Declaración final del primer Encuentro
Mundial contra el Imperialismo
El
imperialismo está en crisis y esto lo hace mucho más agresivo,
peligroso
y destructivo.
27/01/2020
- VENEZUELA
Las
delegaciones de los Partidos Políticos y Movimientos Sociales, reunidos en la
ciudad de Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, con motivo
del “Encuentro Mundial Contra el Imperialismo”, luego de las deliberaciones
efectuadas hemos llegado a las siguientes conclusiones:
El
futuro de la humanidad está en grave peligro. La Paz en el planeta se encuentra
seriamente amenazada como resultado de la política de agresiones militares de
los EEUU y sus aliados, así como de la mortal carrera armamentista que sólo le
reporta dividendos a las grandes corporaciones de la industria militar.
La
guerra es el mecanismo predilecto del expansionismo imperial, en especial, del
estadounidense y eso lo observamos dramáticamente en los más recientes
conflictos regionales que han afectado gravemente a los Pueblos de Siria,
Yemen, Irak, Libia, Afganistán y a toda la región.
Asimismo,
la especie humana sufre los estragos ocasionados por la voracidad de un modelo
económico que en su despliegue suicida destruye la naturaleza por la insaciable
obsesión de maximizar ganancias.
Esa
es precisamente la lógica del sistema capitalista, la cual ya no sólo
compromete su funcionamiento, sino que también pone en peligro de extinción de
la humanidad.
El
modelo neoliberal que instrumenta la globalización de las grandes corporaciones
bajo la dominación de los Estados imperialistas, le ha impreso a la economía
mundial una gran fragilidad.
Las
crisis son más recurrentes y los grandes especuladores financieros dominan el
planeta. En la distribución de la riqueza generada se ha impuesto un parámetro
de desigualdades, injusticias y exclusión que afecta a una creciente parte de
la población mundial.
Los
flagelos de la pobreza y la miseria afectan a millardos de personas como nunca
antes en la historia de la humanidad. Sin dudas, el desarrollo del capitalismo
engendra fenómenos insostenibles, desde el punto de vista social, político y
ético.
A
esto se le agrega una crisis ética derivada del modo de vida imperante de las
economías de mercado, donde se sepultan las culturas nacionales y los valores
humanos, en función de imponer la sociedad de consumo. El culto a los
antivalores del capitalismo contribuye a potenciar la crisis de la condición
humana generada en el actual modelo de convivencia.
El
imperialismo está en crisis y esto lo hace mucho más agresivo, peligroso y
destructivo. Ante el ocaso del mundo unipolar, el imperialismo estadounidense
implementa una estrategia de dominación global.
La
apuesta geopolítica de la Casa Blanca frente a la resistencia de los pueblos y
la irrupción de potencias emergentes, ha sido defender su hegemonía, mediante
una política neocolonial orientada a apropiarse de los recursos naturales, en
especial de los recursos energéticos, controlar los mercados y dominar
políticamente a las naciones.
Para
preservar el injusto orden mundial actual, el imperialismo violenta el derecho
internacional público, ha convertido al mundo en un gran teatro de operaciones
militares, desarrolla medidas coercitivas unilaterales, impone leyes de carácter
extraterritorial, ataca el multilateralismo, vulnera la soberanía de las
naciones y suprime la autodeterminación de los Pueblos.
En
su arrogante concepción, sus fronteras llegan hasta donde se extienden sus
intereses expansionistas.
En
consonancia con esta política, el imperialismo recurre a la intervención
militar, a la desestabilización política de los gobiernos, a las guerras y al
bloqueo económico. Su planeación estratégica concibe a la OTAN como el brazo
militar global del neoliberalismo.
Adicionalmente,
en el marco de su Doctrina de la Guerra No Convencional, acciones terroristas,
el uso de paramilitares, la judicialización de liderazgos antiimperialistas y
el asesinato selectivo, son algunas de las acciones más emblemáticas de una
política genocida, que coloca en peligro a la humanidad.
Tales
prácticas han sido “legitimadas” a través de la industria cultural del
capitalismo, las grandes trasnacionales de la comunicación y el uso de las
redes sociales.
