diciembre 03, 2018

Taller de Lectura N° 117 - Enero de 2019

Taller de Lectura # 117 -  Enero de 2019

Che Guevara: Revolución y Diplomacia (1959-1965)


Por: María del Carmen Ariet (Dr. en Ciencias Históricas. Directora de Investigación del Centro de Estudios Ernesto Che Guevara)

8 octubre 2018 – Tomado de Cubadebate

Tomado del libro Resonancias de Futuro. Para leer al Che. Publicado originalmente con el título «Che Guevara: Revolución Cubana (1959-1965) y diplomacia» en la revista Paradigma, vol. 3, año 2, diciembre 2014, pp. 56-61.

Una nueva diplomacia: significado y proyección

El triunfo revolucionario de 1959 significó para el pueblo cubano la apertura de los cambios que anhelaron, desde 1902, con el advenimiento de la República. Muchas fueron las luchas y disímiles los protagonistas, quienes con su esfuerzo lograron la conquista de una nueva Cuba.

Las paulatinas transformaciones convencieron a la mayoría de que algo diferente se aprestaba a suceder con el liderazgo excepcional de Fidel y de una vanguardia joven y dinámica, dispuesta a revolucionar el país y a conquistar su plena soberanía, una vez obtenido el poder político. Su radicalidad y verticalidad reafirmaron su auténtica visión acerca de cómo actuar para convertir en realidad, el inmenso esfuerzo colectivo.

A la necesidad de cambios estructurales profundos en la sociedad y a la ejecución de acciones efectivas, se hacía necesaria la instrumentación, en el orden externo, de llevar al mundo esos propósitos con un lenguaje capaz de trasmitirlo bajo el signo de la revolución naciente. Sin dudas, un reto que se debía enfrentar en el difícil camino de las Relaciones Internacionales. Pasado más de cincuenta años, nadie duda de la osadía, creatividad y vigor que se le imprimió a la política exterior de la Revolución y su inserción en el sistema de las Relaciones Internacionales.

El principal artífice de esos objetivos fue el propio Fidel, quien desde los primeros meses inauguró un contacto con los pueblos del mundo de forma peculiar y convincente. Era el inicio de futuras batallas en la palestra internacional, con un nuevo lenguaje y nuevas formas para trasmitir, no solo esas posiciones, sino expresar el advenimiento de una nueva época en el idioma de los desposeídos y expoliados.

La lógica indicaba el empleo de fórmulas internacionales imperantes dentro las relaciones entre los países, sin embargo, dentro de esas circunstancias, el liderazgo cubano se percató de la necesidad de transitar por sendas diferentes, sin la intención de provocar una ruptura conceptual en su funcionamiento a pesar de las diferencias con los enfoques teóricos predominantes en la política internacional, habituados a analizar las revoluciones como formas de conflictos violentos.

Para alcanzar esos propósitos, después de despejado el camino del primer gabinete de gobierno formado, en parte, por sectores de derecha, se selecciona un ministro a la altura de las nuevas exigencias, Raúl Roa García, nuestro Canciller de la dignidad, como popularmente se le denominara y a un pequeño grupo de jóvenes bisoños, dispuestos a trasladar el sentido verdadero de las posturas de la naciente revolución.

Sumado a este proceso imparable, dentro de la propia vanguardia, una figura emblemática lo constituyó Ernesto Che Guevara. La comunión de criterios y posiciones respecto a cómo implementar una nueva voz en la política internacional, capaz de sumarse a posturas soberanas y de plena independencia como sinónimo de lo que debían alcanzar los estados nacientes, desgajados del colonialismo o los que luchaban por alcanzar su liberación, constituyeron las posturas desplegadas por Cuba en la voz del Che en tribunas y visitas a otras regiones y países, formando parte de uno de sus legados más creativos, audaces y polémicos a la vez, dentro de su papel en la política exterior de la Revolución.

Misiones y objetivos

La explicación somera de lo expresado con anterioridad, da una medida aproximada de la labor desplegada por el Che dentro de la esfera de las relaciones internacionales, sumada a la alianza estratégica con los países socialistas, establecida en 1960. Toda esa amalgama de intereses y particularidades necesitaron de posiciones y diseños que se fueron conformando para avanzar y obtener una voz propia y de enfrentamiento con las potencias hegemónicas imperantes, en particular con los Estados Unidos, en la medida que sus intereses se veían cuestionados.

Para la historia de nuestras relaciones internacionales, los discursos pronunciados por Fidel en Naciones Unidas o en otras tribunas, son expresión de una nueva forma de hacer diplomacia desde la evolución misma, con posturas simbólicas que han persistido a lo largo del tiempo, sin claudicación ni debilitamiento.

En esta nueva diplomacia, la voz de la Cuba rebelde se hizo sentir por intercesión del Che, desde el propio 1959, cuando inicia un periplo por algunos de los países signatarios del Pacto de Bandung. Esa apertura diplomática augura la peculiaridad de nuestras relaciones con el mundo, sobre todo con los situados al sur y mal llamados subdesarrollados, deformados por las propias condiciones del sistema capitalista.

Esos contactos primarios le confirieron una línea precisa para exponer y defender las razones históricas que propiciaban el advenimiento de nuevos tiempos. En el Che se encontró al dirigente idóneo para llevar ese mensaje de aliento y alternativa a los países que se iniciaban en la gran aventura de crear y desarrollar estados soberanos e independientes, más allá de diferencias irrelevantes o matices propios; lo importante era luchar y tratar de alcanzar la unidad de intereses comunes dentro de las relaciones y la política internacionales de la mayoría marginada.

La apertura de esos enfoques determinó la ampliación de relaciones diplomáticas, comerciales y culturales con un mundo desconocido en su casi totalidad, pero extraordinariamente valioso para nuestra consolidación e intereses políticos. Aunque no se visualizaba aún la magnitud de esa estrategia que recién surgía, esos esfuerzos contribuyeron a afianzar lazos que persisten y que dieron a Cuba una voz reconocida en diversos foros para denunciar políticas discordantes.

Como continuidad de la estrenada diplomacia, en 1960, Fidel decide enviar al Che a un nuevo periplo, esta vez por los países socialistas, con el objetivo de propiciar un desarrollo comercial y tecnológico que supliera las desavenencias ineludibles con el gobierno de los Estados Unidos. Esa faceta representó un doble esfuerzo a nuestra naciente diplomacia, al tener que emplear a fondo a un personal que recién se insertaba en esos mecanismos y cuyo desempeño tenía que colocarse a la altura del momento histórico.

Por supuesto, se ponía a prueba nuestro liderazgo y decisión, donde el Che se distinguió por su capacidad negociadora, sumado a su verticalidad revolucionaria y a los buenos propósitos de los países socialistas que apoyaron abiertamente nuestras solicitudes. El esfuerzo y el hacer suplantaron la experiencia y el conocimiento académico para desarrollar y defender, mediante un análisis riguroso, lo que acontecía en el mundo y determinar de qué lado debían trazarse nuestras posiciones y la lucha en la arena internacional.

Por razones obvias, esos vínculos permitieron conocer y actuar en consonancia con los países socialistas, no solo por la vía de los intercambios comerciales y culturales, sino también por la identificación ideológica, aun cuando se difiriera de alguna que otra posición. Para Cuba y su revolución, el socialismo representaba la alternativa real para que los países más débiles pudieran enfrentar las políticas de hostigamiento de los poderosos, constituyendo la base de nuestros principios en política y en las relaciones internacionales.

En el caso particular del Che, conocedor de la realidad latinoamericana, acercarse, primero al mundo africano y asiático en sus primeras misiones internacionales, le permitió establecer puntos comunes y de comparación para entender como único camino posible el de la unidad.

Comienza una etapa de enriquecimiento político y de compromiso para juzgar y actuar y por hacer avanzar las políticas que permitieran la evolución y el desarrollo de esos países, identificados más por sus coincidencias que por sus diferencias. No por gusto, de esa relación primaria surgiría un vínculo indisoluble que explica el porqué, desde sus inicios, Cuba perteneciera al Movimiento de Países no Alineados (MNOAL), fruto de los contactos sostenidos por el Che en su recorrido por una parte de los países pertenecientes al Pacto de Bandung.

