mayo 04, 2025

Síntesis y conclusiones del Círculo de Lectura Nº 193

Síntesis y conclusiones del Círculo de Lectura Nº 193

“Universidad occidentalizada y civilización capitalista: necesidad de la descolonización”

Se trata de un texto tomado de la revista digital cubana La Tizza, basado en una conferencia presentada por Ramón Grosfogel, profesor en el Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de California en Berkeley y una de las referencias internacionales y de los autores más influyentes en el campo de los Estudios Decoloniales/Poscoloniales. Fue celebrado en el Auditorio de la Escuela de Historia de la Ciudad Universitaria, USAC en Guatemala, el 9 de octubre de 2024. Se trata de un análisis acerca de la influencia cultural sobre nuestros pueblos por parte del pensamiento llamado universal procedente de cinco países centrales, Francia, Alemania, Inglaterra, Italia y Estados Unidos. Un colonialismo eurocéntrico con una visión parcializada de los conocimientos, sin tener en cuenta las bases de saberes e interpretación de las culturas ancestrales de los pueblos originarios en nuestra América. No sólo hubo una colonización cultural, sino que durante ese proceso han eliminado los registros gráficos de los conocimientos de las comunidades étnicas Mayas, Aztecas e Incas, entre otros, transmitidas de generación en generación, y preservados también a través de la tradición oral y las costumbres. Ellos poseían un pensamiento desde una visión común e integral de todo, es decir una cosmovisión. Producían la tecnología vinculada al agro respetando a la naturaleza, considerando al ser humano como parte de ella, ya que la calidad de vida depende de cómo nos relacionamos con la naturaleza. Se celebraban rituales pidiendo permiso a la Pachamama cuando se iba a sembrar o cuando se interactuaba con la naturaleza. La imposición cultural foránea estaba vinculada también a la cristiandad desde lo religioso. Una cristiandad basada en la teología de dominación de los ricos, los poderosos que dominan y explotan a los demás. El colonialismo de población tiene una lógica de exterminación de los pueblos, una manera violenta para poder sostener el proyecto. Y para que esa violencia no sea cuestionada se naturalizan el neocolonialismo, el neoliberalismo, el racismo y el patriarcado. Entonces esos hombres de los cinco países han desarrollado un sistema de pensamiento como si fuera el único, sin tener respeto a las otras culturas. Se trata de un colonialismo de población. Finalmente, la universidad occidentalizada desde la civilización capitalista está montada sobre todo este proyecto, como un proyecto global de dominación. Debemos buscar la manera de encontrar nuevos proyectos que estén basados en un proceso de descolonización, de descolonización mental, económica, política y cultural, pensando a esa descolonización no como una opción sino como una necesidad.

 

Durante el posterior debate se trató la problemática en nuestros centros de enseñanza con una disminución gradual de contenidos y de interés general del estudiantado por incrementar sus conocimientos, donde es cada vez más fácil aprobar y recibirse. Esto también se analizó como un método de colonización del sistema de educación. Recordamos los valores que nos dejó José Martí al proponernos una educación emancipadora, y la formación cultural como una inversión social a futuro con pedagogías transformadoras alternativas y contra hegemónicas para nuestra América. Se comentó de qué manera violenta los colonizadores españoles han intervenido las culturas de nuestros pueblos originarios, generando una transculturización y la imposición de la religión cristiana que avaló el colosal genocidio y la apropiación y el robo de ingentes cantidades de oro y plata. La lectura de este texto es muy valiosa ya que permite visualizar la necesidad de introducir los cambios en nuestros sistemas de educación a nivel general para lograr, en primer lugar, la descolonialización de sus contenidos profundizando y priorizando después el estudio de las culturas y las filosofías de nuestros pueblos y sus culturas ancestrales. También se comentó que es necesario modificar los métodos de enseñanza con el objetivo de introducir la capacidad de transmitir una educación racional con análisis y comprensión de los temas tratados, ya que persiste fuertemente el método de aprendizaje bancario como lo definió Paulo Freire. 

Finalmente se decidió abordar para el próximo espacio de lectura del sábado 07 de junio un texto de Guillermo Carmona Rodríguez tomado en febrero de este año del periódico Girón, “Los oxidados huesos de la Guiteras ya no aguantan tanto”.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 03 de mayo de 2025

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Términos asociados al texto

Los cinco países occidentales a los que se refiere Ramón Grosfoguel son: Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia e Inglaterra.

Ontología: Estudia los modos esenciales de existencia de las cosas, la esencia fundamental de lo que existe.

Episteme: Conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas. Conocimiento.

Privilegio epistémico: acceso privilegiado a ciertos tipos de conocimiento.

Holístico: relacionado o relacionado con totalidades o con sistemas completos en lugar del análisis, tratamiento o disección en partes.

Visión Holística: es la diversidad en la unicidad y la idea de que todo es parte de un uno heterogéneo, no un uno homogéneo. Todos somos seres múltiples y diversos, y estamos coexistiendo dentro de un cosmos.

Cosmos: conjunto de todo lo que existe, incluyendo la materia, la energía, el espacio y el tiempo. Es un sistema armonioso y ordenado.

Cosmovisión Holística.

Antropoceno: Dicho de una época o de la era geológica actual.

Secularización: proceso que experimentan algunos Estados o territorios cuando diversas instituciones y bienes pasan de la esfera religiosa a la civil.

Cristiandad: Es el conjunto de los países de religión cristiana.

Método Cartesiano: Fue creado por filósofo francés René Descartes, y que consiste en el escepticismo metodológico: es decir que se duda de cada idea que puede ser dudada. 

Dualismo cartesiano: Postula que la realidad está compuesta por dos sustancias fundamentales e independientes: la mente y el cuerpo. 

Códice: Libro manuscrito anterior a la invención de la imprenta.

Racismo biológico: Que tienen coeficientes de inteligencia superiores al resto de la humanidad

Racismo cultural: Que tienen una cultura superior al resto de la humanidad.

Sexismo: Es la discriminación de una persona o grupo de personas debido a su sexo o género, considerando que uno es superior o inferior al otro.

Abya Yala:  Territorio del continente americano en expresión de los pueblos originarios.

Al Ándalus:  Territorio de la Península Ibérica bajo poder musulmán.

  

 

 


mayo 02, 2025

Círculo de lectura n° 193 - mayo 2025

Círculo de lectura n° 193 - mayo 2025

Universidad occidentalizada y civilización capitalista: necesidad de la descolonización

Por Ramón Grosfoguel

Mar 20, 2024

La Tizza comparte una versión de la conferencia presentada en el encuentro «La mirada decolonial sobre la ciencia y la complejidad social», celebrado en el Auditorio de la Escuela de Historia, Ciudad Universitaria, USAC, Guatemala, el 9 de octubre de 2024.

En primer lugar, quiero llamar la atención sobre algo que me parece muy interesante. Hablemos del sistema académico de la universidad occidentalizada, como esta universidad y otras universidades. Los que me conocen saben que no hablo de universidad, porque universidad ya implica una neutralidad que no existe. Yo hablo de la universidad occidentalizada. Nosotros estamos en una universidad occidentalizada porque aquí lo que se lee en todas las disciplinas son hombres blancos y occidentales de cinco países.

