Taller de Lectura # 136 - Agosto de 2020
A raíz de la cuarentena
ordenada por nuestro gobierno ante la pandemia causada por el nuevo
coronavirus, por lo que no podremos juntarnos para realizar nuestro
acostumbrado Taller de Lectura, hemos decidido hacerlo en forma virtual cada
uno y cada una en nuestras casas junto a nuestra familia, para luego enviar por
mail o por whatsapp nuestro comentario a modo de debate colectivo y una
evaluación final acerca de la interpretación del texto leído. Para ello hemos elegido
una publicación corta para facilitar su lectura tanto en el celular como en la
compu.
“La
estrategia cubana pos-COVID-19: El Gobierno que venció la pandemia se dispone a
enfrentar la crisis”
Por: Arleen Rodríguez Derivet
- Periodista cubana y conductora del programa de la televisión cubana
"Mesa Redonda", que transmite una emisión especial para Telesur.
17 julio 2020 – Tomado de
Cubadebate
Posiblemente ningún otro país
en el mundo la tiene peor a la hora de enfrentar lo que el presidente cubano, Miguel
Díaz Canel, ha definido como el muy
desafiante escenario económico global, tras el impacto de una pandemia que
en los primeros seis meses del año puso en pausa a casi todas las economías y
aún sigue ralentizando los más dinámicos procesos productivos, financieros y
comerciales a nivel planetario.
Pero seguramente ningún otro,
entre los pequeños estados de este mundo desequilibrado e injusto, está en mejores condiciones para intentar
otro salto descomunal de la incertidumbre al riesgo.
Porque, también lo dijo el
Presidente, “el peor riesgo estaría en no cambiar” y hay un testamento político
recordándonos que “Revolución es sentido del momento histórico” (…) “cambiar
todo lo que deba ser cambiado”, “emanciparnos por nosotros mismos y con
nuestros propios esfuerzos (…) desafiar poderosas fuerzas dentro y fuera del
ámbito social y nacional” y “defender valores en los que se cree al precio de
cualquier sacrificio”.
“En la economía no podemos seguir
haciendo lo mismo, porque, tal como lo estamos haciendo, no está dando
resultados”.
Con esa dura autocrítica
arrancó la intervención de Díaz Canel, quien se refirió, desde las primeras
líneas de su discurso ante el Consejo de Ministros donde se presentó la
estrategia económica para la etapa post COVID, al modo en que el Gobierno ha
actuado, escuchando y evaluando la mayor diversidad de opiniones, que van,
desde la respetable seriedad de la academia, pasando por los criterios de
antiguos cuadros y expertos, hasta la más sencilla de las preocupaciones
populares.
Incluso criterios contrarios
a la línea política de la Revolución fueron atendidos, según se dijo, separando
siempre la malintencionada ofensiva de aquellas matrices que apuntan a un único
objetivo: desmontar el sistema
socialista cubano.
No usó eufemismos ni medias
tintas en la respuesta a quienes han convertido las redes en un campo de
batalla, donde diariamente se intenta desprestigiar y denigrar al Gobierno y a
sus principales dirigentes, por parte de los mismos que no están dispuestos al
más mínimo sacrificio por la nación; no se atreven a señalar al bloqueo como
causa principal de nuestros problemas, ni siquiera a condenarlo y viven
rasgándose las vestiduras, levantando falsas banderas de “preocupaciones” por
el nivel de vida de la población, mientras se burlan de los descomunales
esfuerzos del Estado por remontar las múltiples crisis derivadas en primer
lugar de la guerra económica.
“Han dicho que vamos a cerrar todas las
tiendas en CUC y en CUP, para dolarizar la economía. No se van a cerrar”, dijo
el Presidente respondiendo directamente a los promotores de la tergiversación y
la confusión que busca sembrar desaliento y desconfianza del pueblo, “en el
único gobierno que en el mundo, se preocupa hasta de los percápitas de
alimentos que se entregan a todos sus ciudadanos”.