Para el Che, estudioso e imbuido de su radical posición política, marxista por convicción, representa un período pleno y fructífero en sus relaciones itinerantes por el mundo. Se exige un estudio integral de la situación mundial y comienza a perfilar análisis e ideas que caracterizarían su pensamiento político, basados en la integración del denominado Tercer Mundo, con una visión profunda, mediante la elaboración de tesis que perduran hasta nuestros días, por su validez en muchos de sus planteamientos.

En ese sentido, el Che se convierte en un precursor de esas ideas, señalando los graves problemas propios de su tiempo, que se mantienen o agudizan en las regiones tercermundistas, como advirtiera al destacar que la máxima responsabilidad recae en los países más desarrollados del sistema capitalista, los que se apropian o benefician de la casi totalidad de sus riquezas productivas o naturales.

La interrelación entre acciones propias de la diplomacia con su participación en eventos internacionales económicos y políticos, constituyó el terreno fértil para plantear posiciones vinculantes con el desarrollo de los países más pobres y la obligación de los poderosos por contribuir a su avance. En qué momento el Che, dentro de sus múltiples funciones como dirigente de la Revolución, comprendió el papel tan necesario que debía tener la participación de Cuba en esos foros, queda evidenciado en su permanencia hasta el presente, donde su quehacer visionario permitió nuestra pertenencia al GATT, convertido después en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Son organismos que aun cuando encarnan el poderío de los más ricos, establecen espacios aptos para pronunciar y llevar la voz de los desposeídos, brecha sabiamente aprovechada por el Che para sentar precedentes ineludibles. Esos inicios fueron dando a Cuba un prestigio y oficio que permitió con su contribución y experiencia a incluirse en instituciones, con el respaldo de la mayoría, confiados en nuestras posiciones y lealtad a esos principios.

Dentro de la dinámica de la política internacional, el Che comprende su importancia no solo entre los estados, sino que insiste en el papel de la solidaridad internacionalista, con el fin de rebasar los marcos nacionales y transformadores de las relaciones internacionales.

Abogó por que esos cambios aportaran elementos nuevos en la reformulación de un sistema internacional multipolar y en la recomposición de las propias relaciones internacionales. Si se hiciera una síntesis del quehacer del Che en la política exterior de Cuba, algunas pautas y reflexiones pudieran sistematizarse, desde las propias comparecencias a organismos internacionales y regionales.

Participación en organismos internacionales.

Desde el punto de vista histórico, la participación del Che, en agosto de 1961, en la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) efectuado en Punta del Este, Uruguay, como jefe de la delegación cubana, expresó en su voz discordante la posición distintiva de Cuba en cuanto a cómo obtener la plena soberanía e independencia, más allá del llamado unificador de los Estados Unidos bajo la denominada Alianza para el Progreso, la que en verdad propugnaba el aislamiento y la exclusión de Cuba.
Las principales ideas desveladas mantienen su presencia, así como se mantienen los problemas, a pesar de circunstancias diferentes, las que no han variado en su esencia y continúan siendo estandartes de lucha en nuestra región:

• Establecer una política de desarrollo integral de tipo social cuyo requisito previo es la soberanía, donde los recursos naturales y humanos estarían a su servicio.

• Esa integración debe basarse en la asunción de medidas necesarias para lograr esos fines, entre las que señala: la elaboración de planes para el desarrollo, asistencia técnica de los países industrializados y financiamiento externo con inversiones directas sin estar sujetos a condiciones políticas.

• Garantizar precios estables, actuar contra el dumping de excedentes agrícolas y contra el proteccionismo en la elaboración de productos primarios, y acompañados de una diversificación de exportaciones.

Esas estrategias las hace acompañar de algunas tesis que conformarían, en parte, sus futuras posiciones para el cambio:

• La raíz de los males que nos aquejan se centra en la distorsión de nuestras economías, las que a su vez atan nuestras políticas internacionales a dictados exteriores, lo que hace que la dependencia de nuestros ciclos económicos quede supeditada a los mecanismos económicos internacionales, liderados por las principales potencias.

• El desdoblamiento de esos parámetros es nefasto para las mal llamadas políticas de desarrollo, con la reducción de los precios de las materias primas, provocando más desempleo, baja real de salarios, un proceso inflacionario y la fatal presencia de organismos financieros internacionales.

De ese modo analiza la dependencia estructural de nuestros países en lo económico, tecnológico, cultural, político y militar, como parte del proceso histórico global del desarrollo capitalista y donde el crecimiento económico puede producirse sin que implique un desarrollo económico integral.

Catalogar de esclarecedoras y sobresalientes esas ideas expuestas en un foro adverso, apenas a dos años del triunfo de la Revolución, nos acerca a su enorme capacidad analítica y a su visión de futuro, cuya continuidad y síntesis más elaborada se encuentran en el discurso pronunciado en Ginebra, en marzo de 1964, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). El GATT —siglas con las que se le conoce—, fue creado en 1940 como una institución de comercio internacional, devenido, con posterioridad, en un organismo de comercio multilateral, cuando en 1995 se crea la OMC, razón que explica la presencia de Cuba desde sus inicios en dichos foros.

De las Rondas efectuadas, el Che participó en la 6ta., cuyo tema esencial se refirió a las tasas y medidas antidumping, tópico tratado con antelación en su discurso de Punta del Este de agosto de 1961. En el contenido de lo explicado se encuentran tesis más drásticas y polémicas al valorar, no solo las posturas históricas de las potencias imperialistas con relación a la dependencia de los países más pobres, sino también a algunas de las posiciones ambiguas y contradictorias asumidas por los países socialistas respecto a la real solidaridad y apoyo a las políticas de desarrollo sustentadas hacia los más débiles, consideradas como claudicantes frente al poderío imperialista.

Aboga por eliminar diversas formas de explotación, entre ellas los préstamos onerosos, la dependencia tecnológica, el control del comercio exterior por los grandes monopolios internacionales, el control sutil por otros organismos internacionales financieros y crediticios como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el GATT, entre otros. Señala, además, la existencia de áreas preferenciales como formas de explotación, las que se agudizan con nuevas manifestaciones, principalmente la deuda externa, cuyo resultado es garantizar a las potencias desarrolladas condiciones de comercio que provoquen el deterioro de los términos de intercambio, problema que se convierte en avasallante y que perdura hasta nuestros días.

El discurso perseguía delimitar sus posiciones respecto al objetivo de la conferencia y defender una definición equilibrada del comercio internacional con el fin de convertirlo en un instrumento idóneo de desarrollo económico equitativo para los pueblos subdesarrollados.

Comprendió el Che lo imperioso de dejar sentado que esto solo se lograría si las potencias económicas dominantes estuvieran conscientes de la necesidad de promover un desarrollo integral a través de inversiones de recursos a precios preferenciales sin trabas ni restricciones. De ahí, su propuesta de implementar organismos financieros, crediticios y arancelarios, con normas que deben basarse en la igualdad irrestricta, en la justicia y la equidad, lo que implicaría la eliminación obsoleta de los existentes.

De acordarse esas bases, quedarían instaurados los soportes de un comercio exterior capaz, que permitiría un mayor control y recuperación por parte de los estados más débiles de todos sus recursos naturales y el impulso a la enseñanza de la técnica y otras medidas de reordenamiento interno, imprescindibles para iniciar el camino de un desarrollo acelerado.

Sin dudas, esos presupuestos son precursores de políticas actuales, después de haberse producido un cataclismo tan violento en las relaciones internacionales como lo sucedido con la desaparición del denominado socialismo existente, imperante en el siglo xx. No es casual que, en la última reunión del Grupo de los 77 más China, en Bolivia, en junio de 2014, se juzgara al Che como promotor de posiciones actuales, a pesar de que persiste, como advirtiera, la búsqueda de una superioridad mundial por el uso de la fuerza, mediante la imposición de un modelo económico, científico y cultural global y del uso de organizaciones internacionales al servicio de esos intereses.

Visión del Che sobre las Naciones Unidas.

La agudeza y firmeza de las posiciones sustentadas por el Che en los años sesenta son convicciones que rebasan su tiempo. Sus planteamientos acerca de cómo poder avanzar entre todos para provocar un cambio sustancial del capitalismo y propiciar el advenimiento del socialismo a pesar de sus imperfecciones, marcan la aspiración de transitar por un mundo regido por la equidad y la ética, portador de la plena emancipación del hombre.

