diciembre 07, 2019

Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 128 - “Palabras a los intelectuales”


Síntesis y conclusiones del Taller de Lectura Nº 128
“Palabras a los intelectuales”
Este texto es el discurso pronunciado por Fidel Castro, como conclusión de las reuniones con un grupo de escritores, artistas e intelectuales cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional José Martí los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, donde Fidel marcó los principios fundamentales de la política cultural de la revolución. Aquellos años fueron marcados por lo que se dio en llamar el “socialismo real”, lo que provocaba temores y divisiones en algunos círculos de intelectuales. Este encuentro ocurrió tan solo dos meses después de la derrota por la invasión mercenaria organizada por los Estados Unidos en Playa Girón, con el triunfo de la Revolución cubana. La cultura estuvo presente desde los propios inicios y en el corazón mismo del proyecto revolucionario cubano. La Revolución, para poder sobrevivir y avanzar tenía que ser por sobre todas las cosas un hecho cultural. El país se encontraba además inmerso en la Campaña de Alfabetización. Es ésta acelerada revolución cultural la que explica en gran medida por qué en Cuba donde el anticomunismo se había inoculado hasta el cansancio se pudo declarar en tan corto tiempo el carácter socialista de la Revolución, y que, cuando los milicianos fueron a las arenas de Playa Larga y Playa Girón, no solo lo hicieron con el objetivo de enfrentarse a una invasión mercenaria, sino también dispuestos a morir en la defensa del socialismo. Fidel, en su discurso, despeja inmediatamente cualquier duda que pudiera existir sobre una posible variante en Cuba del “socialismo real” cuando expresa: “Permítanme decirles, en primer lugar, que la Revolución defiende la libertad; que la Revolución ha traído al país una suma muy grande de libertades; que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades; que si la preocupación de algunos es que la Revolución va a asfixiar su espíritu creador, que esa preocupación es innecesaria, que esa preocupación no tiene razón de ser”. Más adelante expresa: “La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura”. En su discurso, la frase que más se descontextualiza es: “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”. Puede surgir la incógnita de los límites del “dentro” y el “contra”. Mas Fidel responde de manera magistral esa interrogante: “La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios”. Con esta expresión estaba diciendo que podían existir, incluso, contrarrevolucionarios corregibles y que la Revolución debía aspirar a sumarlos al proceso. Además, que todos aquellos escritores y artistas honestos, que sin tener una actitud revolucionaria ante la vida, pero tampoco contrarrevolucionaria, debían tener derecho y las oportunidades de hacer su obra dentro de la Revolución. “La Revolución debe tener la aspiración de que no solo marchen junto a ella todos los revolucionarios, todos los artistas e intelectuales revolucionarios –dice Fidel– (…) la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario (…) la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo”. Este es otro de los pasajes más relevantes de su discurso en medio de aquellas circunstancias tan complejas y tensas donde solo puede encontrarse un tono y sentido totalmente inclusivo, antidogmático, alejado de cualquier tipo de sectarismo. Hubo muchas otras “Palabras a los Intelectuales” de Fidel, aunque aquellas de 1961 quedaron para siempre en la historia como un texto fundacional, y fue la confirmación de que, una vez más en la historia de Cuba, vanguardia política y vanguardia intelectual volvían a ser la misma cosa.
En el transcurso del posterior debate se analizó en forma colectiva el texto, donde se destaca que la cuestión pasaba en gran medida alrededor del concepto de “libertad”. Qué es lo que se entiende por libertad, la diferencia entre “libertad” y “libertinaje”. Si podemos contextualizar un tipo de libertad dentro del capitalismo y otro tipo de libertad en el socialismo. Si era justo que un pueblo sea disciplinado y eso no iba en contra de lo que nosotros entendemos por “libertad”. Se comparó de alguna manera con la educación que nosotros les damos a nuestros hijos, donde se debían cumplir ciertas reglas de comportamiento y de convivencia en nuestro ámbito familiar. Se trata de un problema complejo, al plantearlo hoy en día dentro de nuestra sociedad. Lo cierto es que el pueblo cubano cuenta con una amplia formación cultural, lo que es el resultado de su Revolución, que también es cultural. Llamó la atención la importancia que Fidel le da al concepto del ser “revolucionario”, del intelectual revolucionario, que es también una actitud de vida. Que si bien hay personas honestas que no son revolucionarios, pero que sí están de acuerdo con la Revolución cubana. Que la Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios. Se debe procurar que la mayoría del pueblo tenga características revolucionarias. También se abordó la inquietud del gobierno cubano de llevar la cultura a las zonas rurales, a los campesinos de las cooperativas para despertar en ellos su espíritu creador.
Por último se acordó abordar para el próximo Taller de Lectura, el análisis político de Álvaro García Linera: “El agravio a los muertos en Bolivia.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 07 de diciembre de 2019

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