Aunque está a la vista de
quienes tengan ojos y quieran ver, no sobró su aclaración de que “todos los
días estamos enfrascados en la búsqueda de soluciones a los problemas, pensando
y sintiendo como pueblo, pensando y actuando para el bien de todos.
“Nos toca explicar que, en ocasiones, para beneficiar
a todos hay que implementar medidas que “favorecen” a pocos, pero que a la
larga beneficiarán a todos”, dijo
Díaz Canel y en esa expresión, aparentemente contradictoria, resumió la explicación
de una medida que no es agradable tomar por cuanto apunta a desigualdades
indeseadas, pero inevitables si se quiere disponer de divisas para adquirir los
abastecimientos que harían funcionar cualquier tipo de mercado.
Pero, se seguiría la directriz
del adversario si se habla de una única medida dentro de un sistema de
profundas modificaciones que incluye la implementación inmediata y definitiva
de acuerdos pendientes de los últimos congresos del Partido, que impactarán a
toda la economía, desde la producción de alimentos, prioridad número uno, hasta
las políticas monetaria, financiera, de importación y exportación, de gestión
de la propiedad, entre otras.
La estrategia presentada este
jueves por el Viceprimer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil, llega
en un momento marcado con igual intensidad por dos sentimientos que se
contraponen y complementan en el alma nacional, aunque suene como un absurdo:
de un lado optimismo y elevada autoestima por la victoria frente a la COVID 19
como resultado de un inédito enlace entre Ciencia, Salud y Gobierno. Del otro,
la lógica incertidumbre que genera el carácter global de la crisis.
Si hasta para las grandes
economías los pronósticos asustan, ¿qué nos espera a los pequeños, a los
cercados, a los que se niegan a doblar el cuello bajo la rodilla de Trump?
Cuatro meses sin turismo, es
decir sin la locomotora nacional, corriendo en paralelo con muy fuertes gastos
para controlar la pandemia, y casi un año de cerco a las compras de
combustible, en cualquier mercado y a cualquier precio, convierten nuestra
sobrevivencia, la ausencia de apagones y la elevación de los salarios desde el
pasado año, en un suceso objetivamente inexplicable. Otro misterio de los muchos que nos acompañan desde la omnipresencia de
Martí por más de un siglo y de Fidel en los últimos años.
Falta preguntarse por qué
este jueves los cubanos no vivimos el típico día de malas noticias que se ha
vuelto cotidiano en naciones vecinas aquejadas por la pandemia, con sus
enfermos mandados a morir a sus casas y sus muertos esperando ser recogidos en
las calles, mientras la gente prefiere no preguntar cómo será su nueva
normalidad con tantos empleos perdidos y tanto horizonte incierto.
Cuba tiene un Plan. Es IDEAL.
Ideal por las ideas que lo sostienen, no por perfecto, lo aclaró el Presidente,
quien lo ha resumido en cinco puntos:
·
Implementar los
acuerdos del Congreso del Partido y cumplir con las demandas populares emanadas
del debate popular de sus lineamientos.
·
Derrotar la
política de bloqueo.
·
Enfrentar la
crisis global y multidimensional que el neoliberalismo y la pandemia han
exacerbado.
·
Aplicar Ciencia e
innovación a todos los procesos productivos y dinámicas sociales para afianzar
el desarrollo.
·
Legitimar y
afianzar el ideal socialista como único camino hasta ahora conocido hacia la
prosperidad con justicia social.
Ahora, que hasta las
esperanzas se han perdido en medio mundo, entre el miedo al contagio y el
contagio del miedo, tener Plan es tener certezas. Y ahí sí que no hay misterios.
Sólo un gigantesco desafío. Venimos de vencer uno inmenso. No hay por qué
temerle a otro. El Presidente lo ha dicho: Pudimos. ¡¡¡Podremos!!!
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