Una parte de esas posiciones fueron esgrimidas en el discurso pronunciado en Naciones Unidas, en diciembre de 1964, en el que hace un llamado a sustentar las demandas de los países menos beneficiados a través de un organismo internacional que los representara a todos por igual. De esa forma, emplaza a la ONU en el emprendimiento de nuevos caminos y a no dejarse presionar por el imperialismo, ¡lúcidas palabras para un presente aún incierto!

Al analizar el papel de las Naciones Unidas, donde todos los estados se reúnen para tratar de resolver problemas globales mediante sus representantes diplomáticos, la advertencia hecha por el Che del predominio de la violencia por encima de la moderación, impide la efectividad de un sistema mundial de convivencia entre los pueblos, dominado por la intolerancia y la violación elemental de los derechos humanos, el análisis realizado acerca de la situación internacional en cada una de las regiones existentes en el mundo, colocan sus afirmaciones más allá de lo temporal y espacial, en componentes de una verdadera integración como estrategia y de pautas imprescindibles en el contexto actual. Esa brecha entre ricos y pobres, acentuada después de desaparecida la confrontación Este-Oeste, predominante durante la Guerra Fría, se ha visto recrudecida con las políticas económicas neoliberales, que han ahondado en un mayor saqueo por parte de las potencias imperialistas y en la agudización de problemas ecológicos y de deterioro del medio ambiente.

Los planteamientos esgrimidos por el Che forman parte no solo de nuestra memoria histórica, sino del advenimiento de problemas más agudos, tal como afirmara al abogar por:

• Una adecuada efectividad en la integración de los pueblos subdesarrollados y con una fuerte resistencia al imperialismo.

• La promoción de organismos reales de concertación como vía para frenar la desintegración, incluyendo lo económico, lo político, lo sociológico, lo histórico y lo cultural.

• La necesidad de afianzar la solidaridad y el internacionalismo entre los pueblos, basada en una plena cooperación que permita su total transformación.

• Comenzar un nuevo proyecto de cambio a escala internacional que conduzca a un análisis global acorde con las realidades políticas nacionales, regionales y mundiales.

Esas breves pautas de un discurso esencial para comprender el alcance de su pensamiento político, en particular sobre sus posiciones acerca de la política internacional, cierran un ciclo que culmina con posturas más radicales y cuyos ejemplos más ilustrativos son el discurso pronunciado en Argelia en febrero de 1965 y su mundialmente conocido «Mensaje a la Tricontinental», publicado cuando se encontraba combatiendo en tierras bolivianas, en 1967.

Nos quedan lecciones necesarias de análisis sobre las verdaderas causas generadoras de conflictos y el intento de buscar soluciones mediante la prevención y la marcha de programas que ofrecieran condiciones básicas para la vida, un comercio justo ante los problemas económicos del mundo, la cooperación entre naciones y la conquista de la paz verdadera.

Como exponente de esas ideas, el proceso integrador que se está llevando a cabo en América Latina como alternativa política apta para alcanzar una real integración y soberanía, mediante la unidad y la creación de instituciones capaces de propiciar alianzas renovadoras y propias, se materializan en el accionar coherente de UNASUR, la CELAC y el Banco del Sur, entre otras, como la avanzada de relaciones de nuevo tipo en la región.

A pesar de la brevedad del análisis, la proyección internacional dentro del pensamiento y actuar del Che es expresión de un verdadero compromiso asumido para con la Revolución Cubana, unido a su férrea convicción de alcanzar un cambio global con la certeza de que, solo así, se podrá transitar por la verdadera emancipación de la humanidad. Su método de actuar en la política in ternacional, no solo entre los Estados sino además por intermedio de la solidaridad internacional entre los pueblos, expresa una especial fuerza vital en la construcción de verdaderas relaciones internacionales y en paradigma perdurable.

Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 116


Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 116
 “Inversión extranjera y comercio exterior: ¿Negociar con (y en) Cuba?”

En el contexto de la Feria Internacional de la Habana, Cubavisión Internacional dialogó con el Ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca Díaz. ¿Existen temores con el capital foráneo en la Isla? ¿Qué proyectan los grupos negociadores con los inversionistas? ¿En qué fase se halla la Zona Especial de Desarrollo Mariel y cuál es su articulación con la economía nacional? Luego entraron en el diálogo otras interrogantes relacionadas con el tema, como el bloqueo de EE.UU y la posible inserción de las formas de gestión no estatal dentro del sistema de comercio exterior de la nación. A lo largo de la entrevista, el Ministro Rodrigo Malmierca expresó que en ningún caso se pondrá en juego la soberanía económica, ya que la participación cubana siempre será mayoritaria. No se venderá el país, y se garantizará que los medios fundamentales de producción sigan en manos del sector estatal. La inversión extranjera para Cuba es una necesidad para obtener los recursos que el ahorro nacional no les brinda, por ser un país que no es rico en recursos naturales exportables. De acuerdo a los lineamientos de la política económica, la inversión extranjera será de manera directa, y no de carácter especulativo, ya que las inversiones se harán en base a proyectos específicos. Ante las nuevas posibilidades que se les brinda a los empresarios, aparecen ciertas lentitudes debido los temores por la falta de experiencia suficiente para poder desenvolverse en la gestión. Se trata de un proceso de aprendizaje, que llevará su tiempo. Un aspecto muy importante a tener en cuenta es la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, con un moderno puerto de aguas profundas y obras de infraestructura como el ferrocarril, autopistas y servicios, que además ofrecer una Terminal de Cargas, principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano, cuenta con una extensión aproximada de 465 kilómetros cuadrados abarcando varios municipios de la provincia de Artemisa, para la instalación de empresas como Viglacera S.A. de origen vietnamita, entre otras. Lo que juega en contra en todo este proceso es el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto al pueblo de cuba por el gobierno de los Estados Unidos por ya cerca de veinte años, representando el principal obstáculo para el desarrollo del país. Pero considera el Ministro que se irán a vencer todos los problemas y se saldrá adelante. Con respecto a las necesidades de importación y exportación, se está analizando la necesidad de crear un ente estatal para su gestión y control. Finalmente el Ministro Malmierca expresó que la inversión extranjera en Cuba seguirá siendo una buena opción, ya que las empresas ya instaladas, a pesar de las presiones del bloqueo siguen estando aquí, porque cuentan con las condiciones que ofrece un ambiente sano, y sobre todas las cosas seriedad y seguridad.

En el posterior debate se comentó que durante el período especial, que se inicia en la década de los noventa con la caída del campo socialista de los países del este europeo y de la propia Unión Soviética, se ha fomentado el turismo en Cuba, donde empresas de origen español han invertido en la isla con la construcción de grandes hoteles, que después de diez años pasaban al Estado cubano. No sólo ocurrió que ninguna de esas empresas han abandonado su iniciativa, sino que en muchos casos reinvirtieron en la isla, demostrando de esta manera realmente que se han sentido seguros. Ante la constitución de una empresa mixta cubano norteamericana para la producción de vacunas terapéuticas en la Zona especial de Desarrollo de Mariel, se planteó que ciertamente hay sectores empresariales Norteamericanos que están dispuestos a desafiar el bloqueo y a las posibles sanciones por parte del gobierno de su país. Llamó la atención que los empresarios cubanos, frente a tantos años de control por parte del Estado socialista, ahora no estén acostumbrados a tomar decisiones ya que anteriormente era el propio Estado quien les daba las indicaciones, y a él le consultaban todo. Esto hace ahora que los procesos sean algo lentos, necesitando la adecuada preparación, y que llevará su tiempo. Con respecto a los Lineamientos de la política económica de Cuba, que está enmarcada hasta el año 2030, se acordó que esto se logra a partir de una de las características del sistema socialista que realiza sus planificaciones a largo plazo y que van mucho más allá de los períodos gubernamentales. También se observó que ellos han logrado la transformación social, es decir que han logrado cambiar las concepciones de sus relaciones humanas, y por otro lado sin perder el derecho al consumo no son consumistas por vocación. 

