Canciller cubano en ONU: “La agresión
económica, por muy dura que sea, las amenazas y chantajes no nos arrancarán ni
una sola concesión”
29
septiembre 2019 – Tomado de Cubadebate
Discurso
pronunciado por Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de
la República de Cuba, en el 74 Debate General de la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas, Nueva York, 28 de septiembre de 2019, “Año
61 de la Revolución”.
(Versiones
Taquigráficas - Consejo de Estado)
Señor
Presidente;
Señores
Jefes de Estado y de Gobierno;
Distinguidas
delegadas y delegados:
Expreso
sinceras condolencias a la Mancomunidad de las Bahamas por las pérdidas de
vidas y la terrible destrucción debidas al huracán Dorian. Llamo a la comunidad
internacional a movilizar recursos para dar ayuda.
Señor
Presidente:
Denuncio
ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que el Gobierno de Estados
Unidos ha iniciado en los últimos meses la aplicación de medidas criminales, no
convencionales, para impedir el abastecimiento de combustible a nuestro país
desde diversos mercados, mediante la amenaza y persecución a las compañías que
lo transportan, a los gobiernos de registro y bandera, navieras y empresas de
seguros.
Como
resultado, hemos encarado severas dificultades para garantizar el suministro de
combustible requerido para la actividad cotidiana del país, lo que nos obligó a
adoptar medidas temporales de emergencia, solo posibles en un país organizado,
con un pueblo unido y solidario, dispuesto a defenderse de la agresión
extranjera y a preservar la justicia social alcanzada.
En
el último año, el Gobierno estadounidense ha incrementado cualitativamente sus
medidas de hostilidad y bloqueo contra Cuba. Ha impuesto escollos adicionales
al comercio exterior e incrementado la persecución de nuestras relaciones
bancario-financieras con el resto del mundo. Ha limitado en extremo los viajes
y cualquier interacción entre ambos pueblos. Obstaculiza los vínculos y
contactos con su patria de los cubanos que viven en los Estados Unidos.
Guía
hasta hoy la estrategia del imperialismo contra Cuba el infame memorando
suscrito en 1960 por el subsecretario de Estado Léster Mallory que cito: “… No
existe una oposición política efectiva (…) El único medio posible para hacerle
perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento
mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica
rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…)
negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios
nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el
derrocamiento del gobierno”.
La
ilegal Ley Helms-Burton de 1996 guía la conducta agresiva de los Estados Unidos
contra Cuba. Su esencia es la pretensión descarnada de cuestionar el derecho a
la libre determinación y la independencia de la nación cubana.
Concibe
también la imposición de la autoridad legal estadounidense y la jurisdicción de
sus tribunales sobre las relaciones comerciales y financieras de cualquier país
con Cuba para atropellar el Derecho Internacional, la jurisdicción nacional y
de terceros Estados, y establecer la supuesta primacía de la ley y la voluntad
política de los Estados Unidos sobre ellos.
El
bloqueo económico, comercial y financiero continúa siendo el principal
obstáculo para el desarrollo de nuestro país y para el avance del proceso de
actualización del Modelo Socialista de Desarrollo Económico y Social que
nuestro país se ha trazado. Las nuevas medidas afectan particularmente al
sector no estatal de nuestra economía.
Cada
año, Estados Unidos destina decenas de millones de dólares del presupuesto
federal a la subversión política, con el ánimo de confundir y debilitar la
unidad de nuestro pueblo, que se articula con una concertada campaña de
propaganda orientada a desacreditar a la Revolución, a sus dirigentes, su
glorioso legado histórico, a denigrar las políticas económicas y sociales en
favor del desarrollo y la justicia y a destruir las ideas del socialismo.
El
pasado jueves, sobre la base de burdas calumnias, el Departamento de Estado
anunció que el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de
Ejército Raúl Castro Ruz, no podrá recibir visa de entrada a este país. Se
trata de una acción, sin efecto práctico, dirigida a ultrajar la dignidad de
Cuba y los sentimientos de nuestro pueblo. Es una migaja electorera que se
lanza a la extrema derecha cubanoamericana. Sin embargo, las falsedades
abiertas y ofensivas que se utilizan para pretender justificarla, y que rechazo
en los términos más enérgicos, reflejan la bajeza y podredumbre a la que tiene
que acudir este Gobierno estadounidense, ahogado en la corrupción, la mentira y
la inmoralidad.
Todas
son acciones que transgreden el Derecho Internacional y violan la Carta de las
Naciones Unidas.
El
más reciente pretexto, reiterado aquí el pasado martes por el Presidente Donald
Trump, es culpar a Cuba del fracaso del plan de derrocar por la fuerza al
Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. Para escamotear la proeza al
pueblo venezolano, los voceros yanquis utilizan repetitivamente la vulgar
calumnia de que nuestro país tiene “entre 20 000 y 25 000 efectivos militares
en Venezuela”, y que “el imperialismo cubano ejerce dominio” sobre ese país.
