Síntesis, conclusiones y devoluciones del Taller de Lectura Nº 152
El 25 de marzo de
1895, el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, José Martí, y el General
en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, firmaron en la localidad de
Montecristi, República Dominicana, el documento titulado “El Partido
Revolucionario Cubano a Cuba”, conocido como “Manifiesto de Montecristi”. Redactado por Martí, el escrito
exponía ante el pueblo cubano y el mundo las causas por las cuales un mes antes
los cubanos se habían levantado en armas.
El texto
programático reiteraba la concepción martiana de “guerra de pensamiento”,
entendida no como tentativa caprichosa de grupos, camarillas o personalidades.
La experiencia de las contiendas libertadoras pasadas y de la historia del
movimiento independentista en “nuestra América”, le llevó a la convicción de la
necesidad de alejarse del espíritu nefasto de quienes procuraran fundar una
república como las “feudales o teóricas” de América Latina que habían cometido
el “error de ajustar sus realidades a los moldes extranjeros ajenos”.
El ideólogo de la
Revolución ratificaba que se trataba de una nueva etapa de lucha que superara
“la época de acomodo, ya vencida, entre los componentes heterogéneos de la
nación cubana”. Entre las declaraciones de principio se encontraba la noción de
“guerra sin odios”. La contienda armada no era contra el español, sino contra
el colonialismo peninsular: “los cubanos empezamos la guerra, y los cubanos y
los españoles la terminaremos”. Tampoco era una “guerra de razas” como la
mostraba la propaganda pro española: “solo los que odian al negro ven en el
negro odio”.
El Manifiesto
concluía con una declaratoria de evidente signo latinoamericanista y
antiimperialista, al precisar los objetivos internacionales de la guerra
necesaria: “La guerra de independencia de Cuba, nudo del haz de islas donde se
ha de cruzar, en el plazo de pocos años, el comercio de los continentes, es
suceso de gran alcance humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de
las Antillas presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas y al
equilibrio aún vacilante del mundo”.
Tres días después
de redactado el Manifiesto, Martí envió a Nueva York instrucciones precisas
relacionadas con su distribución. El Manifiesto, impreso en diez mil ejemplares
o más, debía ser enviado a la prensa y a los gobiernos latinoamericanos. Y en
cuanto a su distribución en Cuba, se requería que llegara principalmente a
manos de los españoles. Toda una obra de pensamiento signada por la unidad, la
ética y la defensa de los principios revolucionarios.
En el transcurso del posterior debate, se destacó la actual vigencia del contenido de éste texto, en lo que respecta a la necesaria soberanía e independencia que nuestros países deben lograr para dejar de estar sometidos al neoliberalismo y económicamente amarrados al fondo monetario internacional y políticamente al imperialismo de la dictadura del capital. También se reconoció, que todo proceso revolucionario, para poder ser llevado con éxito al triunfo, necesita de un programa claro y estratégicamente bien elaborado. Se debatió acerca de la analogía en términos políticos de éste Manifiesto con el alegato de Fidel Castro durante el juicio por el asalto del Cuartel Moncada conocido como “La historia me absolverá”, que contenía el programa de gobierno a llevarse a cabo al triunfo de la Revolución. Lo que definitivamente se logró y con creces en los primeros años de gobierno en Cuba después del 1° de enero de 1959. También se reconoció como acertada la propuesta de José Martí en la creación del Partido Revolucionario Cubano como único espacio de concentración de pensamientos y debates para poder garantizar que lo que él llamó la “Guerra Necesaria”, se llevara a cabo en el menor tiempo posible, con el menor derramamiento de sangre y con la máxima eficacia. Una guerra sin odios de raza, sin odios al negro y sin odios el español. Se trataba de lograr la independencia de la corona española en un proceso que Martí llamo “Revolucionario” ya que al triunfo de la guerra se construirá una República en Cuba, como él decía “con todos y para el bien de todos”. También se valoró su claridad estadística al recordar la carta que le escribió a su amigo Manuel Mercado donde le decía que ésta guerra es para "...impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América".
Finalmente se acordó hacer nuestro próximo Taller de Lectura el día sábado 8 de enero de 2022, ya que el primer sábado justo cae el 1° de enero, día festivo y conmemorativo del 63 aniversario del triunfo de la Revolución victoriosa. También se acordó abordar el texto “La vacuna cubana podría terminar salvando millones de vidas” por el escritor y periodista Branko Marcetic.
Grupo Bariloche de Solidaridad con Cuba, 04 de
diciembre de 2021
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