Por último se acordó abordar para el próximo Taller de Lectura un texto tomado de cubadebate, de María del Carmen Ariet: “Che Guevara: Revolución y Diplomacia”.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 01 de diciembre de 2018

noviembre 27, 2018


COMUNICADO DE PRENSA
Cine Cubano en el Sindicato de Trabajadores Judiciales

En el marco del ciclo de Cine Cubano y Videos Debate el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba los invitan a la proyección del film:  

Cubanas: Mujeres en Revolución


El documental rescata el rol jugado por las mujeres tanto en la lucha guerrillera como en el devenir de la Revolución, hasta llegar a la actualidad con testimonios y vivencias de heroínas como Vilma Espín, Celia Sánchez y Haydée Santamaría, entre otras.

Duración: 94 min

Los esperamos el viernes 30 de noviembre a las 20 hs. en el Sindicato de Trabajadores Judiciales, en calle Albarracín 1135 (esquina Ruiz Moreno).

La entrada es libre y gratuita.

Invita el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba.

noviembre 05, 2018

Taller de Lectura N° 116 - Diciembre de 2018


Taller de Lectura # 116 -  Diciembre de 2018

“Inversión extranjera y comercio exterior: ¿Negociar con (y en) Cuba?”


Por: Rosy Amaro (Periodista de Cubavisión Internacional)

28 octubre 2018 – Tomado de Cubadebate

En el contexto de la Feria Internacional de la Habana, Cubavisión Internacional (En Primera Persona) dialogó con el Ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca Díaz. ¿Existen temores con el capital foráneo en la Isla? ¿Qué proyectan los grupos negociadores con los inversionistas? ¿En qué fase se halla la Zona Especial de Desarrollo Mariel y cuál es su articulación con la economía nacional?

Y entraron en el diálogo otras interrogantes relacionadas con el tema como el bloqueo de EE.UU y la posible inserción de las formas de gestión no estatal dentro del sistema de comercio exterior de la nación. Cubadebate reproduce para sus lectores esta importante entrevista en el día que se inaugura la Feria Internacional de La Habana.

Los cubanos se hallan en medio de un proceso de consulta popular del Proyecto de Constitución donde se reconoce la importancia de la inversión extranjera para el desarrollo económico del país. ¿Cuán compatibles son el término soberanía defendido en el artículo 28 del Proyecto de Constitución y la modalidad de inversión extranjera directa que tanto se promueve en los lineamientos de la política externa?

-La inversión extranjera para Cuba es una necesidad. Nosotros tenemos una economía muy abierta. Además, no somos un país rico en recursos naturales y el ahorro nacional no es suficiente para hacer las inversiones que requiere nuestro desarrollo económico y social. Por eso tenemos que acudir al financiamiento externo, sea por la vía de créditos o inversión extranjera directa.

“Nosotros, sin embargo, no vamos a vender el país. Nosotros vamos a desarrollar este proceso de acuerdo con nuestras leyes, y con nuestras políticas. Vamos siempre a proteger nuestra soberanía. Se trata de buscar con la alianza con el capital extranjero el desarrollo de proyectos.

“Cuando se aprobó la Ley de Inversión Extranjera (Ley 118) en el 2014 recuerdo que en el proceso preparatorio conversamos con muchos compañeros y compañeras a lo largo de todo el país. En ese momento destacábamos que tras el triunfo de la Revolución, en el año 1960, una de las medidas con las cuales se radicalizó el proceso fue la nacionalización de las empresas norteamericanas. Fue un golpe fuerte contra el imperialismo y un paso adelante de la Revolución hacia el socialismo. Y ahora pudiera parecer entonces que estamos haciendo lo contrario, atrayendo capital extranjero. Pero no, lo estamos haciendo distinto: cuando bajo los gobiernos de la seudorrepública venía capital extranjero, sobre todo de Estados Unidos, lo hacía para esclavizarnos; ahora nosotros estamos poniendo una serie de reglas que permiten controlar este proceso y que nuestra soberanía sea preservada.

“Un ejemplo: en los recursos naturales no renovables, como la minería, la participación extranjera siempre tiene que ser minoritaria. En los sectores más dinámicos de la economía, como es el turismo, o la industria farmacéutica y biotecnológica, también nuestras políticas indican que la participación cubana tiene que ser mayoritaria. Tenemos una línea de protección en temas de propiedad intelectual para preservar y ser coherentes con estas disposiciones y la defensa de nuestra soberanía económica”.

En los lineamientos de la política económica que marcan el proceso de actualización del modelo socialista cubano, específicamente en la política económica externa, se habla de la promoción de la inversión extranjera directa… ¿Qué implica para Cuba este tipo de inversión?

-Decimos inversión extranjera directa porque está referida a proyectos concretos. En otros países hay inversión extranjera que no es directa porque se invierte en bolsa, o en fondos de inversión, y no se invierte en proyectos específicos. Ese tipo de inversión que muchas veces es especulativa no lo estamos promoviendo, sino la inversión en proyectos que hemos identificado y estudiado.

“En la cartera de oportunidades de negocios con capital extranjero no aparecen proyectos que no tengan estudios previos. Nosotros le pedimos a las empresas cubanas que preparen bien sus propuestas, y si son viables las promovemos.

“¿Quiere decir que otros proyectos no se puedan hacer? Puede ser, pero estos son los que están estudiados, lo cual está alineado con las bases del Programa Nacional de Desarrollo para el año 2030. Están identificados los sectores prioritarios y los ejes transversales que sirven para el desarrollo económico y social”.

Percibimos que existe manifiesta voluntad política para incentivar la inversión extranjera en Cuba; sin embargo, el avance ha sido muy lento desde la aprobación de la ley en 2014. Ha sido reconocido incluso por el propio Primer Secretario del Partido, Raúl Castro, quien afirmó que han sido frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador… ¿Qué se hace hoy para eliminar esos procesos engorrosos a la hora de negociar con los posibles inversionistas?

-Eso tiene que ver con dos problemas. Uno de ellos es la mentalidad: todavía hay personas que no tienen claridad de que la inversión extranjera va a ser beneficiosa para el desarrollo económico de Cuba y la construcción del socialismo. El propio General de Ejército Raúl Castro decía en esa misma intervención que se debe cambiar la mentalidad, despojarnos de falsos temores. Pero ya lo hemos dicho: No vamos a vender el país.

“Otro problema es la preparación de nuestros empresarios. En los lineamientos se establece muy claramente la necesidad de separar las funciones estatales de las empresariales. Sin embargo, eso es un proceso y nuestros empresarios están muy acostumbrados a esperar que les den indicaciones, a consultar, a no tomar decisiones; y todo eso realmente hace que esos procesos se enlentezcan.

“Y en eso podemos trabajar nosotros, afortunadamente. Pero hay otros obstáculos para la inversión extranjera en Cuba que no podemos controlar. El bloqueo de Estados Unidos es el principal problema que tenemos. Muchas empresas simplemente no se interesan en las posibilidades de negocios en la Isla porque el bloqueo es una especie de barrera, les genera temor, tienen negocios en Estados Unidos y no quieren que se les afecte”.

Se habla de la necesidad de la jerarquización del tema de la inversión extranjera en los organismos que atienden los sectores priorizados…

-El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, está realizando reuniones por sectores para analizar los temas relacionados con la inversión extranjera. Estamos viendo caso a caso los problemas que existen.

“Nos percatamos en la práctica de que no hay ninguna razón para que se demore el proceso. Hemos identificado casos en los que los proyectos son buenos, ambas partes están de acuerdo, y se asegura un impacto muy positivo en la economía. Sin embargo, se demora por la falta de preparación del personal, por temores.

“El presidente Diaz-Canel nos ha llamado, como antes lo hizo Raúl, a trabajar fuerte en vencer esos obstáculos, que si bien no son los principales, están afectando y nosotros podemos resolverlos”.

Hablemos de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZED Mariel). El Estado cubano ha invertido un promedio de 300 millones de dólares anuales en el desarrollo de infraestructuras de alto estándar… ¿Cómo calificaría usted lo alcanzado en esta Zona de Desarrollo en la cual apenas han sido aprobados 37 proyectos en cinco años de operaciones?