Unos
minutos antes, ese martes, el Presidente de Brasil había usado en este podio el
libreto de falsedades escrito en Washington, aumentadas con la desvergonzada
cifra de “unos 60 000 efectivos militares” cubanos en Venezuela.
Como
parte de su obsesión anticubana, el actual Gobierno de los Estados Unidos, con
eco brasileño, ataca los programas de cooperación médica internacional que Cuba
comparte con decenas de países en desarrollo, dirigidos a las comunidades más
necesitadas, basados en el sentido de la solidaridad y la disposición
libremente voluntaria de cientos de miles de profesionales cubanos, que se
ejecutan sobre la base de acuerdos de cooperación firmados con los gobiernos de
esos países y disfrutan, desde hace muchos años, del reconocimiento de la
comunidad internacional, de esta propia Organización y de la Organización
Mundial de la Salud como una muestra ejemplar de la Cooperación Sur-Sur.
Como
resultado, muchas comunidades brasileñas fueron privadas del servicio de salud
gratuito y de calidad que, bajo el programa “Más Médicos”, prestaban miles de
profesionales cubanos.
No
han faltado en este periodo las amenazas ni los chantajes más desfachatados, ni
inmorales invitaciones a que nuestro país traicione sus principios y sus
compromisos internacionales a cambio de petróleo en condiciones preferenciales
y dudosas amistades.
Al
conmemorar el aniversario 60 del triunfo revolucionario con el que los cubanos
alcanzamos la verdadera y definitiva independencia, el Primer Secretario Raúl
Castro, expresó: “... los cubanos estamos preparados para resistir un escenario
de confrontación, que no deseamos, y esperamos que las mentes más equilibradas
en el Gobierno norteamericano lo puedan evitar”.
Hemos
reiterado que, aun en las actuales circunstancias, no renunciamos a la voluntad
de desarrollar una relación civilizada con los Estados Unidos, basada en el
respeto mutuo y el reconocimiento a nuestras profundas diferencias.
Sabemos
que ese es el deseo de nuestro pueblo y el sentimiento que comparten la mayor
parte del pueblo de los Estados Unidos y los cubanos que viven en este país.
Confirmo
de igual modo que la agresión económica, por muy dura que sea, las amenazas y
chantajes no nos arrancarán ni una sola concesión. Quien conozca la historia de
los cubanos en la larga lucha por lograr la emancipación y en la firme defensa
de la libertad y la justicia conquistadas, entenderá sin equivocaciones el
peso, la sinceridad y la autoridad de estas convicciones y planteamientos de
nuestro pueblo.
Señor
Presidente:
La
relación bilateral entre Cuba y Venezuela se basa en el respeto mutuo y en la
verdadera solidaridad. Respaldamos sin vacilación al Gobierno legítimo que
preside el compañero Nicolás Maduro Moros y la unión cívico-militar del pueblo
bolivariano y chavista.
Condenamos
la conducta del Gobierno de Estados Unidos contra Venezuela centrada en la
promoción de golpes de Estado, magnicidios, guerra económica y sabotaje al
suministro de electricidad. Rechazamos la aplicación de severas medidas
coercitivas unilaterales y el despojo de sus activos, empresas e ingresos por
exportaciones. Estas acciones constituyen una grave amenaza a la paz y la
seguridad regionales, y una agresión directa a la población venezolana, a la que
se pretende doblegar por las vías más crueles.
Llamamos
a todos a tomar conciencia de estos hechos, a reclamar el cese de las medidas
coercitivas unilaterales, a rechazar el uso de la fuerza y a alentar el diálogo
respetuoso sobre la base de los principios del Derecho Internacional y el
ordenamiento constitucional de ese país.
Hace
pocos días, Estados Unidos y un puñado de países decidieron activar el obsoleto
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que contempla la utilización de
la fuerza militar. Es una absurda decisión que representa un retroceso
histórico y un peligro para la paz y seguridad regionales que pretende
justificar, mediante un artificio legal, la intervención en los asuntos
internos de la República Bolivariana de Venezuela.
Es
también una grosera violación de la Proclama de la América Latina y el Caribe
como Zona de Paz, que sus Jefes de Estado y Gobierno firmaron en La Habana, en
enero de 2014. Similar significado tiene la decisión estadounidense de
resucitar a la funesta Doctrina Monroe, instrumento de dominación del
imperialismo bajo el que ocurrieron en Nuestra América intervenciones e
invasiones militares, golpes de Estado, dictaduras militares y los crímenes más
horrendos.
