No hubo milagros y, sin embargo, lo parecía: Cuba resistía y mostraba al mundo su humanismo. «Somos el país que se ha empeñado en resistir y vencer los cercos y los ataques más crueles y perversos. Y aquí seguimos: Viviendo, resistiendo, creando y venciendo», exclamó Díaz-Canel en diciembre de 2020.

 Las más recientes acciones de la contrarrevolución intentan capitalizar los efectos económicos del bloqueo y de la pandemia y crear obstáculos a la nueva administración estadounidense en un eventual cambio de política que retome la senda del diálogo con el Gobierno cubano. Tal pretensión revela el carácter miserable de sus promotores. Ya se ha hablado lo suficiente del montaje de San Isidro: «actitudes mercenarias conectadas con huelgas falsas de supuestos artistas que buscaban atraer a la opinión pública y a la intelectualidad para imponer diálogos camuflados en preocupaciones auténticas del sector», explicaba de forma sintética nuestro Presidente. Sus acciones no están dirigidas contra una institución en específico, porque las demandas no son culturales o gremiales, sino políticas; el objetivo no es el Ministerio de Cultura o cualquier otro espacio institucional, es la Revolución.

Manipulan con cinismo la palabra diálogo sobre bases imposibles: si los reclamos son abstractos y, en la práctica, desconocedores de la existencia de un Estado socialista de derecho, abrumadoramente apoyado por el pueblo; si la actitud es provocadora y aspira más a la exposición mediática que al reconocimiento del otro con el que se pretende dialogar; si están atados a instrucciones de manual y a decisiones de «expertos» en golpes suaves y duros, y la demanda, la verdadera, es el abandono de la Revolución; entonces no hay ni habrá diálogo. No nos entendemos. La Revolución no negocia su existencia. Ellos lo saben y la maniobra es cínica: vaciar de contenido el diálogo, para culparnos de su inexistencia. Por eso cuando, pese a todo, la Revolución, con toda paciencia, los convoca, se desconciertan, y apuestan al performance mediático, al acoso institucional.

La Revolución se empeña en personalizar a quienes demandan atención de sus instituciones. Sabe que la contaminación de objetivos, de lenguaje y de personas es notoria, un resultado promovido durante años en plataformas mediáticas para la restauración de la república neocolonial, en becas, en generosas remuneraciones, y en el brillo espurio de la notoriedad metropolitana; sabe que hay lidercillos bien pagados por el imperialismo –no importa si son o no artistas: ninguna profesión ampara el mercenarismo–, y que, quizás, algún convocado albergue intenciones honestas. Pero la ingenuidad y la ignorancia tienen límites. ¿Aceptaría un hombre o una mujer honestos ser representado por un provocador pagado que grita ante la cámara que lo filma que está siendo amenazado, cuando sabe que es mentira? A la contrarrevolución no le interesa la verdad, solo aspira a tomar el poder. El guion del llamado «golpe blando» no es pacífico, ni blando. ¿Aceptaría usted ser representado  por «desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte», como diría José Martí? No se supone que la respuesta del pueblo sea blanda.

La Revolución es diálogo. Primero alfabetizó a todos, y abrió las puertas del conocimiento a las mayorías, sin importar el origen, el lugar de residencia o el color de la piel. El diálogo existió en la Plaza, en las escuelas, en las asambleas de trabajadores, en los congresos, en los debates sobre los Lineamientos o sobre la Constitución. Nuevas formas de debate, de participación ciudadana, surgen en las redes. Un gobierno que reajusta sus propias decisiones y leyes si comprende que no son apropiadas o justas; que se reúne con sus científicos y sus intelectuales, para pensar y buscar soluciones de conjunto, es un gobierno que dialoga, que escucha. A los revolucionarios sí les interesa la verdad, la necesitan, porque es el único camino hacia la justicia. La guerra que nos hacen no es de pensamiento; ellos lo mutilan, lo banalizan, le temen, pero nosotros lo necesitamos para vencer.

Si alguien cree que el retiro de la generación histórica en abril, durante el 8vo. Congreso del Partido, abrirá una brecha en la unidad de los revolucionarios cubanos, no tiene fe en el pueblo. Porque tenemos como referentes a Martí y a Fidel, y su pueblo –en especial su juventud– asumió ese legado al decir: «yo soy Fidel», es que podemos alcanzar las cumbres más altas, hacer posible lo que parece imposible. Los viejos pinos siempre nos acompañarán. «Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses –escribía José Martí–. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. No les alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol». Veinte jóvenes sostuvieron simbólicamente la antorcha este 27 de enero, mientras recorrían las calles que separan la escalinata universitaria de la Fragua Martiana. No pudo ser masivo el homenaje este año. Allí los esperaban los representantes de la generación del Centenario: Raúl, Ramiro, Machado Ventura, Balaguer. Junto a ellos, el Presidente Miguel Díaz-Canel. Raúl dijo entonces: «La pandemia será vencida y las dificultades que afrontamos también. Esa es la historia de Cuba. Esa es la historia de los patriotas como Martí, esa es la historia de nuestros estudiantes revolucionarios». Las nuevas provocaciones fracasarán.