-Bueno, pero 37 proyectos en cinco años, contra el bloqueo, no es poca cosa. La ZED Mariel es un proyecto muy interesante porque lo que trata es de aprovechar la infraestructura que ya nosotros hemos desarrollado alrededor: el puerto de Mariel, que fue una gran inversión de cerca de mil millones de dólares. Un puerto moderno, de aguas profundas, que va a posibilitar mucha más eficiencia en el transporte de contenedores en el país y que a futuro podría ser un puerto de trasbordo de contenedores hacia otros lugares, sobre todo si no hubiera bloqueo en toda la costa sur y esta pudiera servirse del puerto de Mariel. Hemos hecho otras obras de infraestructura como el ferrocarril, las autopistas.

“Dijimos: vamos a aprovechar y creemos una zona donde sea más atractivo para el capital extranjero invertir. Y ahí hemos ofrecido incentivos superiores a los que da la ley. Por ejemplo, la exención de pago de impuestos sobre utilidades en la Ley de Inversión Extranjera es por ocho años y en ZED Mariel es por diez años.

“Hay algunos resultados ya, y la ZED Mariel va a seguir avanzando porque está emprendiendo algunos proyectos audaces, como nos pide el presidente.

“Este año la ZED Mariel aprobó la primera concesión a una empresa extranjera para desarrollar negocios. ¿Qué quiere decir una concesión? Recordemos que el decreto ley que aprueba la creación de la ZED habla de usuarios y concesionarios. Los concesionarios son aquellos que pueden desarrollar negocios por sí mismos. Este proyecto es con la empresa Viglacera S.A, una gran empresa vietnamita de la construcción, y ellos tienen un área aprobada para promover los negocios. Ellos harán la infraestructura para que se puedan desarrollar los negocios, y promoverán la presencia de otros empresarios para que se instalen en esa concesión.

“Viglacera S.A ya identificó una empresa que se instalará en ese pedazo de la Zona para una fábrica de vidrio plano, lo cual es muy importante para las construcciones. En todas las obras que estamos haciendo de desarrollo de vivienda, del turismo, necesitamos el vidrio, y ahora lo estamos importando, y esos son proyectos que van a llevarnos a mejorar la complementariedad de la economía.

“Otros proyectos que se aprobaron hace poco están relacionados con temas de envases: la fábrica de frascos de vidrio y la fábrica de latas de aluminio. Hoy nosotros exportamos ron, pero tenemos que importar la botella, no hay una cadena productiva de valor; y ahora tendremos las botellas cubanas. Las latas de refrescos y de cervezas hoy las importamos con aire dentro para poder envasarlas aquí, y será mucho mejor fabricarlas en Cuba. Y yo diría que sería mejor si hacemos la nueva fábrica de cerveza al lado de esa fábrica de latas.

“Lo que estoy intentando mostrar es que en la ZED Mariel estamos tratando de hacerlo mejor, como sería ideal realizarlo en todo el país. Allí lo estamos tratando de hacer muy bien. Y yo estoy seguro de que la ZED Mariel seguirá desarrollándose.

“La ZED está concebida para un desarrollo de largo plazo. Si nos fijamos en el área desde el puerto de Cabañas hasta el Salado, en La Habana; todo eso es la ZED Mariel. Es un proyecto para 50 años de desarrollo y no podemos desesperarnos”.

¿Cómo se articulan estos negocios instalados en la ZED Mariel con el resto de la economía nacional?

-Ese es un desafío importante. Nosotros pensamos la ZED Mariel para exportar pero también tendrá que atender el mercado cubano. En la medida en que logremos entrelazar las industrias nacionales con las que se instalen en la Zona, será muy beneficioso para la economía.

Volviendo a los lineamientos de la política económica de Cuba enmarcada hasta el año 2030. El número 75 estipula “establecer los mecanismos para canalizar la demanda de importación que surjan de las formas de propiedad y gestión no estatal…”. ¿Existen ya estos mecanismos, se está trabajando en ellos?

-Se está trabajando en ello, y esa es una buena pregunta. En el sector no estatal, yo digo, los cuentapropistas, el sector privado, incluso las cooperativas (que es una forma social de la propiedad pero que tampoco es estatal), hay una fuerte necesidad de un mercado mayorista para apoyar a estas actividades económicas. Que no son las principales porque nosotros seguimos defendiendo que el sector estatal sea el que administre los medios fundamentales de producción del país, pero el sector privado es un complemento importante, sin dudas.

“No hemos logrado ese mercado mayorista, y aunque se han dado pasos no se ha podido establecer. Eso trae muchos problemas no solo a los cuentapropistas, también a la población, porque cuando usted va a comprar pollo y llegó uno antes y se llevó 20 cajas, o las manzanas famosas… En fin, es una tarea que está pendiente.

“Lleva recursos financieros importantes que realmente no hemos podido invertir en eso aún lo suficiente, pero creo que es un tema que tenemos que ir resolviendo poco a poco porque está en los lineamientos y tendremos que implementarlo. Además porque es algo totalmente razonable que esas formas de producción o de prestación de  servicios tengan su propio sistema de abastecimiento y no tengan que acudir al mercado minorista”.

¿Y exportar, podrán las formas de gestión no estatal exportar productos o servicios?

-Podrán, yo pienso que sí. ¿Cómo? Eso hay que ver. En los países desarrollados como EE.UU. o en Europa los agricultores exportan, pero no exportan ellos mismos. Hay una empresa especializada en comercio exterior que se dedica a eso.

“Exportar e importar. Nosotros insistimos en que esas actividades cuenten con personal  preparado que cumpla determinadas condiciones para que pueda hacerlo bien. ¿Lo mejor es que cada una de las pequeñas actividades productivas o de servicios que hay en Cuba haga eso? Sería un manicomio, y no lo hacen en ninguna parte del mundo, te lo garantizo. Tendremos que crear condiciones para que si necesitan importar algo, tengan cómo hacerlo, o alguien lo haga y ellos puedan adquirirlo.

“En Cuba tenemos la tendencia a querer hacer todo nosotros mismos, y no solo hablo del sector privado, también el sector estatal, ‘yo quiero comprar eso’. En  ninguna parte del mundo usted importa los neumáticos que va a utilizar, sino que va a un lugar y los compra. Pero eso tiene que ver con lo que ya hablábamos: el mercado mayorista en Cuba tiene problemas, y tenemos que desarrollarlo, para la empresa estatal y para el sector no estatal”.

¿Y dentro de ese ambiente de exportación de servicios y productos cubanos, cómo se inserta la Feria de La Habana?

-Nuestra economía se ha ido transformando en los últimos tiempos. De las exportaciones cubanas en los últimos tiempos, el 70% son servicios (médicos, turismo, telecomunicaciones) y el 30% son productos. Y ese cambio estructural de nuestra economía también se refleja en FIHAV. Nosotros hemos estado trabajando para que la feria sea un agente promotor de las exportaciones cubanas (que es otra asignatura en la que tenemos que sacar mejores calificaciones).

“Por ejemplo, Servicios Médicos Cubanos, que es la empresa que exporta este tipo de servicio, tiene un área muy céntrica en el pabellón cubano. ¿Y qué es lo que tiene al lado? Biocubafarma. Porque tenemos que tratar de integrar todas esas esferas. Si lográramos exportar paquetes tecnológicos (por ejemplo: servicios médicos asociados a los medicamentos), lograríamos un valor añadido muy superior, y en eso estamos trabajando también”.

¿Cómo lograr un país con credibilidad en sus relaciones económicas internacionales si la economía de ese país está marcada por la persecución constante del bloqueo económico?

-El bloqueo es el principal obstáculo para el desarrollo de nuestro país, y le crea muchas dificultades a nuestro pueblo en su vida diaria. Pero a pesar del bloqueo Cuba está aquí, y el bloqueo ha estado en estos 60 años, el mismo tiempo que ha vivido la Revolución. Y en las circunstancias más difíciles, como fue el Periodo especial, cuando se derrumbó el campo socialista, nuestro pueblo demostró su deseo de resistencia y su fe en la victoria.

“Hoy atravesamos un momento también difícil desde el punto de vista económico porque todas estas persecuciones, sobre todo en el ámbito financiero, nos provocan muchas dificultades. Pero igual creo que podemos ser optimistas: vamos a vencer todos los problemas, y saldremos adelante.

“Además, el bloqueo no va durar siempre. Algún día desaparecerá y el puerto de Mariel exportará contenedores a EE.UU. Somos optimistas porque tenemos la razón. Sabemos que vamos a vencer”.