Se va a leer, de manera predominante, a un alemán, se va a leer a un francés, a un británico, a un estadounidense, a un italiano… con algunas excepciones aquí y allá; la excepción es quizás un sueco, quizás un holandés o un canadiense, pero eso es lo que se lee. Pensadores de lo que se conoce hoy como Europa occidental, hombres todos «bien» y hombres blancos.

Eso es lo que se llama Departamento de Filosofía. Y no estoy tomando solo a la filosofía como ejemplo. Podemos ir a sociología, antropología, cualquiera. Cuando usted entra a los cursos está leyendo hombres occidentales de cinco países. Y si alguien viene y dice «Oye, yo quiero enseñar aquí un curso de filosofía maya», le van a decir «no, eso no es filosofía, eso es… Mira, hay un departamento aquí de Antropología que estudia las culturas, o hay un departamento ahí de, no sé, Religión. Mira, vete allí y estúdiate la religión de…» Porque eso es religión, o eso es cultura; pero nunca asume el carácter de filosofía porque, obviamente, no cumple el canon de pensamiento del hombre occidental en los cinco países mencionados.

La filosofía maya está producida por pensadores y pensadoras mayas. Por tanto, queda fuera del Departamento de Filosofía o el de Sociología — podemos ir a cualquiera y vemos que los nombres cambian por disciplina, o sea, el francés que vas a leer en filosofía es diferente al hombre francés que vas a leer en sociología o en antropología—. Los nombres cambian, pero siempre vas a estar leyendo a un hombre francés, alemán, británico, estadounidense o italiano. Y a eso se le llama «pensamiento universal».

¿Cómo se justifica eso?

La justificación que tiene en ese tipo de universidad occidentalizada se basa en decir que ellos producen un pensamiento universal en el sentido de que es válido más allá del tiempo y del espacio, para cualquier lugar del mundo. Las categorías que producen esos hombres de cinco países occidentales usted las puede — oigan esta palabra— «aplicar» para entender el mundo sin importar el tiempo y el espacio, en cualquier lugar del mundo, en cualquier momento de la historia.

Usted utiliza las categorías de esos hombres y va a entender el mundo, porque ellos producen un conocimiento universal. ¿Pero, qué pasa? Los que hacen filosofía maya o filosofía islámica o filosofía bantú u otro tipo de filosofía se les considera inferiores porque producen un conocimiento particularista. Es decir, se justifica que los hombres blancos occidentales sean el canon de pensamiento porque ellos sí producen pensamiento universal. Los otros lo que producen son cosas particularistas.

Vamos a decodificar lo que acabo de decir. En primer lugar, todo el mundo piensa desde los problemas que enfrenta, desde sus lugares históricos y sociales. Nadie está pensando desde una nube, todo el mundo está en algún lugar del mundo pensando los problemas. Y la teoría nace de intentar explicar problemas, de ahí nacen las teorías, no nacen de alguien que está en la nube flotando por allá. Todos estamos situados en el mundo, en tiempo y espacio.

La pretensión de producir un conocimiento universal más allá del tiempo y el espacio es una pretensión idolátrica, porque es como ponerse en el lugar de Dios, de que tú estás más allá del tiempo y el espacio, y que tú puedes producir un conocimiento válido más allá del tiempo y el espacio.

¿Quién puede estar más allá del tiempo y del espacio? Ningún ser humano puede argumentar que lo está, ninguno. Entonces, si todos estamos pensando desde contextos espacio temporales, para ponerle el lenguaje sociológico, desde contextos sociohistóricos, entonces los hombres occidentales de cinco países están pensando desde un lugar del mundo y desde unos problemas del mundo: desde los problemas sociohistóricos de Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña y los Estados Unidos. Esos son los problemas que ellos intentan teorizar y darle respuesta teórica. Pero la experiencia histórico social de esos cinco países no corresponde a la experiencia histórico social del resto del planeta.

Las categorías que ellos han desarrollado para pensar el mundo sociológica, política, económica, geográfica, filosófica o históricamente, tienen que ver con los problemas que enfrentan y sobre todo los que sus Estados, todos imperialistas, confrontan. El asunto es que ellos, como sociedad metropolitana imperialista en el mundo, confrontan problemas que no necesariamente son los nuestros, que para nosotros pueden ser otros los problemas. Entonces, detrás del pretendido universalismo de esos autores se está camuflando su localización epistémica en el mundo. Se está «vendiendo la moto» de que se produce un pensamiento con categorías que van a ayudar a entender todo lo que pasa y todo lo que se mueve en el planeta, no solamente en esos cinco países. Se están universalizando unas categorías, unas teorías, unos conceptos que nacen al calor de los problemas histórico sociales de esos cinco países y se universalizan al resto del mundo. Eso se enseña en un aparato global de dominación del sistema mundo que se llama la universidad occidentalizada, que es donde estamos nosotros. Tenemos todos que entender dónde estamos parados. El que no entiende dónde está parado, en dónde estamos metidos, pues anda un poco perdido. O se ha creído el cuento que nos han contado. (…)

Cuando nuestros padres, nuestros abuelos nos preguntan «oye, ¿qué tú haces?». «Pues mira, yo estoy estudiando en la Universidad de San Carlos, en el Departamento de Sociología, en la Facultad de Ciencias Sociales». Tú no dices «yo estoy estudiando en la universidad occidentalizada, en el departamento de sociología colonial eurocéntrico, en la facultad de las ciencias sociales colonial, producida por hombres occidentales de cinco países». Usted no dice eso porque se oye mal. No. Y, además, como tienes el canon de pensamiento de los hombres de cinco países occidentales, pues tienes que nombrar, nombrar y entender, qué tipo de epistemología se está produciendo ahí. Y eso tiene nombre y apellido.

Estamos hablando de una epistemología racista, sexista… Si lo único que se lee son hombres blancos de cinco países, y los considera autoridad en un campo del conocimiento, es como si el resto del planeta no pensara. El resto del planeta ha producido conocimiento sobre todos esos campos, hay conocimiento vasto desde otras experiencias histórico sociales en el planeta.

Esa presuposición de que ese puñado de hombres son seres superiores sirve como base para el racismo epistémico, para el sexismo epistémico. Se asume, por ejemplo, que pueden producir un conocimiento superior al de todas las mujeres del mundo, incluidas las de los cinco países y al de todos los pueblos del mundo. Entonces, nos están metiendo «gato por liebre», porque el pensamiento de esos hombres de cinco países está tan situado como el de cualquier otro, pero ellos esconden el lugar desde donde piensan para hacernos creer que lo hacen desde un no lugar, para hacernos creer que piensan desde una neutralidad epistémica, para hacernos creer que su conocimiento es superior porque tiene aplicabilidad global más allá de tiempo y espacio.