Como
vimos hace pocos días en esta Asamblea, el Presidente de los Estados Unidos
suele atacar al socialismo en repetidos pronunciamientos públicos, con fines
claramente electorales, a la vez que promueve una intolerancia macartista
contra quienes creen en la posibilidad de un mundo mejor y tienen la esperanza
de vivir en paz, en armonía sostenible con la naturaleza y en solidaridad con
los demás.
El
presidente Trump ignora o pretende ocultar que el capitalismo neoliberal es
responsable de la creciente desigualdad económica y social que hoy sufren,
incluso, las sociedades más desarrolladas, y que, por su naturaleza, fomenta la
corrupción, la marginalización social, el crecimiento del crimen, la
intolerancia racial y la xenofobia; y olvida o desconoce que del capitalismo
surgieron el fascismo, el apartheid y el imperialismo.
El
Gobierno de Estados Unidos encabeza una grosera persecución contra líderes
políticos y movimientos populares y sociales, mediante campañas de calumnias y
procesos judiciales escandalosamente manipulados y políticamente motivados,
para revertir las políticas que, mediante el control soberano sobre los
recursos naturales y la eliminación gradual de diferencias sociales,
construyeron sociedades más justas y solidarias, que representaron una salida a
la crisis económica y social, y una esperanza para los pueblos de América.
Así
hicieron con el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, para quien
reclamamos libertad.
Rechazamos
los intentos dirigidos desde Washington para desestabilizar al Gobierno de
Nicaragua, y ratificamos la invariable solidaridad con el presidente Daniel
Ortega.
Nos
solidarizamos con las naciones del Caribe que solicitan legítima reparación por
las horrorosas secuelas de la esclavitud, así como el trato justo, especial y
diferenciado que merecen.
Ratificamos
nuestro compromiso histórico con la libre determinación y la independencia del
hermano pueblo de Puerto Rico.
Apoyamos
el legítimo reclamo de soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas,
Sandwich del Sur y Georgias del Sur.
Señor
Presidente:
La
conducta del actual Gobierno de los Estados Unidos y su estrategia de
dominación militar y nuclear constituyen una amenaza para la paz y la seguridad
internacionales. Mantiene cerca de 800 bases militares en todo el mundo. Avanza
proyectos de militarización del espacio ultraterrestre y del ciberespacio, así
como el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las
comunicaciones para agredir a otros Estados. La retirada de Estados Unidos del
Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio y el inmediato inicio
de pruebas de misiles de alcance medio pretenden abrir una nueva carrera
armamentista.
El
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel
Bermúdez, afirmó el año pasado ante esta Asamblea: “… El ejercicio del
multilateralismo y el respeto pleno a los principios y normas del Derecho
Internacional para avanzar hacia un mundo multipolar, democrático y equitativo
son requerimientos para garantizar la convivencia pacífica, preservar la paz y
la seguridad internacionales y encontrar soluciones duraderas a los problemas
sistémicos”.
Reiteramos
el apoyo irrestricto a una solución amplia, justa y duradera para el conflicto
israelo-palestino, sobre la base de la creación de dos Estados, que permita al
pueblo palestino ejercer el derecho a la libre determinación y a disponer de un
Estado independiente y soberano en las fronteras anteriores a 1967, con
Jerusalén Oriental como su capital. Rechazamos la acción unilateral de los
Estados Unidos de establecer su representación diplomática en la ciudad de
Jerusalén. Condenamos la violencia de las fuerzas israelíes contra la población
civil en Palestina y las amenazas de anexión de territorios de la Cisjordania
ocupada.
Reafirmamos
nuestra invariable solidaridad con el pueblo saharaui y el apoyo a la búsqueda
de una respuesta a la cuestión del Sahara Occidental que le permita el
ejercicio del derecho a la libre determinación y a vivir en paz en su
territorio.
Apoyamos
la búsqueda de una solución pacífica y negociada a la situación impuesta a
Siria, sin injerencia externa y con pleno respeto a su soberanía e integridad
territorial. Rechazamos cualquier intervención directa o indirecta sin el
acuerdo de las autoridades legítimas de ese país.
Expresamos
nuestra solidaridad con la República Islámica de Irán ante la escalada agresiva
de los Estados Unidos. Rechazamos la retirada unilateral de Estados Unidos del
Acuerdo Nuclear con Irán. Llamamos al diálogo y a la cooperación, sobre la base
de los principios del Derecho Internacional.
Damos
la bienvenida al proceso de diálogo intercoreano. Solo mediante las
negociaciones se puede lograr una solución política duradera en la península
coreana. Condenamos enérgicamente la imposición de sanciones unilaterales e
injustas contra la República Popular Democrática de Corea.
La
continuada expansión de la OTAN hacia las fronteras con Rusia provoca serios
peligros, agravados por la imposición de sanciones arbitrarias, que rechazamos.