Y a pesar del bloqueo, y el contexto hostil en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ya existe una empresa mixta del sector de la biotecnología…

-Durante la visita del presidente Miguel Díaz-Canel a Naciones Unidas, en actividades paralelas tuvo varios encuentros con sectores diversos de la sociedad de EE.UU. Específicamente en el ámbito económico tuvo intercambios con empresarios norteamericanos, del sector agroalimentario, de la industria de las telecomunicaciones y de la informática, empresarios de la industria de viajes, aerolíneas, cruceros, hoteles. La sociedad norteamericana, crecientemente, cree que el bloqueo es una política absurda, fracasada además, que no resuelve ningún problema a nadie, y nos crea muchos a nosotros.

“Y efectivamente, estando allí la empresa norteamericana anunció la constitución de una empresa mixta en la ZED Mariel para producir vacunas terapéuticas. Además de un negocio importante, de una expresión del deseo de ir contra el bloqueo, también es un reconocimiento al desarrollo  tecnológico alcanzado por Cuba en estos años de Revolución.

“Estoy seguro de que esa empresa puede influir en la sociedad norteamericana. Nosotros esperamos exportar nuestros productos farmacéuticos a EE.UU. igual que lo hacemos a otras partes del mundo. Tenemos el Heberprot-P, que es único y ayuda a evitar la amputación del pie diabético, y ellos no tienen ese producto. Hay otra empresa norteamericana interesada en hacer las pruebas con la Agencia Federal de Medicamentos en EE.UU. para que el Heberprot-P se apruebe y se pueda comercializar en Estados Unidos.

“En fin, nosotros no bloqueamos a nadie, quisiéramos hacer negocios con empresarios de todo el mundo. El bloqueo es unilateral, injusto e inmoral, pero seguiremos luchando contra él, lo iremos resquebrajando con estas oportunidades. Algún día no existirá más”.

Entonces, ministro, ¿vale la pena invertir en Cuba?…

-Yo creo que sí. Fíjate, ninguno que ha venido a invertir en Cuba se ha ido. A pesar de las presiones, del bloqueo, todos están ahí. Aquí estamos ofreciendo algo importante: no solo es la oportunidad de negocio, también un ambiente sano, seguridad.

En otros países el empresario extranjero tiene  que tomar medidas para andar en la calle. Aquí puede andar por la calle libremente, no hay peligro. También tenemos una fuerza de trabajo calificada. Cuba ofrece muchas oportunidades, pero sobre todo seriedad.

Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 115


Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 115
 “El proyecto constitucional y la comunicación”

Este texto fue tomado de Cubadebate, y se trata de la transcripción de la conferencia de la Dra. Rosa Miriam Elizalde, periodista cubana y Doctora en Ciencias de la Comunicación, Vicepresidenta Primera de la Unión de Periodistas de Cuba y Vicepresidenta de la Federación Latinoamericana de Periodistas, en el taller “La prensa cubana en la encrucijada de la reforma constitucional”, realizado en la Casa de la Prensa, el 15 de agosto de 2018 en La Habana. Rosa Miriam hace un análisis de cómo se fue incluyendo la libertad de prensa en las distintas constituciones a lo largo de la historia de Cuba, a pesar de que su reconocimiento generalmente se tomó de manera parcial. Recién en la Constitución Socialista de 1976 se abordan por separado la libertad de expresión y la libertad de información, excluyendo además la propiedad privada de los medios. Hace referencia al Informe McBride de 1980, un documento de la UNESCO para analizar y resolver los problemas de la comunicación en el mundo, y en particular el fenómeno de la concentración de la propiedad mediática. Teniendo en cuenta las actuales transformaciones tecnológicas y su impacto en la sociedad, se han ido perdiendo las nociones de “libertad de expresión”, “libertad de prensa”, “derecho a la información”, y al “derecho a la privacidad y la cultura”. Los medios públicos en Cuba nacieron con la Revolución y son una propiedad social. La nueva Constitución, que en este momento está en pleno debate en todo el país con la participación directa de su pueblo, plantea una nueva propuesta en el ámbito de la comunicación. Menciona que es relevante esta oportunidad para poder introducir las mejoras que se puedan aportar, como por ejemplo el reordenamiento de la regulación de los medios, la generación de los contenidos y los servicios informativos comunicacionales. Para ello se deberá tener en cuenta el nuevo entorno digital que exige replantear la noción tradicional del espacio público y los mecanismos de protección, el uso y la difusión de la información. Se deberá incluir en el texto de la nueva Constitución que el Estado garantice el derecho al acceso de los cubanos a los servicios de las telecomunicaciones, incluida la banda ancha, la internet, y las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs), fijándose los límites bajo  control social, de la brecha digital para evitar la sobrecarga informacional. Tal como lo expresara el Presidente de Cuba Miguel Díaz Canel, el Estado trabajará para que este recurso esté disponible, accesible y costeable para todos. Este nuevo proyecto constitucional manifiesta una renovada fortaleza en los derechos de comunicación que serán además regulados por el Estado quien defina funciones, atribuciones, derechos, deberes, y responsabilidades recíprocas de todos los que intervienen en la comunicación. Rosa Miriam Elizalde manifiesta por último que se debería incorporar además en los derechos vinculados a la ciudadanía digital, los relacionados al acceso a la información, la privacidad y la neutralidad de la red.

En base a la exposición de la Dra. Rosa María Elizalde, donde manifiesta que la reformulación de la Constitución cubana es una oportunidad excepcional para el  reordenamiento de toda la regulación relativa al tema de los medios y la generación de contenidos, el posterior debate fundamentalmente giró alrededor de la necesidad de cómo poder filtrar la información que nos llega a través de los medios y de las redes sociales. Será una de las batallas más difíciles y se planteó que el mejor filtro a la información es la cultura generada por una educación basada en el pensamiento crítico, que es el ejemplo del pueblo cubano. Queda demostrado que hoy hay una incapacidad declarada para el control de las informaciones provenientes del Facebook y el WhatsApp, siendo imposible fijar los límites y el control de sus contenidos. En Cuba la Radio y la Televisión son una propiedad social y que está en manos del Estado, quien ejerce su control y lo subvenciona, por lo cual no necesita emitir avisos comerciales durante su programación como un lucro para su sostenimiento, como es el caso de los medios privados. Se comentó que si bien el Estado se comprometió al perfeccionamiento de la información de la sociedad cubana, hoy en día el pueblo tiene acceso al WiFi libre, generalmente en las plazas públicas de sus ciudades. También se comentó acerca de las técnicas psicométricas que se utilizan hoy en el mundo capitalista para estudiar los perfiles emocionales de la gente, y que tomados de los llamados Big Data provenientes el Facebook y el WhatsApp, son utilizadas por quienes mercantilizan el proselitismo político para “manejar” emocionalmente la mente de los electores, de modo que sin la necesidad de un análisis político decidan poner su voto a determinados candidatos, como fue el reciente caso del neofascista Jair Bolsonaro en Brasil, y su triunfo electoral.

Por último se acordó abordar para el próximo Taller de Lectura un texto de Rosy Amaro, periodista de Cubavisión Internacional: “Inversión extranjera y comercio exterior: ¿Negociar con (y en) Cuba?”

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 03 de noviembre de 2018

octubre 20, 2018

25 años del Grupo


El Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba llegó a sus 25 años

Fue fundado el 20 de octubre de 1993, por iniciativa de varios asistentes a una charla informativa sobre la actualidad cubana, en la biblioteca Sarmiento de nuestra ciudad.

La consigna decía que defender la soberanía de Cuba, es defender nuestra propia soberanía, basada en el principio de la libre autodeterminación de los pueblos.

Entre las actividades más destacadas a lo largo de estos 25 años, podemos mencionar la realización de programas de radio en emisoras locales, la organización de talleres de lectura y la proyección de películas y documentales sobre la Revolución cubana, con posteriores debates, la organización y coordinación de Brigadas Solidarias para poder viajar a Cuba, y la gestión de becas para poder estudiar en la isla.

En un mundo y en particular en un continente como el nuestro, donde las políticas neoliberales amenazan con la propia supervivencia de la espacie humana, desde el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba estamos dispuestos a continuar sosteniendo nuestros principios, ya que el pueblo cubano y su proceso revolucionario socialista nos siguen demostrando que un mundo mejor es posible.

