Círculo de Lectura # 179 - Marzo de 2024
"Raúl:
La Revolución Cubana, tras 65 años de existencia, lejos de debilitarse, se fortalece"
Por
Raúl Castro
2
de enero, 2024 - Tomado de Razones de Cuba
http://razonesdecuba.cu/raul-la-revolucion-cubana-tras-65-anos-de-existencia-lejos-de-debilitarse-se-fortalece/
Discurso pronunciado por el General de
Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución, con motivo del Aniversario 65
del triunfo de la Revolución, en el parque Céspedes, Santiago de Cuba, el 1ro.
de enero de 2024, “Año 66 de la Revolución”.
(Versiones
Taquigráficas - Presidencia de la República)
Compatriotas:
Arribamos
al 65 aniversario del triunfo de nuestra Revolución socialista. Muchos han sido
los retos y desafíos que hemos tenido que enfrentar para llegar hasta aquí;
pero ha valido la pena, la obra de la Revolución y sus conquistas sociales, aun
en medio de las dificultades, así lo corroboran.
Para
Fidel ha sido el primer pensamiento de los cubanos en esta histórica
conmemoración, especialmente aquí, en la heroica ciudad de Santiago de Cuba que
atesora sus inmortales restos, y también para todos los caídos en el noble
propósito de alcanzar y preservar la independencia de la patria.
Nos
congrega el mismo lugar donde Fidel proclamó el Primero de Enero de 1959, el
triunfo de la única Revolución que ha existido en Cuba, iniciada el 10 de
Octubre de 1868 por Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, cuyo
nombre lleva esta plaza.
Por
paradojas de la historia, el entonces naciente imperio yanqui consumó la
ocupación militar de Cuba el primero de enero de 1899, por tanto, duró
exactamente 60 años su dominio total sobre nuestra isla.
Uno
de los más vergonzosos e indignantes actos del ocupante en aquellos días fue
impedir la entrada a la ciudad de las tropas del Ejército Libertador comandadas
por el mayor general Calixto García, sin cuya actuación no hay duda de que los
españoles hubieran derrotado en toda la línea a aquellos arrogantes, pero
bastante ineptos invasores. Por eso Fidel, cuando se encontraba a las puertas
Santiago, afirmó en su alocución por Radio Rebelde: “Esta vez los mambises
entrarán en Santiago de Cuba [...] La historia del 95 no se repetirá”,
concluyó.
Recuerdo
aquella memorable noche del Primero de Enero de 1959. Como muchos saben, por
decisión del Comandante en Jefe yo había llegado horas antes a Santiago con la
misión de consolidar la rendición de la guarnición del cuartel Moncada, unos 5
000 hombres que estaban en esta ciudad, además de la fuerza principal de la
Marina de Guerra, y me encontraba, como uno más, entre la multitud que colmaba
esta plaza.
Fidel,
al verme, ordenó que subiera a la tribuna y hablara a los presentes, solo dije
unas breves palabras que no se conservan, pero eso no es importante. Sí están
las de Fidel, que en esa ocasión nos advirtió: “La Revolución empieza ahora; la
Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena
de peligros”. Ocho días después, tras su entrada triunfal a la capital,
insistió en ello, cuando expresó: “La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda
mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será
fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”, afirmó.
Fue
su temprana alerta de no sobrestimar los éxitos y prepararse para encarar la
opción más difícil, y la vida se encargó de demostrar cuánta razón tenía. El
camino recorrido no ha sido fácil, hemos tenido que enfrentar la permanente y
perversa agresividad del enemigo, que ha acudido incluso a la invasión militar,
al terrorismo y a un despiadado y cruel bloqueo, condenado por la abrumadora
mayoría de las naciones del mundo, en su intento fallido de destruir nuestra
Revolución y borrar su inspirador ejemplo para otros pueblos, de que sí es
posible edificar una sociedad justa y humana, con iguales oportunidades para
todos.
La
política de hostilidad permanente y de bloqueo del Gobierno de los Estados
Unidos es la principal causa de las dificultades de nuestra economía. No tengan
duda de esta realidad, aunque el enemigo invierta millones de dólares y mucho
esfuerzo para ocultarla. La secundan algunos que actúan contra su propia
patria, ya sea por afán de lucro o simplemente por espíritu de siervos. Otros
se dejan confundir por sus mentiras, y en cierta forma le hacen el juego
inconscientemente, agobiados por las dificultades cotidianas. Con estos últimos
no podemos perder la paciencia, debemos escucharlos, explicarles hasta
convencerlos con la poderosa arma de la verdad, que está de nuestra parte.