Señor
Presidente:
Apoyamos,
con admiración, el llamado de las recientes marchas de estudiantes y jóvenes.
El cambio climático, algunos de cuyos efectos son ya irreversibles, amenaza la
supervivencia de todos, en particular de los Pequeños Estados Insulares en
Desarrollo.
El
capitalismo es insostenible. Sus patrones irracionales e insostenibles de
producción y consumo y la creciente e injusta concentración de la riqueza son
la principal amenaza al equilibrio ecológico del planeta. No habrá desarrollo
sostenible sin justicia social.
El
tratamiento especial y diferenciado a los países del Sur en las relaciones
económicas internacionales no puede seguir siendo soslayado.
La
emergencia en la Amazonía nos impulsa a la búsqueda de soluciones mediante la
cooperación de todos, sin exclusiones ni politización, con pleno respeto a la
soberanía de los Estados.
Señor
Presidente:
Prolifera
la corrupción de los sistemas políticos y de los modelos electorales y su
creciente distancia de la voluntad de los pueblos. Poderosas y exclusivas
minorías, en particular los grupos corporativos, deciden la naturaleza y
composición de gobiernos, parlamentos e instituciones de impartición de
justicia y aplicación de la ley.
Tras
el fracaso de su pretensión de someter el Consejo de Derechos Humanos, el
Gobierno estadounidense optó por abandonarlo para obstaculizar aún más el
diálogo y la cooperación internacional en la materia.
No
es noticia que deba sorprendernos. Estados Unidos es un país donde los derechos
humanos se violan de forma sistemática y muchas veces de manera deliberada y
flagrante. Treinta y seis mil 383 personas —cien por día— fallecieron en este
país en 2018 por armas de fuego, mientras el Gobierno protege a los productores
y comerciantes de ellas a costa de la seguridad de los ciudadanos. Noventa y un
mil 757 estadounidenses mueren cada año de enfermedades cardiacas, por falta de
tratamiento adecuado. La mortalidad infantil y materna entre afroamericanos es
el doble de la población blanca. Veintiocho millones de ciudadanos
estadounidenses no tienen seguro médico ni acceso real a servicios de salud; 32
millones no pueden leer ni escribir funcionalmente; 2,2 millones de ciudadanos
estadounidenses están encarcelados; 4,7 millones bajo libertad condicional y se
producen 10 millones de arrestos al año. Se entiende entonces por qué el
Presidente se ocupa en atacar al socialismo.
Rechazamos
la politización, la selectividad, los enfoques punitivos y los dobles raseros
en el tratamiento de la cuestión de los derechos humanos. Cuba permanecerá
comprometida con el ejercicio, por parte de todas las personas y todos los
pueblos, de todos los derechos humanos, en particular, a la paz, a la vida, al
desarrollo y a la libre determinación.
Debemos
impedir que se imponga un modelo cultural único, totalitario y avasallador que
destroce las culturas nacionales, las identidades, la historia, la memoria, los
símbolos, la individualidad, y que silencie los problemas estructurales del
capitalismo que provoca una desigualdad lacerante que aumenta sin cesar.
El
capitalismo llamado “cognitivo” ofrece lo mismo. El capital digital corona las
cadenas de valor mundiales, concentra la propiedad de los datos digitales,
explota la identidad, la información y el conocimiento y amenaza la libertad y
democracia ya menguadas analógicamente. Necesitamos otras formas de pensamiento
propio, humanista y contra-hegemónico y una acción política decidida para
articular la movilización popular en las redes, en las calles y en las urnas.
Los
Estados independientes necesitan ejercer soberanía sobre el ciberespacio,
abandonar el espejismo de las llamadas “sociedad en red” o la “era del acceso”
y, en vez de ello, democratizar la gobernanza de Internet.
Señor
Presidente:
El
pensamiento poderoso y universal del Apóstol de la independencia José Martí
continúa inspirando y alentando a los cubanos de las nuevas generaciones. Sus
palabras escritas pocas horas antes de enfrentar la muerte en combate tienen
hoy particular relevancia y cito: “... ya estoy todos los días en peligro de
dar mi vida por mi país, y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la
independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y
caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice
hasta hoy, y haré, es para eso”.
Fuerza
similar tienen las palabras de Antonio Maceo, quien en 1888 escribió: “Quien
intente apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en
sangre, si no perece en la lucha”.
Es
esta la misma y única Revolución Cubana comandada por Fidel Castro Ruz y que
ahora encabezan el Primer Secretario Raúl Castro y el Presidente Miguel
Díaz-Canel.
Y
si, a estas alturas, alguien pretende todavía hacer rendir a la Revolución
Cubana, o espera que las nuevas generaciones de cubanas y cubanos traicionen su
pasado y renuncien a su futuro, repetiremos con el ímpetu de Fidel:
¡Patria
o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario