Taller de Lectura n° 142 - Febrero de 2021
“La Revolución es diálogo”
Por Enrique Ubieta Gómez – 3 de febrero de 2021
Tomado de Granma - http://www.granma.cu/cuba/2021-01-29/la-revolucion-es-dialogo-29-01-2021-22-01-01
Debieran saberlo. Los manuales de golpes «suaves»,
sibilinos, no son recomendables en Cuba; el pueblo intuye rápidamente los
falsos gestos y detesta a los traidores. El gobierno de Trump llevó la agresión
a tal extremo en 2019 que el Presidente Miguel Díaz-Canel, al despedir aquel
año, dijo: «nos tiraron a matar, y estamos vivos». Pero en 2020 la pandemia se
sumó al bloqueo, siempre incrementado. Mientras la Revolución invertía sus
escasos recursos en la prevención, la atención médica a sus ciudadanos y la
investigación-producción de medicamentos, con resultados altamente
satisfactorios, garantizaba la vitalidad del país, y enviaba brigadas médicas a
más de 40 naciones, algunas ricas y las más, pobres, como expresión de una
solidaridad esencial, irrenunciable, el bloqueo se intensificaba de forma criminal.
Los jóvenes cubanos fueron protagonistas en todas las trincheras. No hubo
milagros y, sin embargo, lo parecía: Cuba resistía y mostraba al mundo su
humanismo. «Somos el país que se ha empeñado en resistir y vencer los cercos y
los ataques más crueles y perversos. Y aquí seguimos: Viviendo, resistiendo,
creando y venciendo», exclamó Díaz-Canel en diciembre de 2020.
La Revolución se empeña en personalizar a quienes demandan atención de sus instituciones. Sabe que la contaminación de objetivos, de lenguaje y de personas es notoria, un resultado promovido durante años en plataformas mediáticas para la restauración de la república neocolonial, en becas, en generosas remuneraciones, y en el brillo espurio de la notoriedad metropolitana; sabe que hay lidercillos bien pagados por el imperialismo –no importa si son o no artistas: ninguna profesión ampara el mercenarismo–, y que, quizás, algún convocado albergue intenciones honestas. Pero la ingenuidad y la ignorancia tienen límites. ¿Aceptaría un hombre o una mujer honestos ser representado por un provocador pagado que grita ante la cámara que lo filma que está siendo amenazado, cuando sabe que es mentira? A la contrarrevolución no le interesa la verdad, solo aspira a tomar el poder. El guion del llamado «golpe blando» no es pacífico, ni blando. ¿Aceptaría usted ser representado por «desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte», como diría José Martí? No se supone que la respuesta del pueblo sea blanda.
La Revolución es diálogo. Primero alfabetizó a todos, y abrió las puertas del conocimiento a las mayorías, sin importar el origen, el lugar de residencia o el color de la piel. El diálogo existió en la Plaza, en las escuelas, en las asambleas de trabajadores, en los congresos, en los debates sobre los Lineamientos o sobre la Constitución. Nuevas formas de debate, de participación ciudadana, surgen en las redes. Un gobierno que reajusta sus propias decisiones y leyes si comprende que no son apropiadas o justas; que se reúne con sus científicos y sus intelectuales, para pensar y buscar soluciones de conjunto, es un gobierno que dialoga, que escucha. A los revolucionarios sí les interesa la verdad, la necesitan, porque es el único camino hacia la justicia. La guerra que nos hacen no es de pensamiento; ellos lo mutilan, lo banalizan, le temen, pero nosotros lo necesitamos para vencer.
Si alguien cree que el retiro de la generación histórica en
abril, durante el 8vo. Congreso del Partido, abrirá una brecha en la unidad de
los revolucionarios cubanos, no tiene fe en el pueblo. Porque tenemos como
referentes a Martí y a Fidel, y su pueblo –en especial su juventud– asumió ese
legado al decir: «yo soy Fidel», es que podemos alcanzar las cumbres más altas,
hacer posible lo que parece imposible. Los viejos pinos siempre nos acompañarán.
«Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses –escribía José
Martí–. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. No les
alcanza al árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera,
el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol».
Veinte jóvenes sostuvieron simbólicamente la antorcha este 27 de enero,
mientras recorrían las calles que separan la escalinata universitaria de la
Fragua Martiana. No pudo ser masivo el homenaje este año. Allí los esperaban
los representantes de la generación del Centenario: Raúl, Ramiro, Machado
Ventura, Balaguer. Junto a ellos, el Presidente Miguel Díaz-Canel. Raúl dijo
entonces: «La pandemia será vencida y las dificultades que afrontamos también.
Esa es la historia de Cuba. Esa es la historia de los patriotas como Martí, esa
es la historia de nuestros estudiantes revolucionarios». Las nuevas
provocaciones fracasarán.
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