Lo
anterior no significa en modo alguno que desconozcamos nuestras deficiencias y
errores, que nunca han sido de principios. La dirección de la Revolución se ha
caracterizado, a lo largo de estos 65 años, por su transparencia y espíritu
autocrítico, al debatir con el pueblo cualquier insuficiencia, consciente de
que únicamente entre todos seremos capaces de erradicarlas.
En
el tránsito por el ignoto camino que conlleva construir el socialismo en un
país pobre y sometido a constantes agresiones, nos hemos visto obligados a
crear nuestras propias maneras de hacer, evidencia de que el proceso
revolucionario cubano se ha caracterizado siempre por una inmensa capacidad
creadora.
Hoy
podemos decir con sano orgullo que ni agresiones externas, ni los golpes de la
naturaleza, ni nuestros propios errores han impedido que lleguemos a este 65
aniversario. ¡Aquí estamos y aquí estaremos! (Aplausos.)
Ello
ha sido posible, en primer lugar, por la demostrada resistencia y seguridad en
sí mismo de nuestro heroico pueblo; por la sabia conducción del Comandante en
Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz; por la existencia de un Partido,
devenido en digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su
líder, y por la unidad de la nación.
A
esta trayectoria se refirió hace unos momentos el compañero Díaz-Canel, en su
repaso de la epopeya vivida por los cubanos durante estos 65 años, y que se
prolonga a los difíciles e inolvidables momentos del Moncada, del Granma y de
la lucha en la Sierra y el llano, hasta alcanzar el verdadero triunfo, un día
como hoy.
Y
mientras mayores sean las dificultades y los peligros, más exigencia,
disciplina y unidad se requieren. No una unidad alcanzada a cualquier precio,
sino la basada en los principios que tan certeramente definió Fidel en su
reflexión del 22 de enero de 2008, y cito: “Unidad significa compartir el
combate, los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y
estrategias, a los que se llega mediante debates y análisis. Unidad significa
la lucha común contra anexionistas, vendepatrias y corruptos que no tienen nada
que ver con un militante revolucionario”. Y agregó otra idea esencial: “Debemos
evitar que, en el enorme mar de criterios tácticos, se diluyan las líneas
estratégicas e imaginemos situaciones inexistentes”.
Así
es nuestra unidad, que no surgió por arte de magia, que hemos construido entre
todos de forma paciente, ladrillo a ladrillo. En la Revolución Cubana ha tenido
cabida cada patriota sincero, con el único requisito de estar dispuesto a
enfrentar la injusticia y la opresión, a trabajar en bien del pueblo y a
defender sus conquistas.
En
esa fragua de acción y pensamiento se forjó nuestro Partido, ajeno al
autoritarismo y las imposiciones, escuchando y debatiendo los diferentes
criterios y dando participación a cuantos estén dispuestos a sumarse a la obra.
Modestia, honestidad, apego a la verdad, lealtad y compromiso han sido la
clave. En el socialismo y su obra, en la unidad y la ideología revolucionaria
se sustenta nuestra capacidad de resistir y vencer (Aplausos).
La
unidad es nuestra principal arma estratégica; ha permitido a esta pequeña isla
salir airosa en cada desafío; sustenta la vocación internacionalista de nuestro
pueblo y sus proezas en otras tierras del mundo, siguiendo la máxima martiana
de que patria es humanidad. ¡Cuidemos la unidad más que a la niña de nuestros
ojos! No tengo duda de que así será. Estoy convencido de que los Pinos Nuevos,
nuestra combativa juventud, así lo garantizará.
La
unidad formada por el Partido, el Gobierno, las organizaciones de masas y todo
nuestro pueblo, y como parte de este los combatientes de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias y del Ministerio del Interior, es el escudo contra el que se
estrellarán, una vez más, todos los planes subversivos del enemigo, que incluyen
desde el uso sistemático de la mentira hasta el terrorismo.
Hoy
puedo afirmar con satisfacción que la Revolución Cubana, tras 65 años de
existencia, lejos de debilitarse, se fortalece (Aplausos), y como ya dije hace
una década, un día como hoy y en este propio lugar, sin compromisos con nadie
en absoluto, solo con el pueblo (Aplausos).
Compañeras
y compañeros:
Sé
que expreso el sentir de la Generación Histórica al ratificar la confianza en
quienes hoy ocupan responsabilidades de dirección en nuestro Partido y
Gobierno, y en las demás organizaciones e instituciones de nuestra sociedad,
desde los más altos cargos hasta las decenas de miles de dirigentes de base que
están en la primera línea de combate. En circunstancias muy difíciles, la
inmensa mayoría de ellos viene demostrando con su actuación la necesaria
firmeza revolucionaria y voluntad para sortear las dificultades actuales y
salir adelante junto a nuestro pueblo.