Igualmente,
el uso de la “Big Data” se ha constituido en una formidable arma para modificar
el comportamiento de la población e incidir en sus decisiones políticas.
En
el intento de imponer el “pensamiento único”, los poderosos del mundo manipulan
las creencias religiosas, tratan de justificar las actuales relaciones de poder
en detrimento de la democracia, la imposición del libre mercado, el racismo de
estirpe eurocéntrica, la segregación de las minorías, la opresión de género, el
carácter eugenésico del modelo educativo global, entre muchos otros factores,
que se ajustan perfectamente a los requerimientos de la dictadura del capital.
El
capitalismo neoliberal afianza la explotación de la clase trabajadora, oprime
aún más a la mujer en función de maximizar la ganancia de las grandes trasnacionales,
arrebata el futuro a la juventud y desdibuja la identidad de los pueblos
originarios.
Esto
evidencia que la solución a los grandes problemas del mundo actual demanda un
nuevo modelo de convivencia humana.
En
ese contexto, el mundo multicéntrico y pluripolar emerge con mayor fuerza. El
fortalecimiento político y económico de potencias como Rusia y China, junto al
de otras naciones, le hacen un contrapeso cada vez más serio al poder del
imperialismo estadounidense.
Evidentemente,
la heroica resistencia en el Medio Oriente, las luchas de los Pueblos de
América Latina y el Caribe, han contenido y hecho retroceder los planes del
imperialismo.
Más
aún, las experiencias de los gobiernos progresistas en el mundo ya se perfilan
como una alternativa frente al neoliberalismo. Ejemplo de ello es la Revolución
Bolivariana, que se proyecta como un referente antiimperialista con una enorme
fortaleza popular en el marco de la poderosa unión cívico-militar y sobre la
base del ideario del Libertador Simón Bolívar y del Comandante Hugo Chávez.
Esto
ha provocado el brutal ataque del imperialismo estadounidense contra el Pueblo
venezolano, que ha derrochado dignidad y amor por la patria, ratificando su
rumbo hacia el socialismo en numerosos procesos electorales que refrendan la
vigorosa democracia participativa existente en este país.
Duras
jornadas de lucha popular han derrotado las amenazas de intervención militar
estadounidense, intentos de golpe de Estado y focos de violencia terrorista.
Este
ejemplo de lucha junto al de Nicaragua y Cuba, así como los recientes avances
en Argentina y México, han permitido el fortalecimiento de fuerzas
antiimperialistas y conllevará a reforzar los nuevos mecanismos de integración
regional (CELAC, ALBA-TPC, PETROCARIBE, etc.,).
Aunque
en Honduras, Paraguay, Brasil, Ecuador, El Salvador y Bolivia se ha
reposicionado el neocolonialismo en el marco de la nueva edición de la Doctrina
Monroe, las luchas populares continúan.
En
el resto del mundo también los Pueblos resisten, se sublevan y los gobiernos
populares ejercen su soberanía. La unidad antiimperialista es un objetivo
estratégico impostergable.
En
este contexto, el “Encuentro Mundial contra el Imperialismo”, declara:
Exhortamos
a los Pueblos del mundo a luchar por la vida, la preservación de la naturaleza
y contra condiciones estructurales que generan el cambio climático. Igualmente,
exigimos a las naciones desarrolladas trabajar decididamente para evitar la
destrucción del planeta y especialmente a los EEUU a superar su postura primitiva
que pretende desconocer el terrible daño que se ocasiona a la naturaleza con el
actual modelo productivo basado en la acumulación del capital.
Acompañamos
la demanda de construir un orden internacional más justo, que coloque en primer
plano los intereses de los Pueblos y permita desarrollar políticas de inclusión
y de justicia social para superar las gigantescas desigualdades sociales y
económicas que imperan entre las naciones del mundo.
Convocamos
a los ciudadanos del mundo a defender la paz, la soberanía de los Pueblos y
acompañar las legítimas luchas por el progreso socioeconómico sobre la base de
una amplia plataforma de lucha unitaria en contra del enemigo común, el
imperialismo estadounidense.