San Carlos de Bariloche, 20 de octubre de 2018

octubre 08, 2018

Arte Cinematográfico en el Teatro Paico


Arte Cinematográfico en el Teatro Paico
En el marco del ciclo de Cine Cubano y Videos Debate el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba y el Teatro Paico, los invitan a la proyección del documental:
“Che: Ausencia Presente”
Aleida Guevara recuerda con ternura al hombre conocido a través del mundo como el Che. ¿Quién era el verdadero Che? Aleida Guevara, hija del Che, tenía siete años cuando murió su padre. Este documental nos muestra un Che nunca antes visto. Nos habla de la relación del Che con su esposa, Aleida March y sus hijos. Aleida recuenta anécdotas tales como la vez que su padre cenó con la familia, estando ya clandestino en Cuba disfrazado como "el viejo Ramón".
 Duración: 34 minutos.
Compartiremos la proyección con música de Cuba de varios artistas que la representan en vivo a cargo del dúo “LA LUZ DEL COMANDANTE”
Los esperamos este viernes 12 de octubre a las 20 hs. en el Teatro Paico, calle Paico 617, Barrio Frutillar.
La entrada es libre y “a la gorra”.
Invitan el Teatro Paico y el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba.

octubre 06, 2018

Taller de lectura 115 - El proyecto constitucional y la comunicación


“El proyecto constitucional y la comunicación”

Por Rosa Miriam Elizalde
29 de agosto de 2018 – Tomado de Cubadebate

Transcripción de la conferencia de la Vicepresidenta Primera, Dra. Rosa Miriam Elizalde, en el taller “La prensa cubana en la encrucijada de la reforma constitucional”, realizado en la Casa de la Prensa, el 15 de agosto de 2018

Permítanme seguir el hilo de la propuesta de Ronquillo (Ricardo Ronquillo, Presidente de la UPEC) y el llamado que nos hace la Dra. Martha Prieto, que me antecedió. Hay dos planos que debe encarar el periodista en el debate propuesto en torno a la nueva Constitución: uno, el de traducir en los medios lo que está aconteciendo en el país, una responsabilidad que tenemos como profesionales; otro, el de interpretar las libertades y derechos que en el ámbito de la comunicación trae la Carta Magna.

Al hablar de los derechos a la comunicación apelo a lo que consideró como tales el Informe McBride de 1980. No es un solo derecho. Cuando hablamos de la comunicación se trata de un conjunto de derechos indisolublemente unidos. Ese conglomerado es el que garantiza la comunicación democrática y en él están incluidos:

• Derechos de reunión, discusión y participación
• Derechos a buscar información, ser informado e informar
• Derecho a la cultura
• Derecho de protección de la vida privada.

El Informe McBride es relevante, fundamentalmente, por vincular el derecho a la comunicación con los problemas estructurales del ámbito infocomunicacional, en particular con la concentración de la propiedad mediática. Por eso el Informe de 1980 propuso declarar patrimonio común el espectro radioeléctrico y establecer medidas antimonopólicas para contrarrestar el monopolio de la prensa, una variable de primer orden que hay que tener en cuenta en el nuevo contexto mediático.

En las últimas décadas asistimos a transformaciones tecnológicas que impactan decisivamente en la sociedad y disputan y reconfiguran el espacio público, de modo que no son totalmente válidas las antiguas nociones de libertad de expresión, libertad de prensa, derecho a la información, a la privacidad y a la cultura.

Entre el siglo XVIII y el XX, el sujeto de la libertad de expresión era fundamentalmente el empresario de los medios y los que practicaban ese oficio, los periodistas, pero en los últimos años ese concepto se ha expandido notablemente. Ahora el sujeto de la libertad de expresión es la sociedad en su conjunto.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación pueden dotar con un megáfono a cada individuo que se conecta a la red. En consecuencia, hay obligaciones inexcusables para el Estado -que debe garantizar los nuevos accesos-, pero también para los ciudadanos, que deben acatar reglas de convivencia para que ese espacio público expandido gracias a los nuevos medios y a los nuevos sujetos de la comunicación no se convierta en pasto de la anarquía, la concentración mediática, la invasión de la privacidad y otros males que ponen en riesgo todos los derechos individuales de la inmensa mayoría de los ciudadanos, y no solo aquellos relacionados con la comunicación.

Un repaso de las Constituciones cubanas

Es significativo que desde 1869 hasta 1976 la mayoría de las Constituciones cubanas incluyeron la libertad de prensa como parte de los derechos individuales de los cubanos.

En su libro Doscientos años de periodismo en Cuba, el historiador de la prensa Juan Marrero reseña que este asunto fue factor de contradicciones ante la imposibilidad de conciliar las exigencias de la guerra con los procedimientos democráticos consagrados en la Constitución mambisa.

De hecho las constituciones que le siguieron, tanto la de Baraguá como la de Jimaguayú, se concentraron en limar las confrontaciones entre civiles y militares, y no recogen normas relativas a los derechos civiles, salvo el deber de servir a la causa de la independencia.

Solo con la excepción de este paréntesis que media entre la Constitución de Guáimaro y la de La Yaya, de 1897, la mayoría de las leyes fundamentales cubanas incluyen la libertad de prensa como parte de los derechos individuales de los cubanos. Sin embargo, el reconocimiento de estas libertades, tanto en la República en armas como en la neocolonial, fue parcial. Quedó consagrado el derecho de quienes informaban, pero no necesariamente el de los informados.

Al clausurar el Primer Congreso de Periodistas, en 1941 -al año de ser aprobada la Constitución de 1940-, el escritor y ensayista Jorge Mañach reconocía que el aparato constitucional, “atendiendo más a los antecedentes y a los ejemplos venidos de afuera que a sus propias realidades entrañables”, improvisó una cultura jurídica “basada en esquemas utilitaristas, desecada de todo sentido ideal y profundamente humano, y una política no de abnegación, de servicio social, sino una política frívola, de cínico desenfado y de oblicua explotación”.

Y añadía Mañach: “Lo que hemos tenido es un periodismo de negociantes. Si de algo ha padecido la prensa no ha sido de la conducta misma de los periodistas, sino de los pecados de las empresas”.

Solo en la Constitución de 1976 se separan por primera vez, dos derechos íntimamente ligados pero diferentes: el de la libertad de expresión y el de la libertad de información. A la vez, se excluye la propiedad privada de los medios, en el entendido de que esta pone en riesgo tanto a la libertad de expresión como al derecho a la información al reducirlas a la libertad de los propietarios o, en el caso de un monopolio, a la libertad del propietario.

Pero en este recorrido de más de un siglo hemos tenido un enorme vacío jurídico en materia de los derechos a la comunicación. No hubo leyes orgánicas para la prensa desde Guáimaro hasta hoy. La última ley de prensa en Cuba data de 1886 –la Ley de Imprenta para Cuba y Puerto Rico-, hija de la Constitución de la monarquía española. En la República -y ese llega hasta hoy- las disposiciones dictaminadas no se complementaron con una normativa específica, sino con legislaciones parciales y decretos derivados de los artículos constitucionales.

Cuba tampoco tuvo un órgano que se ocupara directamente de la prensa, derivado de una ley orgánica. Existió un Ministerio de Información constituido a dedo por Fulgencio Batista, que rompió el orden constitucional e instauró una dictadura militar el 10 de marzo de 1952. Ese mismo día nombró a Ernesto de la Fe ministro sin cartera para que ejecutara la férrea censura de prensa. Con la misma velocidad que creó el Ministerio de Información lo hizo desaparecer. El órgano inconstitucional duró dos años, luego de un abominable papel ante los sucesos del cuartel Moncada, de Santiago de Cuba.

En 1954, Batista nombró a Ramón Vasconcelos, director del periódico Alerta, ministro de Comunicaciones y el Ministerio de Información pasó al olvido. Entre los decretos famosos de Vasconcelos estuvo la prohibición de los homosexuales en la televisión. En esta etapa la censura en la prensa se aplicó durante 630 días de los 759 que duró la guerra insurreccional en la Sierra Maestra, entre el 2 de diciembre de 1956 y el 1 de enero de 1959.