Entonces, para ellos los demás son particularistas, son inferiores, porque se sitúan. Cuando tú tienes a alguien que está haciendo, digamos, filosofía maya o trabajando desde cosmovisiones mayas, por ejemplo, está diciendo: «yo estoy pensando desde aquí, desde esta tradición». O alguien que es un filósofo islámico: «yo estoy pensando desde la tradición islámica». Te están diciendo con honestidad desde dónde están pensando. Lo que hace la universidad occidentalizada es agarrar la honestidad de quien te está diciendo «yo pienso desde esta tradición particular» para revertirla contra ellos. «¿Lo ves? Te lo dije, son particularistas». ¿Porque el hombre occidental qué hace? No te dice «yo estoy pensando desde la tradición filosófica europea», te va a decir «yo estoy pensando desde la filosofía». Va a camuflar su localización y de dónde viene su pensamiento, desde qué problemáticas histórico sociales se producen su teoría y sus conceptos.

Por eso es que en un lugar como Guatemala, quienes se toman en serio el proyecto de descolonización son los pueblos originarios; no es el resto de la sociedad guatemalteca, lamentablemente, y mucho menos ese tipo de universidad. Por eso es que nosotros estamos aquí. No invitados por esta universidad. Esta universidad no nos pagó nada. Estamos aquí de gratis porque unos compañeros nos han invitado y nosotros estamos comprometidos a hablar donde sea. Pero quienes nos invitan, nos pagan los pasajes y nos traen aquí es Codeca (Movimiento Codeca — Comité de Desarrollo Campesino), que está organizando un encuentro continental de diferentes pueblos originarios, movimientos campesinos, aquí en Guatemala en este momento. En el encuentro se plantean tres problemáticas centrales: la descolonización, la creación de Estados Plurinacionales y el Horizonte del Buen Vivir como nuevo proyecto civilizatorio. Y ellos son los que se toman en serio el tema de la descolonización. Yo creo que, por razones obvias, no hay que explicarlo.

Entonces, si ustedes se fijan, esa epistemología de hombres blancos de cinco países — apoyado en la idea de que ellos sí producen conocimiento universal y el resto del mundo solo produce conocimientos inferiores porque son particularistas—, usa la honestidad del resto del mundo para lanzar la deshonesta campaña de decir que ellos piensan desde más allá del tiempo y el espacio. Lo hacen para justificar su superioridad y decir que sus teorías y conceptos son aplicables al resto del planeta.

Están usando tu propia honestidad para revertirla contra ti. Y ellos, de manera deshonesta, te van a decir lo opuesto. No te van a decir «yo pienso desde la matriz filosófica o epistemológica o de la ciencia social europea», sino «yo pienso desde la ciencia social o yo pienso desde la filosofía» (…).

¿Qué estamos haciendo? Perdiéndonos un caudal de teorías que son, en muchos sentidos, más aplicables a lo que vive el 85, el 90 % de los seres humanos. Porque las teorías que se producen desde el Sur son teorías más afines a la experiencia histórico social del 80, del 90 % de la humanidad, la que no vive en los Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania e Inglaterra. Ese provincialismo disfrazado de universalismo es lo que se nos vende como ciencias sociales, como humanidades. Es muy provincial ese conocimiento. Pero, como son blancos europeos, con prestigio y superioridad racial… El racismo epistémico nos constituye. Habla un europeo y nos quedamos todos en silencio. Habla una mujer maya y todo el mundo mira para otro lado. «¿Qué puede aportar un indio?, ¿qué puede aportar un negro?» El episteme que domina aquí es racismo y es sexismo epistémico. Estamos en un espacio donde se produce y reproduce el racismo y el sexismo epistémico todos los días. Entonces, la pregunta que hay que hacerse es ¿cómo llegamos allí? ¿Cómo es posible que hombres de cinco países occidentales monopolicen la autoridad y la legitimidad del conocimiento a escala global? ¿Qué pasó?

Todo el giro decolonial tiene que ver con las preguntas que nos hacemos. Las preguntas constituyen las respuestas. Y si tú haces la pregunta de los colonizadores, vas a dar una respuesta colonizadora. Siempre tenemos que estar vigilantes a qué tipo de preguntas estamos respondiendo. ¿Por qué los hombres occidentales de cinco países tienen hoy, en los campos de producción del conocimiento de las universidades, un conocimiento «superior» al resto del mundo? Porque ellos son los que dominan los campos de producción del conocimiento de la ciencia. Si tú haces esa pregunta no la debes ni responder. Porque si tú intentas responder a esa pregunta, te atrapas en la respuesta. Si tú dices: ¿por qué los hombres occidentales de cinco países tienen un conocimiento superior?, ya caíste en un problema, porque vas a responder de dos maneras: vas a decir que tienen coeficientes de inteligencia superiores al resto de la humanidad, y ya estás en el racismo biológico; o vas a decir que tienen una cultura superior al resto de la humanidad, y ya estás en el racismo cultural. Por tanto, esa no debe ser la pregunta a responder.

Ante ese tipo de preguntas tiene uno que dar un paso atrás y cuestionar la pregunta. Inevitablemente vas a responder de forma racista, porque la pregunta ya es racista y te empuja a las respuestas racistas. Entonces, hay que descolonizar las preguntas también. Yo formularía otro tipo de preguntas: ¿En qué momento de la historia ocurrió que hombres de cinco países occidentales monopolizaron la legitimidad y la autoridad del conocimiento a escala global? ¿Cómo pasó eso? Eso no es algo de hace miles de años, es una cosa muy reciente en la historia, eso pasó hace muy poco. ¿Ustedes creen que en la civilización china se leía lo producido en esas instituciones de educación superior? Estoy hablando de hace, que sé yo, 300 años atrás. ¿Ustedes creen que ahí se leían hombres blancos de cinco países occidentales? ¿Creen que en la civilización de los mayas se leían a los europeos? ¿Ustedes creen que hace 500 años, 600 años, se leían hombres de cinco países occidentales? ¿Ustedes creen que la civilización musulmana se estaba leyendo hombres de cinco países occidentales en las instituciones de enseñanza superior?

Estoy poniendo un nombre así para que nos entendamos. Pero eso tiene un problema, porque hay instituciones de producción del conocimiento en todas esas civilizaciones que tienen otros nombres, otros epistemes, otras pedagogías, otras formas. Los mayas tenían el calendario más preciso del planeta Tierra a la altura de 1492, con una capacidad de predicción de eclipses solares y lunares, fenómenos astronómicos impresionantes, pero no sabemos cómo llegaron a ese conocimiento. ¿Tú sabes por qué? Porque quemaron los códices. Los colonizadores vinieron aquí y los quemaron. No tenemos un rastro de cómo se llegó ahí. Eso por poner un ejemplo, hay muchos avances científicos, tecnológicos, de conocimiento filosófico, etc., que podríamos nombrar de los mayas, los aztecas, los incas y de muchas civilizaciones en el mundo. Acordémonos que en esa época la Europa de la cristiandad estaba en medio de un oscurantismo impresionante. No estoy hablando del cristianismo. Estoy hablando de la cristiandad, que es una teología de dominación a la que puedes rastrear al menos unos mil y pico de años atrás. En el Imperio romano, con las reformas de Constantino, surge la cristiandad. Y la cristiandad es una teología de dominación. ¿Para qué? Para justificar la dominación de los ricos, los poderosos, la gente que domina y explota el mundo.