Quienes,
por insuficiente capacidad, falta de preparación o simplemente por haberse cansado,
no estén a la altura que exige el momento, deben ceder su puesto a otro
compañero o compañera dispuesto a asumir la tarea.
A
todos nuestros cuadros los convoco a meditar cada día sobre qué más puede
hacerse para justificar la confianza y el ejemplar respaldo de nuestros
compatriotas, aun en medio de tantas necesidades, a no ser ingenuos ni
triunfalistas, a evitar respuestas burocráticas y cualquier manifestación de
rutina e insensibilidad, a encontrar soluciones realistas con lo que tenemos,
sin soñar que algo nos vaya a caer del cielo. Igualmente, dentro de las muchas
tareas y retos cotidianos, encuentren tiempo para superarse, los conocimientos
han sido siempre un arma esencial, y lo son mucho más en presente.
Si
grandes son los retos y dificultades actuales, mayor es la obra de la
Revolución, que constituye su mejor e irrebatible defensa ante las infamias del
enemigo, una obra palpable en cualquier rincón de Cuba en el orden material y
espiritual.
La
Revolución dignificó a Cuba y a los cubanos. El concepto mismo de poder asumió
una dimensión nueva cuando la política dejó ser feudo de una élite y todo el
pueblo se convirtió en protagonista de su destino. Por eso tenemos que defender
y llevar adelante esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los
humildes.
La
historia nos ha enseñado con creces a dónde conducen la resignación y el
derrotismo. No nos limitemos a resistir. Vamos a salir de estas dificultades,
como lo hemos hecho siempre, ¡combatiendo! (Aplausos), con la misma decisión de
Baraguá, del Moncada, del Granma, de Girón y con las firmes convicciones que
nos inculcó el Comandante en Jefe.
Esto
se traduce hoy en trabajar más y sobre todo hacerlo bien. Es nuestro compromiso
con la gloriosa historia de la patria y el mejor homenaje a los caídos.
Como
explicó de forma diáfana el Primer Ministro, compañero Manuel Marrero, hace
solo unos días en la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la compleja e
inaplazable batalla económica es imperativo avanzar en productividad, orden y
eficiencia, aunque ello implique algunos sacrificios para crear las condiciones
que nos permitan salir de la actual situación y desarrollarnos.
Encontrar
respuesta a estas dificultades es un deber ineludible de todos los
revolucionarios cubanos. En fecha tan significativa, solicito a nuestro pueblo
sumarse de forma consciente y responsable, como nos tiene acostumbrado, a este
empeño que hoy exige la patria.
Reitero
una convicción que expresé en el Parlamento cubano el primero de agosto de
2010: “A nosotros, los revolucionarios cubanos, las dificultades no nos quitan
el sueño, nuestro único camino es proseguir la lucha con optimismo e
inclaudicable fe en la victoria” (Aplausos).
En
este supremo empeño, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior,
fieles y seguros guardianes de la Revolución, participarán decididamente. Si
ayer de las armas victoriosas del Ejército Rebelde emergió libre, hermosa,
pujante e invencible la patria nueva, hoy puedo afirmar que ante cualquier
amenaza o debilidad sus combatientes no renunciarán a continuar siendo, junto
al Partido, el alma de la Revolución (Aplausos).
Queridos
compatriotas:
Como
afirmó el Comandante en Jefe en su mensaje al constituirse la Asociación de
Combatientes de la Revolución Cubana, hace treinta años: “...No hay contradicciones
generacionales en la Revolución por una simple razón: porque no hay envidias ni
ansias de poder entre sus hijos.
“Ninguno
de los viejos luchadores nos aferramos a cargos ni nos consideramos acreedores
de la patria por haberle prestado un servicio, y mientras nos queden fuerzas
estaremos en el puesto que se nos asigne, por modesto que sea”. Hasta aquí las
palabras de Fidel, que parecen dichas hoy.
En
esta fecha de tanto significado puedo afirmar que nuestro mayor orgullo y
satisfacción es haber estado junto a Fidel en cada momento de alegría,
indignación o tristeza; haber aprendido de él la importancia decisiva de la
unidad; a no perder la serenidad y la confianza en el triunfo por insalvables
que parezcan los obstáculos poderosos de los enemigos o grandes los peligros; a
aprender y sacar fuerzas de cada revés hasta transformarlo en victoria.
Fieles
a sus enseñanzas y a su ejemplo ¡aquí estamos!, y desde la heroica Santiago de
Cuba ratificamos que nos mantenemos con el pie en el estribo y listos para la
carga al machete, junto al pueblo y como un combatiente más (Aplausos), contra
el enemigo y nuestros propios errores, seguros de que siempre retumbará en esta
tierra el grito mambí:
¡Viva
Cuba libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”) (Ovación.)
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