Repudiamos
la implementación de las ilegales medidas coercitivas unilaterales por parte de
las potencias imperialistas, ya que son políticas criminales que afectan a los
Pueblos. Especialmente, condenamos la política genocida de bloqueo económico
que se aplica contra las naciones del mundo que ejercen su soberanía.
Rechazamos
la militarización de Nuestra América y especialmente, la presencia de las bases
militares de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.
Condenamos
de la forma más enérgica la invasión militar y demás agresiones cometidas por el
imperialismo contra los Pueblos del Medio Oriente. Especialmente, repudiamos la
violación de la soberanía de Siria e Irak, las agresiones a la República
Islámica de Irán, así como el vil asesinato del Comandante Qasem Soleimani,
mártir de los Pueblos del mundo que luchan por la libertad.
Exigimos
respeto a la soberanía de Venezuela, Cuba y Nicaragua, así como apoyamos los
esfuerzos de Nicolás Maduro Moros, Presidente Constitucional de la República
Bolivariana de Venezuela, por mantener la paz.
Denunciamos
el intento orquestado por la Casa Blanca de censurar a las empresas
multiestatales TeleSur e HispanTV. Esto se constituye en una afrenta a la
libertad de expresión de los Pueblos.
Condenamos
el golpe de Estado, orquestado desde Washington, en contra del presidente Evo
Morales Ayma. Repudiamos la cruenta represión y el racismo contra el Pueblo del
Estado Plurinacional de Bolivia.
Igualmente,
el “Encuentro Mundial contra el Imperialismo”, acuerda:
Construir
una Plataforma Unitaria Mundial organizada por continentes, regiones,
sub-regiones y países en función de enfrentar al imperialismo. Dicha estructura
organizativa será conformada en atención a las peculiaridades de cada
territorio.
Realizar
durante el año 2020 “Encuentros Continentales Contra el Imperialismo” a los
fines de conformar las plataformas unitarias continentales, regionales y
sub-regionales articuladas entorno a un plan de lucha común contra el
imperialismo.
Convocar
al “II Encuentro Mundial Contra el Imperialismo” a realizarse en Caracas,
capital de la República Bolivariana de Venezuela, a los fines de definir el
nombre de la Plataforma Unitaria Mundial, así como la articulación de las
diferentes plataformas continentales y regionales en un plan común mundial que
hermane las luchas de los Pueblos.
Por
último, el “Encuentro Mundial Contra el Imperialismo” acuerda hacer suya la
Agenda de Lucha adoptada en el “I Encuentro Internacional de Trabajadores y
Trabajadoras en Solidaridad con la Revolución Bolivariana”, refrendada por el
“I Congreso Internacional de Mujeres”, por el “Congreso Internacional de
Comunas, Movimientos Sociales y del Poder Popular”, por el “I Encuentro
Internacional de Pueblos Indígenas”, por el “Congreso Internacional de
Afrodescendientes” y el “Congreso Internacional de Comunicación”, celebrados en
la República Bolivariana de Venezuela durante el año 2019, agenda que incluye
lo siguiente:
1.
Realizar
una jornada internacional de movilización en apoyo a la Revolución Bolivariana
y contra el neoliberalismo el 27 de febrero del año 2020. (Conmemoración de los
31 años de la primera insurrección en Caracas contra el neoliberalismo).
2.
Convocar
una Movilización Mundial por la Paz en Venezuela, en Nuestra América y contra
los planes de guerra del gobierno de Estados Unidos para el mes de abril de
2020.
3.
Desarrollar
una jornada internacional de repudio a la Doctrina Monroe, contra el Bloqueo y
demás Medidas Coercitivas Unilaterales para el día 28 de junio de 2020.
4.
Crear
hasta el próximo Encuentro una Comisión Coordinadora de las delegaciones
presentes en el “I Encuentro Mundial Contra el Imperialismo” a los fines de
cumplir el presente plan.
Aprobado
en la Ciudad de Caracas, Cuna del Libertador Simón Bolívar y Capital de la
República Bolivariana de Venezuela a los 24 días del mes de Enero de 2020.