El cristianismo es otra cosa. No me voy a meter ahí, pero quiero que entiendan la distinción: que no estoy hablando del cristianismo, estoy hablando de la cristiandad. Entonces, la cristiandad planteaba el dualismo hombre-naturaleza — el uso del género aquí es a propósito, estoy diciendo hombre porque decían «hombres»—, y la naturaleza para ellos era el espacio de la fuerza satánica. ¿Las fuerzas divinas estaban del lado de quién? Del emperador o del señor feudal y su séquito. Todo aquel que se opusiera a ese poder divino estaba dominado por el «mal» — porque esos eran los representantes de Dios en la tierra, el emperador o más adelante el señor feudal, el monarca, el rey, etc.—. Ese fue el caso de las mujeres en el patriarcado de la cristiandad sospechosas de estar poseídas por las fuerzas del demonio. O, por ejemplo, seres con otras espiritualidades diferentes a la cristiana eran vistos como gente que jugaba con fuerzas del demonio; a los científicos que estuvieran experimentando con la naturaleza los crucificaban o los quemaban vivos, porque eran acusados de estar jugando con las fuerzas del demonio.

La Europa de la cristiandad, desde el Imperio romano por lo menos hasta el siglo XVIII, era una Europa oscurantista.

Galileo tenía miedo a que lo quemaran en la hoguera. Lean las cartas de Galileo. Descartes también. Descartes tenía miedo a que lo fueran a quemar porque estaba poniendo la autoridad del conocimiento fuera del dios de la cristiandad, fuera de la Iglesia, lo puso en el «yo pienso», en un «yo». Esa gente andaba aterrorizada. ¿Por qué estoy hablando de esa historia? Porque mientras Europa sucumbió en un oscurantismo de ese tipo, el resto de las civilizaciones en la humanidad estaban floreciendo en términos científicos, tecnológicos, filosóficos, éticos, etc., porque no tenían el dualismo ontológico de la cristiandad entre naturaleza y hombre, tenían una visión holística, con independencia de las diferencias entre las cosmovisiones de esos pueblos y esas civilizaciones.

Gracias a esa visión holística, si usted estaba experimentando con cosas de la naturaleza y descubría algo que no conocíamos, usted era celebrado. ¿Por qué? Porque usted ha descubierto algo que es parte de la misma creación. Tienen una visión holística, es decir, la diversidad en la unicidad y la idea de que todo es parte de un uno heterogéneo, no un uno homogéneo, y ese uno heterogéneo en el caso del mundo andino es la Pachamama; en el caso de África, Ubuntu; en el caso del islam, Tauhit… Tú puedes ir a través de las civilizaciones y resulta que compartían, a pesar de las diferencias entre todas ellas, esa visión holística de que todos somos seres múltiples y diversos, y estamos coexistiendo dentro de un cosmos.

Bien, entonces, ¿qué pasa? En gran medida la modernidad es la secularización de las narrativas y las formas de dominación de la cristiandad. Se seculariza, por ejemplo, esto del dualismo hombre-naturaleza. Está secularizado en René Descartes, el mismo dualismo hombre-naturaleza, pero ya fuera de un lenguaje teológico, lo va a nombrar de otra manera, va a decir que la naturaleza es salvaje, es violenta, es el enemigo de los humanos y que hay que controlarla, dominarla, explotarla. ¿Se fijan? Es la secularización de una narrativa de la cristiandad, ahora reciclada como filosofía moderna.

Ahora piensen en eso que aparece como filosofía, ese hombre está hablando ahí de cosas filosóficas, oigan las implicaciones que tiene eso para la vida en el planeta Tierra. Toda tecnología tiene cosmología. No hay tecnología sin cosmología. Eso es otro mito moderno: hacernos creer que la tecnología es neutral, que todo depende de cómo la uses. No, no, no, perdóname. Toda tecnología que se produce tiene una cosmovisión. Y en el mundo en que estamos, en esta civilización moderna, occidental, capitalista, la cosmovisión que predomina es la cosmovisión del dualismo cartesiano, que es la secularización de las narrativas de la cristiandad. Voy a poner un ejemplo. Ese dualismo, ¿qué implicación tuvo? Que empezamos a construir en esta civilización tecnológica desde la cosmovisión del dualismo cartesiano, que significa la construcción de tecnología destructiva de la vida. Aquí hubo un giro, un cambio, un antes y un después, porque ahora tenemos la idea estúpida de que la vida humana se produce y se reproduce de manera separada de las otras formas de vida. Las otras formas de vida son como exteriores al ser humano. Lo humano queda como fuera de la naturaleza y la naturaleza como dualista, ontológicamente separada de la vida humana. Entonces, si usted piensa en esa idea estúpida, usted va a producir tecnología sin los cuidados de la reproducción de la vida, porque usted cree que puede hacer cualquier cosa con la naturaleza y que la vida humana va a seguir. Eso, porque usted la ha pensado ontológicamente separada de las otras formas de vida. ¿Se fijan para dónde vamos? Los científicos hablan de antropoceno, el momento en que los humanos entramos en los ciclos de la reproducción de la vida para destruir la vida en el planeta. Y lo sitúan en el siglo XVII, porque a esta civilización le encanta atribuirse los logros: «metimos a un hombre en la luna»… Y cuando vienen los problemas, se hacen los humanistas. Dicen: «los humanos estamos destruyendo el planeta». Pero los humanos hemos vivido en el planeta Tierra por miles de años, con montones de civilizaciones, y ninguna ha sido destructiva de la vida como esta.

Entonces, no es un problema del antropoceno, es el occidentaloceno: es la civilización moderna occidental la que está destruyendo la vida. No somos los humanos. Es una civilización moderna occidental que es una civilización de muerte, de matanza y masacre de millones de seres humanos en la expansión colonial y en la dominación neocolonial, y de matanza de otras formas de vida.

La destrucción de la vida, la destrucción de la naturaleza, que está metida ahí en las lógicas del dualismo cartesiano. Piénsenlo bien, una idea muy estúpida lo del dualismo cartesiano. Ninguna civilización tenía esa idea. Todas las civilizaciones previas, independientemente de sus diferencias, tenían visiones holísticas, no visiones dualistas. Por eso los pueblos producían la tecnología con racionalidad y atentos a la reproducción de la vida. ¿Por qué? Porque tenían una visión holística. Sabían que debían tener cuidados en la tecnología que hicieran, porque la vida depende de cómo tú te relaciones con esas otras formas de vida. Y por eso hay rituales, por eso van y piden permiso cuando van a sembrar o cuando van a hacer cualquier cosa con la naturaleza, hacen rituales, piden permiso a la Pachamama.