Medios públicos en Cuba y derechos digitales

Hay que reconocer que los medios públicos en Cuba nacieron con la Revolución. A nadie se le hubiera ocurrido en aquellos primeros años de cambios institucionales discutir el dilema Estado-gobierno, el rol del medio en relación con la verdad, la definición de los contenidos, cuál sería la participación de los que se oponían a esa Revolución ni cómo debía ser financiada la prensa. La única teoría posible era una práctica que, para empezar, negó todo el estatus anterior y dio un golpe demoledor a la propiedad privada de los medios.

En el fragor de las contradicciones, a inicios de los años 60 del siglo pasado los cambios revolucionarios se aceleraron y radicalizaron, y muchos propietarios de medios armaron sus maletas con la convicción de que contribuirían al colapso y la segura derrota que preveían para el gobierno revolucionario. Otros abandonaron las redacciones. De este modo, en un período muy corto, la prensa de exclusiva propiedad privada y mayoritariamente sostenida por el negocio de la publicidad, pasó a convertirse en propiedad social.

En 1976, se refrendó constitucionalmente ese hecho y se estableció que la ley -una ley que todavía no existe – regularía el ejercicio de las libertades de expresión, información y apropiación socialista de los medios. Eso no quiere decir que no hubiera intentos de los legisladores y de los periodistas de elaborar una Ley de Prensa.

En la defensa de su doctorado, en el 2004, el Dr. Julio García Luis recordó que a mitad de los años 80 del siglo pasado hubo cierto boom de “leyes de prensa” en los países socialistas, y ese eco llegó a Cuba. Se consideró que esta era una vía para resolver los problemas de la prensa, sus atribuciones, su capacidad de intervención social y los derechos y deberes recíprocos hacia sus interlocutores: el Estado, el Partido, las fuentes en sentido general.

Bajo el liderazgo de la UPEC, en noviembre de 1985 estuvo terminado un anteproyecto que finalmente no llegó a la Asamblea Nacional. Según Julio, en ese momento los periodistas consideraron que más que una ley, “los problemas había que resolverlos en el terreno profesional, político y moral, y sentíamos ciertamente temor de lo que resultaría una vez que fuera aprobada una ley y se tratara de un estatuto jurídico”.

Finalmente, la balanza en los últimos años se ha inclinado por normas jurídicas para la información y la comunicación, que están ahora más cerca que nunca. Como reconocíamos en nuestro reciente Congreso de la UPEC, no solo tenemos una política de comunicación que registra principios que coinciden con la voluntad del sector y abre posibilidades teóricas a la transformación de este escenario, sino que esta debe concretarse a corto plazo en uno o en varios decretos-ley que ayudarán a ordenar jurídicamente nuestro entorno para fortalecer los derechos comunicacionales. A mi juicio la nueva Constitución despeja aún más este camino.

¿Cuáles son las fortalezas de esta nueva propuesta constitucional en el ámbito de la comunicación? En primer lugar, las disposiciones obligan a toda autoridad y a los organismos del Estado a hacer pública la información que poseen, salvando las restricciones que legalmente estén establecidas. Por tanto, defiende la condición del ciudadano de recibir información del Estado, lo que significa que la ley sancionará a las autoridades competentes que no garanticen ese derecho.

Creo, como otros compañeros, que cuando se propone en el Artículo 56 que “todas las personas tienen derecho a recibir del Estado información veraz, adecuada y oportuna, conforme a las regulaciones establecidas”, la palabra “adecuada” es demasiado ambigua y podría abrir una brecha a arbitrariedades, por lo que a falta de otra mejor se podría perfectamente eliminar.

El Artículo 60 salvaguarda el papel político y clasista de nuestra prensa al definir el tipo de propiedad en que ella se sustenta -la socialista de todo el pueblo- y pone un valladar a la empresa privada sobre los medios en Cuba. Sin embargo, no se cierra la posibilidad de que se reconozcan otros tipos de propiedad y gestión en la prensa, lo cual deja abierta la puerta a medios “no fundamentales” como los blogs, por ejemplo, que son de propiedad personal, u otros tipos de propiedad mediática que el Estado decida conservar por interés de la colectividad y sujetos a ley.

Esta es una oportunidad excepcional para que se proceda a un reordenamiento de primer orden de toda la regulación relativa al tema de los medios, la infraestructura y la generación de contenidos y servicios infocomunicacionales, y su postulado es más general que el que utiliza la Política de Comunicación -antesala de las normas que deberán regir en este ámbito, y que está en estos momentos en proceso de implantación.

Los derechos a la comunicación y a la participación social que declara este documento, necesitan tener en cuenta el nuevo entorno digital que replantea no solo la noción tradicional de espacio público, sino los mecanismos para la protección, uso, conservación y difusión de la información.

Sin embargo, se echa de menos un enunciado constitucional sobre el derecho de los cubanos al acceso a los servicios de telecomunicaciones, incluidas la banda ancha y la Internet, que permita fijar también sus límites para propiciar razonamientos éticos de nuevo tipo frente a la privacidad, la propiedad intelectual, el acceso libre al conocimiento, el derecho a la expresión en las redes digitales, las nuevas definiciones sobre el género, la identidad y las comunidades digitales, el plagio, la sobrecarga informacional, la brecha digital y el control social digital.

Donde único se habla de la infraestructura de telecomunicaciones es en el acápite del derecho a la soberanía -en el Título I dedicado a los “Fundamentos Políticos”, Capítulo II, sobre las “Relaciones Internacionales”.

Considero que la nueva Constitución podría declarar de manera explícita que el Estado garantizará el derecho de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), así como a los servicios de telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e internet. Por supuesto, reconocer este derecho presupone luego establecer los límites de la legalidad dentro de los cuales pueden ser establecidos y conducidos los llamados “derechos digitales” para que estos se hagan efectivos, como ya expresan otras constituciones en el mundo.

Tal declaratoria sería coherente con los objetivos de la Política Integral para el Perfeccionamiento de la Informatización de la sociedad en Cuba, de julio de 2017, y con los más importantes documentos partidistas de los últimos años. De hecho, en febrero de 2015, el entonces Vicepresidente Primero -y hoy Presidente- Miguel Díaz Canel, expresaba la intención del Estado cubano de garantizar el acceso universal a estos servicios:

“El Estado trabajará para que este recurso esté disponible, accesible, costeable para todos… Hay una responsabilidad del Estado y la sociedad para que eso se haga efectivo, y también presupone la convivencia con otros derechos fundamentales: el derecho a la información, la comunicación, la participación, la rendición social de cuentas, unida a la responsabilidad individual y colectiva”.

Breve conclusión

Una breve conclusión, antes de terminar. Basta una revisión comparada de las constituciones cubanas para advertir las fortalezas que en materia de derechos de comunicación se expresan en el nuevo proyecto constitucional. Primero, expresa claramente la necesidad de que el Estado regule el sistema de comunicación social, con lo cual se eliminaría el vacío jurídico que ha caracterizado en más de un siglo el funcionamiento de ese sistema en su conjunto. Se pone límites a la influencia de una excesiva coyunturalidad, que en ocasiones se ha prestado para decisiones volubles y caprichosas.

También, garantiza de modo adecuado las prerrogativas del Partido y el gobierno para contar con el sistema de prensa a la hora de defender y proteger los intereses del socialismo cubano y los derechos de los ciudadanos siempre que las circunstancias lo requieran, y declara la necesidad de que el Estado establezca un marco regulatorio que defina funciones, atribuciones, derechos, deberes, y responsabilidades recíprocas de todos los que intervienen en la comunicación.

Creo, finalmente, y esta es una propuesta a título personal, que deberíamos incorporar en los derechos a la comunicación de este proyecto los relacionados con la ciudadanía digital, porque están íntimamente ligados hoy a tres cuestiones importantes que afectan desde la convivencia de las personas, la cultura y la economía hasta las relaciones internacionales: el acceso a la información, la privacidad y la neutralidad de la red.

Es crucial el impacto de estos tres temas en nuestra vida común cada vez más trenzada por las redes, y aunque no es posible tratarlos desde la perspectiva de un solo país, es importante si queremos ayudar a construir la base jurídica que nos permita hacernos oír y actuar frente a posibles acuerdos o amenazas internacionales en esta materia.


Es lo que quería compartir con ustedes esta mañana, compañeros. Muchas gracias.