Eso el mundo occidental lo ve como: «mira, esa gente es primitiva, supersticiosa». Pero allí está la racionalidad de la reproducción de la vida, porque se consideran los cuidados que debes tener con la vida alrededor tuyo. Tú no puedes ir por ahí como un camión y llevarte por el medio todo, que es lo que pasa con el dualismo cartesiano, que no hay cuidado de nada.

Entonces, ¿de dónde sale todo eso? ¿Por qué los hombres de cinco países occidentales llegaron a tener ese privilegio epistémico si hace apenas unos cientos de años ninguna civilización se los tomaba en serio? Pues por una sencilla razón: porque hubo cuatro genocidios — también epistemicidios— en el largo siglo XVI que fueron constitutivos del privilegio de los hombres occidentales, sobre todo de Europa occidental.

Uno, la conquista de Al Ándalus. Para quien no sepa que es Al Ándalus, es la parte de la civilización musulmana que estaba en la península ibérica, lo que hoy llamamos España y Portugal. Otro, la conquista de los pueblos de Abya Yala, cuyo laboratorio fue Al Ándalus, porque allí se ensayaron todos los métodos de conquista: la quema de bibliotecas, la encomienda, en fin, todas esas cosas que luego pasaron para acá en realidad empezaron en la conquista de Al Ándalus. La encomienda es la limpieza étnica que hacían: iban, conquistaban el territorio, sacaban por la fuerza a los musulmanes y a los judíos, venían familias cristianas del norte a tomar la tierra y a los sobrevivientes los ponían a trabajar en la encomienda, que era un trabajo gratuito que hacían los colonizados para los colonizadores. Eso hoy le llamamos colonialismo de asentamiento o de población. Y eso lo ves desde la conquista de Al Ándalus hasta Palestina en la actualidad. Hay una fuerte correlación entre colonialismo de población y genocidio, porque el colonialismo de población lleva la lógica de la exterminación de los pueblos que se encuentran, porque la idea del colonialismo de población no es tanto explotar la mano de obra como ocupar la tierra por los colonizadores con sus familias; y eso lleva una lógica de exterminio, pues la única manera de poder ejercer ese proyecto es de manera violenta. No hay otra. Es exterminando las poblaciones que te encuentras de frente. Entonces, está la conquista Al Ándalus, la conquista de Abya Yala, la conquista de los pueblos africanos que fueron capturados para ser esclavizados en las Américas, fueron secuestrados, una industria de secuestro masivo que montaron. Y luego tienes la conquista de mujeres en Europa, que las quemaban vivas acusadas de brujas.

Y llegamos al siglo XVII, cuando Descartes dice «yo pienso», pues ¿quién era ese «yo» después de esos cuatro genocidios y epistemicidios? Ese «yo» no podía ser ni un musulmán ni un judío después de la conquista de Al Ándalus; ese «yo» no podía ser un africano después del secuestro masivo africano y la esclavización en las Américas; ese «yo» no podía ser ningún indígena del mundo después de la conquista de Abya Yala; y ese yo no podía ser ninguna mujer, ni siquiera una mujer de los cinco países después de la quema de brujas, cuando asesinaron a decenas de miles de mujeres acusadas de bruja.

¿Quién quedó con el privilegio epistémico? Si ya ningún africano, ningún musulmán, ningún judío, ningún indígena, ninguna mujer, ¿quién? El hombre occidental quedó con el privilegio epistémico, con la legitimidad en la producción de conocimiento. Y se sitúa ahora desde el ojo de Dios, desde un conocimiento no situado. «Yo pienso más allá del tiempo y el espacio», «yo pienso desde un no lugar», dice. Ahora se pone en el lugar de Dios y se convierte en un conocimiento idolátrico, fetichista, porque comienza a pensar desde un nuevo lugar, desde el ojo de Dios, etc.

Y ahí se monta todo ese proyecto que es la universidad occidentalizada, que se hace un proyecto global de dominación, de producir las élites coloniales y neocoloniales que el sistema imperialista mundial necesita. Y para eso funciona esta universidad, para generar las élites y sus técnicos, para que tú no cuestiones la violencia colonial que sigue viva. Para que tú normalices el neocolonialismo, el neoliberalismo, el racismo y el patriarcado.

Entonces, necesitamos proyectos de descolonización, de descolonización mental, económica, política, o sea, hay múltiples campos de conocimiento a descolonizar, pero, ya fuera de esas disciplinas, tiene que ser a partir de los problemas de la humanidad.

Primero, en lugar de producir conocimientos fragmentados por disciplina, vamos a producir a partir de los problemas, vamos a hacer, ¿qué sé yo?, departamentos o escuelas para pensar el problema ecológico que vive la humanidad y meterle diversidad epistémica, como lo piensan los aymaras, como lo piensan los mayas, como lo piensan los musulmanes, como lo piensan una diversidad de perspectivas críticas que abordan el problema ecológico. Y entonces tendremos una ecología de saberes con la cual podemos construir y mirar el mundo desde ahora, desde un prisma donde podamos incorporar las aportaciones de los diversos pueblos.

Ese es un problema en el que, de hecho, los pueblos originarios tienen mucho más que aportar que lo que puede aportar el mundo occidental. Porque tienen saberes ancestrales, sobre todo acerca de la relación entre la producción y la reproducción de la vida y de la naturaleza. El mundo occidental, en realidad, no ha desarrollado al planeta, sino, por el contrario, va destruyendo todo lo que puede.

Entonces, la descolonización no es una opción, es una necesidad.

¿Saben por qué no es una opción? Porque si no nos descolonizamos de todas esas formas violentas de dominación tenemos los días contados en el planeta Tierra. Tan sencillo como eso. Me he enfocado en el problema ecológico, pero hay muchos otros problemas: el problema del Estado nación — esa ficción—, el problema del racismo, el problema del patriarcado… hay muchos problemas.

Si el capitalismo es genocida es porque está organizado con la lógica racista de esa civilización moderna y occidental. Si el capitalismo es feminicida es porque está organizado con las lógicas del patriarcado de la cristiandad, que organiza el capitalismo de una manera destructiva de la vida. Si el capitalismo es ecocida es porque está organizado por la lógica dualista cartesiana de la civilización moderna occidental. Si el capitalismo es comunitaricida es porque está organizado con la lógica individualista del pensamiento liberal, eurocéntrico y occidental. Si el capitalismo es epistemicida es porque está organizado por las lógicas eurocéntricas que he explicado aquí. Hay una imbricación entre modernidad como proyecto civilizador y capitalismo.

 

abril 09, 2025

Cine Cubano en el Sindicato de Trabajadores Judiciales

Cine Cubano en el Sindicato de Trabajadores Judiciales

En el marco del ciclo de Cine Cubano y Videos Debate, el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba invita a la proyección del documental:

 “Vacaciones con Fidel”

Tristán es un periodista con profundas convicciones políticas que trabajó durante años haciendo investigación. Una vez casado y con tres hijos, acepta un trabajo mucho más remunerativo en la televisión y, poco a poco, se ve envuelto en una vida que no esperaba. Ahora tiene una casa propia y sus hijos concurren a un colegio privado. Pero un día, frente a la posibilidad de pasar las vacaciones en familia en Disney World de Orlando, decide que sus hijos conozcan Cuba y que exploren un mundo muy diferente al que conocen.

Dirección:  Tristán Noblia                                                     Duración:  72 min.

Las y los esperamos este viernes 11 de abril a las 20 hs. en el Sindicato de Trabajadores Judiciales, en calle Albarracín 1135 (casi esquina Ruiz Moreno).

Con entrada libre y gratuita.

Invita el Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba.

abril 08, 2025

Síntesis y conclusiones del Círculo de Lectura Nº 192

Síntesis y conclusiones del Círculo de Lectura Nº 192

“La Revolución cubana, 66 años después”

 El texto escrito por Dayron Roque Lazo fue tomado el 02 de enero de 2025 de “La Tizza”, una revista digital de cuba que aspira a convertirse en plataforma de pensamiento para debatir el devenir del proyecto de la revolución cubana, su relación con las prácticas políticas del día, y sus futuros posibles. En él, el autor hace un análisis sobre la actualidad política que está viviendo Cuba, producto de una prolongada guerra de múltiples aristas que, por su intensidad y permanencia en el tiempo, también ha provocado errores que son propios a la Revolución misma. Sin embargo, esta crisis debe y puede ser superada si se comprenden bien las causas que la provocan, teniendo en cuenta que es una Revolución en curso y está en pleno desarrollo, teniendo aún muchos obstáculos que vencer y objetivos por alcanzar para poder lograr toda la justicia social, y la igualdad y la libertad plena. La fortaleza del proceso revolucionario está basada en su devenir histórico de un pueblo que viene luchando desde el siglo XIX. Para ello es necesario volver a las bases aportadas por el Programa del Moncada y el documento político que representa La historia me absolverá, basados en La Batalla de Ideas propuesta por comandante en jefe Fidel Castro. Se deben mantener firmes los objetivos estratégicos de la Revolución ante los intentos en curso de restauración capitalista, teniendo en cuenta que de la suerte de la Revolución cubana también depende la suerte de las luchas de los pueblos de América Latina y el Caribe, recordando que el triunfo sobre la invasión mercenaria de Playa Girón hizo que esos pueblos fueran un poco más libres. De los conceptos básicos de Revolución que nos legara Fidel cabe destacar que, si hay que cambiar todo lo que deba ser cambiado, es necesario tener en cuenta con mucha claridad qué es lo que debe ser cambiado sin caer en el error gatopardista de querer cambiarlo todo para que finalmente nada cambie. Por último, Dayron Roque propone volver siempre al pensamiento de José Martí, quien fuera el forjador de la mística del pueblo cubano y de su cubanía: “Con todos y para el bien de todos”.

 

Durante el posterior debate se comentó de que se trata de un texto valioso por su contenido en conceptos históricos y políticos, expuestos con claridad y de forma sintética. De esta manera la Revolución cubana es una permanente forjadora de conciencias, lo que no ocurre precisamente en nuestra Argentina. Se precisó que el triunfo y la victoria revolucionaria de Cuba en el año 1959, dio lugar a futuros procesos de emancipación social en Nuestramérica inclusive de carácter plenamente socialista como por ejemplo el caso del triunfo por parte de Salvador Allende en Chile en el año 1970 convirtiéndose así en el primer presidente marxista del mundo en acceder al poder a través de elecciones generales, el triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua y la granadina con la asunción de Maurice Bishop como primer ministro de Granada, ambas en el año 1979, como así también el triunfo de la Revolución Bolivariana 1998 con la elección de Hugo Chávez en Venezuela, sin dejar de mencionar los casos de Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina. Sin embargo, como los procesos emancipatorios progresistas o revolucionarios no siempre son lineales, hubo avances y retrocesos con el posterior surgimiento de nuevos gobiernos progresistas como son los casos, por ejemplo, en Honduras y México. Se comentó también que hay en marcha mecanismos muy bien orquestados que generan un vaciamiento ideológico de la población en general, mediante el poder comunicacional de los grandes medios que ocultan los procesos favorables, provocando al mismo tiempo una colonización mental. Hay un dominio generalizado de los poderes corporativos en el mundo llamado “occidental” que son quienes imponen las políticas que solo los beneficia a ellos. Es importante poder separar a las oligarquías de las políticas como lo han hecho la Federación Rusa y recientemente también México. Se comentó acerca de la importancia de buscar una mayor justicia social al mismo tiempo en que se brindan bienes y servicios a la población, mencionando por ejemplo los nobles esfuerzos que se invierten en los programas de alfabetización. Se entendió que si bien Fidel, el comandante eterno, es irreemplazable por una sola persona, entre todas y todos se logra mantener invencible a la Revolución cubana en base a su legado y a la fortaleza dada por todo su proceso histórico. Por último, se comentó que la reciente incorporación de Cuba a los BRICS brindará una paulatina mejora en la calidad de vida de su pueblo contrarrestando lentamente los terribles efectos causados por el bloqueo de los Estados Unidos.

 

Finalmente se decidió abordar para el próximo espacio de lectura del sábado 03 de mayo un texto basado en una conferencia brindada en octubre de 2024 por Ramón Grosfogel titulado “Universidad occidentalizada y civilización capitalista: necesidad de la descolonización”.

 

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 05 de abril de 2025.

abril 04, 2025

Círculo de Lectura # 192 - Abril de 2025

 Círculo de Lectura # 192 - Abril de 2025

“La Revolución cubana, 66 años después"

Tesis sobre la actualidad y el futuro de la Revolución cubana Publicado en La Tizza, Cuba el 02 de enero de 2025

Por Dayron Roque Lazo, (La Habana, 1987). Licenciado en Periodismo. Máster en Desarrollo Social. Profesor asistente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Actualmente coordina la publicación Contexto Latinoamericano. Es periodista de la revista Alma Mater.

1.           Cuba aguanta (no es poco, y es mucho)

La Revolución arriba al 66 aniversario de su triunfo cuando el país atraviesa la peor crisis que haya vivido en los últimos 100 años. Eso es un dato. Ha sido necesario desplegar contra el pueblo cubano el más inimaginable y abarcador cerco económico, financiero, mediático, comercial, político y (algunas veces) militar para intentar liquidar la Revolución y el apoyo popular a la misma.

Los errores propios, inducidos en no poca medida por las condiciones de un país que vive en medio de una virtual guerra, sostenida durante mucho tiempo, con todas las consecuencias que ello entraña, tienen, por supuesto, responsabilidad en el actual escenario. No obstante, (hasta ahora) los planes de rendir por hambre, desesperación y miseria al pueblo cubano han fracasado. Eso, también, es un dato.

Después de aguantar medio siglo, en 2005, Fidel Castro fue el primero en darse cuenta de que lo único que habíamos hecho era eso: aguantar. No es poco; y es mucho. Las razones de esa resistencia radican, en lo esencial, en la rica historia del pueblo cubano como reservorio ético de la nación y la persistencia de una (aunque desgastada) hegemonía (aun) favorable al imaginario y realizaciones de la Revolución.

2.           La crisis de la Revolución cubana no significa su muerte (ni necesariamente su antesala)

El momento crítico que vive el país no significa, de manera ineluctable, que la Revolución cubana se haya perdido o que esté cerca de hacerlo. De manera simétrica, ello tampoco significa que esté asegurada para siempre su propia existencia y éxito.

Este es un momento de agudización extrema de las contradicciones como no se había visto desde la época de la virtual guerra civil que vivió el país entre 1959 y 1965, el cual se saldó entonces — en condiciones geopolíticas y nacionales muy distintas a las actuales — con un triunfo revolucionario.

Sin embargo, la muerte de la Revolución cubana — en los múltiples significados de la misma: el derrocamiento del mundo anterior y el proyecto y la práctica de un tipo específico de transición socialista en el Tercer Mundo latinoamericano y caribeño; la fuerza social que le es inherente y la articulación de sus consensos internos; la institucionalidad y sus desviaciones; los hechos y realizaciones concretas; los imaginarios y los símbolos; entre otras acepciones — puede ocurrir no como un hecho súbito, sino como resultado del continuo vaciamiento de esos significados, de los cuales, la reinstauración del Ancien Régime sería solo su último cuadro: se desdibuja la transición socialista como horizonte y como práctica; se pierde la fuerza social que la sostiene materialmente cuando no se reproducen los consensos y pactos esenciales que la arman; se desarticula la institucionalidad estatal y la institucionalidad revolucionaria y las desviaciones ya no sirven para profundizar en la Revolución, sino para enterrarla; pierden significado los símbolos e imaginarios mientras son sustituidos por otros, de carácter reaccionario; desaparecen los hechos y realizaciones concretas que han sido la base del bienestar material del pueblo cubano...

3.           La Revolución cubana tiene (todavía) un horizonte estratégico (para avanzar hacia él)

La resistencia es un acto revolucionario, pero no basta por sí mismo para llenar de contenido al hecho revolucionario, también es necesario un horizonte hacia el cual caminar — aunque este se aleje con cada nuevo paso—.

Antes, Liberté, Egalité, Fraternité encarnaron una perspectiva — y unas condiciones de posibilidad — que fueron abandonadas con el triunfo de sucesivas contrarrevoluciones burguesas: la fraternidad fue, quizás, su principal víctima. A pesar de — o incluso por— su propia crisis, la Revolución cubana conserva un horizonte estratégico, fruto no solo de la utopía histórica de la transformación (revolucionaria) del mundo, sino también de la comprobación de la insostenibilidad del (des)orden mundial del capitalismo y el imperialismo. Ese horizonte es estratégico, en primer lugar, porque es un impulso ético — «ese sol del mundo moral»—, y no una moralina (falsamente) revolucionaria: la libertad de «vivir sin tener (que ponernos) precio»; la igualdad en dignidad y derechos; la fraternidad (y sororidad) como necesidad para «preparar el terreno para la bondad» y llegar a ser «bondadosos con nosotros mismos». Frente a la crisis de certezas de la (pos) modernidad capitalista, la Revolución provee una manera de imaginar la sociedad y sus relaciones del cual no se puede desprender la izquierda y que ya ha ensayado sus potencialidades y desafíos en la accidentada transición socialista cubana. Ese horizonte estratégico de «alcanzar toda la justicia» continúa siendo una línea roja en los intentos en curso de restauración capitalista.

4.           Hay que terminar (de hacer) la Revolución cubana

La Revolución cubana es un hecho inconcluso: no solo por la propia etimología del concepto, sino por su condición misma de existencia. Como hecho inconcluso, hay que terminarlo. Viviendo, como vive, la más intensa crisis de su existencia, si no se supera por la izquierda, se hará por la derecha.

Hay planes en curso con ese propósito. Ello implica, en términos prácticos, revitalizar algo tan (aparentemente) lejano como el programa del Moncada hasta las sucesivas actualizaciones cuyo último impulso fue la Batalla de Ideas dirigida por el comandante en jefe, Fidel Castro. Todo lo que vaya en un sentido distinto a esa línea debe ser rechazado por contrarrevolucionario y antisocialista.

La promesa fundacional de la Revolución de «la dignidad plena del hombre» está por completarse. Hay un sector del pueblo cubano que, aun en medio de las actuales y durísimas circunstancias, a lo que aspira es a más Revolución si es que ello significa «igualdad y libertad plenas», «ser tratado y tratar a los demás como seres humanos» y hacer realidad «nuestros sueños de justicia». Por más descontento (legítimo) que acumulen, sus demandas no son menos revolucionarias que las contenidas en «La Historia me absolverá».

5.           La suerte de la Revolución cubana es (también) la suerte de las luchas de los pueblos de la América Latina y el Caribe

No hay manera de entender la historia de las luchas, las victorias y las derrotas populares en la América Latina y el Caribe de los siglos XX y XXI, desligada del hecho histórico de la Revolución cubana. No se trata solo de la profunda vocación latinoamericana y caribeña — y, por extensión, tercermundista — de la Revolución. En 1961, el triunfo sobre la invasión mercenaria en Playa Girón significó que los «pueblos de América Latina [y el Caribe] fueran un poco más libres». La permanencia de la Revolución creó las condiciones de posibilidad para el triunfo de otras experiencias (de distintos grados de profundidad revolucionaria) en el continente, tanto en tierra firme como en los archipiélagos caribeños: del triunfo del presidente Salvador Allende Gossens al de Hugo Chávez, de la victoria de la Revolución Sandinista a la de la Revolución Granadina. Una derrota de la Revolución cubana implicaría también la derrota de los pueblos en lucha y resistencia de nuestro continente. La Revolución cubana ha sido como ha podido ser, y renunciar a defenderla por cuidar intereses nacionales no solo resultará en el abandono al pueblo cubano sino en el abandono, en diferido, a los pueblos que dicen proteger con el aparente alejamiento de la Revolución cubana.

6.           Fidel es Fidel (y nadie podrá sustituirlo cuando ya no está)

El comandante en jefe de la Revolución cubana es uno solo: Fidel Castro. Eso lo sabemos bien. Fidel tuvo el privilegio — y como él mismo reconoció en su día, también la suerte — de conducir el camino en medio del fuego intenso del asedio estadounidense, la traición de los dirigentes de un socialismo realmente (in)existente y las múltiples crisis del mundo globalizado y neoliberal, hostil a cualquier proyecto alternativo.

El siglo XX de la descolonización, de la dignidad recuperada del Tercer Mundo, de las luchas antimperialistas, no puede entenderse sin él.

Como dijo José Martí sobre Simón Bolívar, «los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz». No podemos ser Fidel; no habría nada más antifidelista que decir eso: necesitaríamos dormir y comer tan poco como él; hablar (y pensar, y hacer y mantener la coherencia entre lo que se piensa, se habla y se dice) tanto y durante tanto tiempo como él; dominar tantas y tantas cosas como él; correr tan deprisa y tan angustiosamente como él y soportar, como él, todos los sacrificios personales. Pero podemos hacer otras cosas:

Así como un día Fidel se rebeló contra las oligarquías y los dogmas revolucionarios; las revolucionarias de este siglo debemos rebelarnos contra cualquier intento que nos invite, en nombre de Fidel, a ser cómplices del imperialismo o de la restauración del capitalismo o que nos llame a petrificar el concepto de Revolución (solo porque está inscrito en el monolito que guarda sus restos). Queda aún la enorme tarea de construir una Cuba revolucionaria sin (su) tutela fundacional.

7.           (Sí), hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado (pero solo eso no hace la Revolución)

Será porque es el segundo elemento de la definición o porque es el más fácilmente manipulable, pero «cambiar todo lo que debe ser cambiado» se ha convertido en la excusa perfecta tanto para los oportunistas de siempre — por aquello de «cambiar todo»—, para los gatopardistas de turno — «cambiar[lo] todo» para que nada cambie— , como para los inmovilistas de toda la vida — no hagamos nada mientras respondemos a la pregunta de ¿qué es lo «que debe ser cambiado»?—. La Revolución es «cambiar todo lo que debe ser cambiado», pero no hacia la nada, cual salto al vacío o sin consciencia alguna de las finalidades y los contenidos de lo que se cambia.

Cambiar no significa, por sí mismo, hacer la Revolución y, llegados a un punto, hacer la Revolución significará «echar el freno de mano de la historia». Lo que distingue el cambio revolucionario del cambio reaccionario es que el primero se provoca, se induce como condición de la existencia misma de la Revolución (no de su reverso). Cambiar, en Revolución, significa «correr el límite de lo posible».

8.           «Aspiramos (pero con nuestra acción, no con nuestras narices)» al poder (todo el poder)

Reivindicamos, desde la experiencia de la Revolución cubana, el derecho legítimo a cambiar el mundo y tomar — y, en el caso cubano, mantener y defender— el poder. La mejor condición de posibilidad de hacer cambios revolucionarios es tener y mantener un (fuerte) poder revolucionario que sea garante de esos cambios. La historia de la Revolución cubana demuestra que el poder es más revolucionario en la medida en que es más popular: que socializa más la deliberación, la toma de decisiones, el control popular y fortalece el vínculo entre el liderazgo y el pueblo. También entiende que no debe confundirse autoritarismo con la autoridad necesaria para el ejercicio del poder, ni ser este concebido como «un pedazo de salchichón». Una revolución vale lo que sabe defenderse.

9.           «Es hora de volver a hacer el viaje a la semilla de José Martí»

El triunfo de la Revolución cubana, en enero de 1959, no fue el espectáculo de un rayo que tocó tierra en medio de una tarde soleada y despejada. Fue el resultado de la incubación de fuerzas extraordinarias arrastradas por el magma de la historia de la nación y la nacionalidad cubanas. Puede no ser rigurosamente histórico determinar la existencia de «una sola Revolución», pero sí es un hecho de evidencias políticas la línea que une las primeras ansias cubanas de patria y libertad con la resistencia épica de los tiempos actuales.

La Revolución cubana vive momentos de peligro como nunca antes y la clave, como hace más de 130 años, es «colocar al centro de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: ¡Con todos y para el bien de todos!».

marzo 02, 2025

Síntesis y conclusiones del Círculo de Lectura Nº 191

 Síntesis y conclusiones del Círculo de Lectura Nº 191

“Fidel, la alfabetización y la lluvia”

Un texto tomado de Cubadebate el 22 de diciembre de 2024 escrito por Katiuska Blanco, periodista cubana, autora del libro "Fidel Castro Ruz Guerrillero del Tiempo" y “Todo el tiempo de los cedros”, entre otros, se ha dedicado a investigar y profundizar sobre la vida del líder histórico de la Revolución Cubana. Katiuska vincula en su relato la íntima conexión entre Fidel y su pensamiento ante la necesidad de la educación de los pueblos. Una educación transformadora comprometida con la comprensión de las condiciones en que se vive para poder emprender la lucha necesaria para lograr la justicia social. Decía Fidel que “sin cultura no hay libertad posible”. Hasta el triunfo de la Revolución antes del año 1959, en las escuelas se enseñaba la geografía solo desde el aspecto material referido a la naturaleza y sus características, sin tener en cuenta en lo más mínimo el aspecto de la sociedad humana. La campaña de alfabetización emprendida en Cuba a comienzos de la Revolución, y como parte de ella, representa un ejemplo del carácter altruista de los alfabetizadores que con todo el entusiasmo se internaron en la vasta geografía de la isla para lograr el objetivo de declararla como territorio libre de analfabetismo. Simultáneamente se inició también la lucha para lograr la necesaria justicia social, sin la cual no se puede aplicar adecuadamente los frutos de la educación. Fidel decía que el futuro de la patria debía ser un futuro de hombres de ciencia y de pensamiento.  En su última Reflexión, escrita el 12 de agosto de 2016, Fidel decía que: “mañana cumpliré 90 años” y hace una breve descripción del transcurrir de su vida desde su inicio en la finca de sus padres en Birán, donde él pudo percibir las necesidades de su pueblo ante la falta de una adecuada educación y sus condiciones de vida impuesta por el régimen colonial sometida a los intereses capitalistas de los Estados Unidos. Manifiesta un profundo agradecimiento a todos quienes le brindaron sus primeros conocimientos y la posibilidad de emprender sus estudios, primero con su maestra en Birán y luego en el Colegio La Salle de orientación cristiana en Santiago de Cuba, para luego iniciar sus estudios universitarios en La Habana. Fidel fue un maestro. Decía que al pueblo no le vamos a decir: cree; le vamos a decir: lee. De Martí tomó los valores de la educación como una herramienta de emancipación social y la formación del pensamiento propio, del pensamiento crítico. 

Durante el posterior debate se entendió que la lucha por la educación debe ser acompañada al mismo tiempo con la lucha por la justicia social. En Cuba ese proceso se inició el 26 de julio de 1953 con el asalto al Cuartel Moncada considerado como el motor chico que ayudó a poner en marcha al motor grande que concluyó con el triunfo de la Revolución Victoriosa del 1° de enero de 1959, para recién luego dar inicio a la campaña de alfabetización a lo largo de todo el año 1961 declarando el 22 de diciembre a Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo. Solo con justicia social se pueden aplicar los frutos de la educación. Una educación, que además tenga un carácter transformador con el objetivo de lograr la emancipación social. Para ello se debe enseñar a pensar de manera crítica para que la educación no sea un proceso de acumulación de conocimientos, sino al mismo tiempo una herramienta de pensamiento propio para el desarrollo social.

Finalmente se decidió abordar para el próximo espacio de lectura del sábado 5 de abril un texto de Dayron Roque Lazo, “La Revolución cubana, 66 años después”.

Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 01 de marzo de 2025.